domingo, 24 de febrero de 2013

Capítulo 1. Sin Salida.

      *~*~*

¿Es la primera vez que entras a mi blog? Con amabilidad te sugiero que leas las advertencias del blog, como también las secciones de: ¿Quién Soy? y ¡Entérate!; con la finalidad de evitar malos entendidos.

Una vez hayas hecho eso o si ya has entrado antes y gustas de leer de mis fanfics, no tengo nada más que decir que: ¡A leer! 
Gracias por entrar y leer, espero puedan disfrutarlo.
   
        *~*~*






     –Estoy en casa– dijo, avisando su llegada al lugar donde residía y al no escuchar una respuesta inmediata se sintió extrañado, observó con curiosidad el interior de su domicilio. Para descubrir a que se debía tal silencio, caminó hasta adentrarse más, curioseando hasta escuchar algo que no le agradó en lo más mínimo.

     –Junsu, jajajaja, ba-basta– suplicaba entre risas Changmin, un niño de trece años, de cabello un poco largo de color castaño claro.

     –Te lo mereces– sentenció Junsu, el mejor y casi único amigo del otro chico, quien era tan solo un año mayor que Changmin.

     Yunho, quien había esperado ser recibido por Changmin, comenzó a sentirse muy molesto. Se quedó frente a la puerta para escuchar lo que ocurría dentro de la habitación y cada cosa que iba oyendo, cada risa y relajo por parte de ambos chiquillos, iba irritándolo más y más. Luego de unos minutos de bullicio, se abrió paso el silencio, cosa que efectivamente alertó al hombre de veintisiete años, quien estaba espiándolos. El mayor abrió con sumo cuidado la puerta para descubrir que ocurría y logró escuchar al otro chico que no era Changmin, hablar desde su teléfono móvil.

     –Sí mamá, está bien– la llamada acabó y Junsu, como conocía al otro muchachito se dirigió a Changmin –Debo irme, mi mamá necesita que me quede con mi hermano–.

     –Oh, está bien entonces, nos veremos mañana en clases– comentó con una tonada sombría en su voz. Su amiguito pudo percatarse de eso, más no comentó nada al respecto.

     Ambos se levantaron de la cama, donde habían estado todo el rato y se acercaron a la puerta entre abierta. Junsu, quien iba delante al otro, tomó la perilla de la puerta y la abrió por completo, saliendo por ésta con mucha confianza, pero se detuvo de golpe al chocar con algo o alguien, como lo era en ése caso. Changmin iba detrás de su invitado y al éste detenerse abruptamente, el niño chocó con el mismo y se propinó un buen golpecito en su nariz. Al sentir eso, el chico de cabellos castaño claro levantó su vista para saber porqué su amigo se había detenido de esa forma. Lo que no se esperó en un millón de años era ver a Yunho allí; su mundo giró y estaba en problemas.

     –¡Hyung…!– susurró impresionado.

     –¡Hola sr. Yunho!– saludó alegremente Junsu.

     –Hola Junsu– contestó tajante y cortante, importándole muy poco si el intruso lo notaba o no, que a quien mientras saludó, su mirada se mantuvo fija en Changmin, un asustado Changmin.

     –Hyung… v-volviste antes…– Changmin mantenía su voz en susurros.

     –Sí, regresé antes– afirmó, lo que Yunho buscaba era hacerle saber que no estaba feliz, pero ya el pequeño lo tenía más que claro. El visitante sintió el aura tensa, pero no sabía por qué, ¿sería su presencia un estorbo? No lo sabía, pero era mejor si salía de allí lo antes posible. No quería causarle problemas a su amigo.

     –Minnie, ábreme la puerta, ya debo irme– él cuerpo de Changmin tembló al ver como una ceja del mayor se curvó hacia arriba en el momento que Junsu moduló el apelativo de “Minnie”.

     –Ehh… sí…–ambos pasaron a un lado del aparente enojado dueño del recinto y el cuerpo de Changmin se estremeció al dejarlo atrás. El mayor giró sobre su mismo eje volteando para seguirlos con la mirada, decidió caminar lentamente hasta quedar en la sala, y de brazos cruzados recostó sus caderas a uno de los hermosos sillones en tonalidades ocre, marrón y negro, mientras esperaba por el regreso del niño.

     Changmin comenzó a temer por su vida, Yunho cuando se enfadaba era digno de temer. Él lo había comprobado al ser testigo de sus golpes y abusos, podía dejarlo en límites muy cercanos a la muerte.

     Se suponía que hoy regresaría a las seis treinta de la tarde y apenas eran las dos con cuarenta minutos de la tarde, sí, en su camino a la salida se fijó en el reloj. No es que él hubiera hecho cosas malas con Junsu, sino que Yunho tendía a ser muy celoso con él, era posesivo y cuando su furia se desataba, era agresivo. Antes lo dije, era digno de temer y el pequeño Changmin, estaba aterrado en ése momento.

     Tratando de conseguir una excusa que lo salvara de muchos posibles dolores y moretones, suspiró profundamente y decidió regresar a donde había estado unos instantes antes, no debía hacer esperar más a su “hermano mayor”. Él no había hecho nada malo pero ¿cómo hacer que ése hombre entendiera éso? Normalmente  antes de llevar a casa a un amigo, pedía la autorización de su hyung, pero esta vez Junsu había llegado de improvisto y de verdad deseó decirle que se fuera pero ¿qué razón iba a decirle? “Debes irte porque mi hermano que en realidad no es mi hermano se molestará gracias a sus celos y podría golpearme” No podía decirle eso, además de que no sabía mentir y por otro lado, Yunho llegaría a las seis treinta de la tarde, no a las dos cuarenta.

     –¿Cómo estuvo tu día?– preguntó cuando lo vio en ésa posición de brazos cruzados e intentó evadir la situación y aligerar el ambiente. Perfectamente sabía que estaba molesto, fúrico tal vez, por haberle encontrado a solas con su amigo en la casa. El moreno mayor que tenía el cabello más corto sabía que su acompañante estaba consciente de cómo éste sentía, quien conocía muy bien a su presa y en éste juego, Yunho era el cazador –¿Comiste? No te guardé almuerzo porque creí que llegarías más tarde, pero puedo hacerte algo rápido y delicioso– sugirió acercándose sigilosamente al silente mayor.

     La voz de Changmin lo delataba como asustado y a leguas se notaba que trataba de evadir lo que para el otro, alto de porte elegante, era obvio; pero que no era la verdadera situación. El pequeño de cabellos más largos no estaba haciendo cosas inapropiadas, pero ése hombre, ésa bestia, como el menor suele llamarlo para sus adentros, era una persona de mente cerrada cuando del niño se trataba.

     La verdad era que Yunho quería ver hasta qué punto el chico iba a evitar darle una explicación o al menos dirigirle una mirada a la cara, una que le permitiera sostenerla al momento de respondérsela y no mirar alrededor de la casa.

     –Ya comí, Minnie– Changmin se supo cazado y listo a morir. Sabía que era el tiempo de hablar o callar para siempre, porque luego de esto, no habría otra oportunidad.

     –Y-yunho, n-no cre-creas que…– Yunho comenzó a bajar los brazos lentamente –…ése 'Minnie' significa a-algo. ¡También me sorprendí cuando lo escuché llamarme así!– estaba hablando rápido.

      –Oh, pero si yo no he dicho absolutamente nada al respecto, Minnie– otra vez Yunho usaba un tono muy raro al pronunciar el apodo.

     –S-sí es a-así… ¿Por qué sigues h-hablando de manera e-extraña?– logró preguntar, comenzaba a sentir su estómago en su garganta, sabía que cuando el más alto hablaba de esa forma rara, algo malo se avecinaba.

     –Oh… ¿estoy hablando de manera extraña?– inquirió con ése mismo tono que no significaba nada bueno. La bestia comenzó a caminar lentamente hacia el menor, el pequeño por inercia comenzó a retroceder –Estoy hablando de manera normal, Minnie, tal cual hablaría alguien enojado– el emisor no tenía tapujos, no por nada era su verdugo.

     –¿P-por qué… estás en-nojado, Y-yunho?– eso definitivamente lo sacó de los pocos sentidos que estuvo conservando, odiaba que el castaño no le dijera la verdad, porque era el nombrado en la pregunta quien mandaba ahí y le debía respeto, para el cazador de esta historia era necesario que su presa le dijera todo y absolutamente todo, para él, era el mayor símbolo de lealtad y como dominante, el saber que el niño intentaba ignorar lo que ya ambos sabían, era traición y eso merecía un castigo.

     –¡Todavía tienes el descaro de preguntarme “¿por qué?”!– preguntó con furia, para ése momento el niño de trece años se encontraba acorralado contra la pared con la bestia fúrica muy cerca de él, amenazante.

     –Lo sient…– una abofeteada calló sus palabras, tal fue el golpe que volteó la cara del menor hacia un lado, ya no había salida.

     La verdad era que para Changmin no hubo nunca una salida y quizás no la habría jamás, estaba destinado a ser un prisionero, el prisionero de la bestia. Una bestia despiadada que se había encargado de hacerle madurar a pasos grandes, robándole la inocencia que pudo haber tenido algún día; misma bestia que arremetía contra él con fiereza cada que así lo deseaba, convirtiendo la vida del más pequeño en algo tan miserable; la miseria de la vida era así. Por decisión propia, una inocente y esperanzada decisión que creyó lo sacaría de la miseria, por salvar la vida de su hermano menor y la suya propia, cayó en una miseria más dolorosa, más penosa y llena de vergüenza. Todo por una inocente decisión.

     Sentía lástima de sí mismo y a eso estaba destinado.

     –¿Qué sientes? ¡¿uh?!, ¿traicionarme al no serme fiel como tu dueño e ir y revolcarte con ése mocoso o romper tu lealtad de decirme siempre la verdad?– Yunho amaba ser cruel con ése niño. Quien abrió sus ojos al escuchar tales palabras, “revolcarse”, él nunca haría semejante cosa.

     No era cruel por hacerle daño, es sólo que hacer eso le producía placer en muchos aspectos. Odiaba que el prisionero le desobedeciera y usaba eso como una excusa perfecta para hacerle siempre recordar su posición, Changmin era un recogido y Yunho nunca desaprovechaba la oportunidad de hacérselo entender, cosa que el menor tenía presente todos los horrorosos días de su vida. Cuando el adulto estaba enojado, era cuando usaba las palabras más crueles –No te olvides Changmin, que tú no eres nadie. Es gracias a mí, que puedes disfrutar de una de las mejores vidas– ¿cómo podía llamar vida a eso? ¡Prefería morir!... y el corazón le dolía ¿por qué siempre decía cosas así?

     –Yunho… te prometo que de verdad no hicimos nada– Yunho tomó fuertemente la barbilla del niño asustado, ejerciendo mucha presión con la intensión de lastimarlo y giró su cara con la misma brusquedad para verle completamente, su carita estaba empapada en lágrimas.

     –Júralo por tu hermano menor– abrió los ojos de golpe, impresionado tal vez, mientras más lágrimas salían de esos ojos marrones oscuros. ¿Por qué usar a su hermano menor en ese momento?

     –Yo…– el agarre se hizo más fuerte.

     –¡Júralo!– seguía exigiendo, mientras sonreía levemente con cinismo. Que bien se sentía saberse dueño de aquello que te producía mucho éxtasis y placer, el más delicioso de la vida –Contaré hasta tres, Minnie– y eso era una advertencia y más que eso, una condena. El cazador conocía al chico y sabía que su hermano menor era su punto débil. Estaba consciente de que no juraría en nombre de él aunque dijera la verdad –Uno…–.
                                                                                                                                                                                                                                                                                      
     –Por favor…Y-yunho… no…– suplicó el menor aún sabiendo que sería en vano, llevando una de sus manitas al antebrazo del mayor, quien aún tenía su mano en la quijada de Changmin. 

       –Dos…–.

     –No…– suplicó de nuevo, con ojos llorosos, no quería más de lo que sabía le pasaría si él pronunciaba el…

   –Tres– con furia Yunho lo atacó empujándolo para que se golpeara fuertemente con la pared, el menor cerró los ojos con fuerza y dejó escapar un gemido lastimero al sentir su espalda chocar con el cemento del muro. Changmin dejó fluir unos cuantos sollozos, quiso evitarlo pero estaba aterrado y adolorido. Quería que la pesadilla acabara, el alto lo golpeó una vez más en la mejilla con su puño cerrado, volteándole la cara. El muchachito se tapó con ambas manos la cara y el hombre despiadado en su infinita maldad llevó una de sus manos a la cabeza del chico y lo tomó fuertemente del cabello, halándolo hasta que estuvo satisfecho para luego lanzarlo al piso, para que callera a él; lo humillaría, ése sería su castigo.

     De nueva cuenta, Changmin se quejó al caer al piso, no hubo nada que amortiguara la caída y su brazo izquierdo recibió el daño mayor al llegar hasta abajo, fue su brazo lo que soportó el peso de su cuerpo y al verse desequilibrado, sin poder evitarlo, su cara también se golpeó con la losa del piso, ésa era su vida, “una de las mejores”, como Yunho lo había llamado. El niño había llegado hacía mucho tiempo a la deducción de que prefería vivir en la calle, pero su hermanito lo valía, era lo único que tenía y por él lo soportaría todo. Se estaba esforzando en todo lo que hacía, en especial por estudiar, ya que su "hyung" como lo llamaba ante todos, le permitía estudiar. Un día muy cruelmente le dijo “no quiero un juguete analfabeta”, desde entonces le pagó clases con tutores privados hasta que estuvo al nivel donde un niño de su edad estaría y comenzó a ir normalmente a clases en un colegio. 

     Changmin pensó entonces que si estudiaba mucho y se graduaba, podría ser él quien se hiciera cargo de su hermano menor y así salir de las garras de Yunho, era un niño inteligente, pero eran más sus ganas de hacerlo bien lo que lo llevó a ser ahora casi un niño superdotado y era casi hasta increíble.

     Changmin vio como ése hombre malévolo se acercaba a él, Yunho se agachó para quedar más cerca del niño, quien lo miraba con ojos suplicantes y sumisos –Te lo advertí, Changmin–.

     –Por favor… Yunho… no–.

      ¿Qué cosa tan mala había hecho para merecer todo eso? ¡Debía ser fuerte, su hermano menor lo era todo para él, debía resistir!

     Muchas veces pensó en quitarse la vida, cortó su piel buscando por la vena más efectiva para morir desangrado lo antes posible, pero pensar en su hermanito fue su “alto” y justo en ése momento Yunho llegó. Quien tuvo un mal día y encontrar a su pertenencia más preciada en ésas andanzas, sólo hizo empeorar la situación y con seguridad, su mal genio, haciendo al niño desear no volver a hacerlo; nunca más por su mente pasó la idea de suicidarse. No pudo levantarse en tres días seguidos y aunque Yunho no se mostró arrepentido por el estado en el cual había dejado a Changmin, al menos cuidó de sus heridas y lo trató con más cariño. Ése fue el día que Changmin definitivamente decidió que prefería vivir en la calle.

     –Espero que te sirva de lección– dijo con voz cruel, untando con delicadeza con uno de sus dedos, una crema para calmar el dolor en uno de los hematomas provocados por él mismo, al niño. El niño quien estuvo observando sus acciones y cada uno de sus movimientos, bajó el rostro y desvió la mirada, la triste mirada que siempre lo acompañaba.

      –Lo siento.. y-yo… n-no lo haré de nuevo…– susurró, aún con la vista fijada en algún punto invisible de la habitación, conteniendo las ganas de llorar.

     –Me alegra oír eso, la próxima vez no serás tú, será tu hermano menor– el muchachito volteó su carita con rapidez para mirar al mayor con sus ojos atiborrados de lágrimas e impresión, con terror grabado en ellos también.

     –¡No Yunho-sshi, por favor, no!– suplicó al instante, el agresor del niño ni se inmutó a su suplica y siguió con lo que hacía, cuando hubo finalizada toda actividad en ése momento, guió sus fríos y obscuros ojos en dirección a la vista de Changmin.

     –Entonces no intentes otra idiotez como ésta– y lentamente acercó su rostro al del infante y mientras plasmaba un suave beso en sus labios, iba empujando lentamente y con sumo cuidado el cuerpo del niño, hasta dejarlo recostado en la amplia cama.

      Yunho dio la señal de que quería ir más allá y degustar de su cavidad bucal, Changmin simplemente se dejó, se dejó guiar por la lengua de su verdugo, era normal, Yunho siempre lo besaba así; cuando éste se cansó, se separó del menor y depositó un dulce beso en su frentecita, lo miró a los ojos, mirada que el herido respondió sin chistar, el mayor sonrió y susurró –Te amo… descansa– el corazón del chiquillo se oprimió. Odiaba que le dijera eso, porque era mentira. Yunho salió y lo dejó solo. Nadie que amara podía hacer esas cosas. Incluso un niño como él, sabía lo que era amar. AMABA A SU HERMANO, pero ¿Yunho? Su alma solo tenía ambiciones, egoístas ambiciones.

      Yunho lo tomó nuevamente del cabello y lo subió hasta la altura de su cara y alojó en los labios del niño un beso suave y a continuación, con su lengua, de la forma más lujuriosa lamió una de las lágrimas que iban cuesta bajo en la mejilla del moreno menor. Changmin cerró sus ojos con fuerza al sentir el frío de la lengua recorrer su mejilla izquierda, era asqueroso. Le dolía, le dolía cada golpe en su cuerpo y en su alma.

      Para Yunho era otra situación, el disfrutaba de todo, ¿cuán placentero era para él? Ni él mismo sabría explicarlo. Pero tuvo una idea, la mejor quizás, según él. Se levantó e incitó al menor al levantarse también, quien con dificultad lo logró hasta quedar frente a él, cabizbajo. Tomó al niño lloroso de la mano y lo llevó consigo hasta quedar frente a la puerta de la habitación “principal”.

     La realidad es que Yunho y Changmin compartían habitación, como parejas. Pero Yunho le había dicho que si se lo ganaba, le daría una habitación solo para él, su intención era evitar que las personas notasen algo no debían notar, pero que después de todo, era verdad.

     Un hombre de veintisiete años, teniendo una vida sexual con un niño era un delito y por ello decían que eran hermanos, además, tampoco se vería muy bien que un hermano mayor durmiera mucho con su hermano menor –Entra– ordenó de manera cortante, el corazón del de cabellos castaño claro dio un vuelco y comenzó a latir fuertemente, no quería que pasara lo que estaba a punto de pasar. Caminó lentamente hasta estar dentro de ella –Sube a la cama– ordenó el mayor, mientras cerró la puerta. Changmin dudó. Sabía que de todos modos terminaría dentro de la espaciosa cama siendo víctima de todos y cada uno de los deseos, como también, fantasías de ésa bestia que el destino se había encargado de ponerle en la vida. Jung Yunho tenía una mente muy sádica, nadie se imaginaría lo que un hombre como él hacía con “su hermano menor” –¿No entendiste lo que dije? ¡Sube a la cama, ahora mismo!– empujó desde la espalda al niño.

     El niño cayó de improvisto sobre la cama boca abajo y sintió como esas manos fuertes y peligrosas lo giraron sin piedad hasta quedar cara a cara, la bestia tomó con una de sus manos las dos manos del prisionero y las posó por sobre la cabeza del mismo, dejándole una mejor vista del tronco. Sonrió macabramente, Yunho estaba mal de la cabeza, su sadismo no tenía comparación con nada. Changmin tenía parte de su cuerpo sobre la cama y desde las caderas hasta los pies, estaban fuera de la cama.

     Yunho tomó de la barbilla al niño para que lo mirara, hasta entonces, el muchachito había tenido la cabeza girada hacia un lado con los ojos fuertemente presionados, queriendo huir de la realidad, sin querer ver la verdad. ¡No quería ya más nada de eso!

     Odiaba que no lo mirara a la cara cuando practicaba toda esa clase de torturas al niño –Changmin, sabes perfectamente que odio que no me mires a la cara cuando tenemos sexo– las lágrimas del menor se deslizaban sin remedio al escuchar la afirmación del mayor, porque sí, lo sabía. Yunho se encargaba de recordárselo cada vez que tenían "sexo", la realidad era que casi siempre lo violaba. Muy pocas veces Yunho le había hecho sentir eso que todos dicen “se siente bien cuando lo haces”. Pero lo más cruel es que él no quería mirarlo a la cara, era humillante.

     –Sí…– susurró sumiso y con la voz entrecortada. Su pecho subía y bajaba a causa del llanto. Abrió los ojos y se encontró con la mirada seria de su hyung, quien unos segundos después sonrió complacido.

     Comenzó a besar lenta y pausadamente el cuello del pequeño mientras que llevó su mano libre hasta debajo de la camisa celeste que el niño llevaba puesta ése día, toqueteando y jugando con los puntos débiles de Changmin. A ésa edad, sus hormonas revoloteaban, pero el menor siempre se negaba así mismo a dejar fluir en su cuerpo esas sensaciones, impidiendo disfrutar de la dicha del mayor, pero Yunho conocía a la perfección el cuerpo del niño y sabía que le hacía sentir cosas, provocaba reacciones en él cuando tocada en el lugar indicado. Changmin se sentía sucio cada que Yunho lo tocaba así y su cuerpo respondía, era lo más horrible que podía ocurrirle, esas sensaciones que él se obligaba a no sentir.

     Los labios de Yunho lo tomaron por sorpresa y esta vez fueron bruscos, el niño respondió por obligación a esa furia desatada; luego de un momento, Yunho se detuvo abruptamente para echar un vistazo y corroborar que el infante lo estuviese viendo. Para su excite, sí, lo estaba observando, pero lo que más lo llenó de placer fue ver su rostro sonrojado. Sabía que Changmin sentía vergüenza, pero aun así, quiso afianzar e incrustar más ése color en sus mejillas. Quitó la camisa y la llevó hasta dejarla en los brazos del menor, brazos que aún estaban como estatuas sobre la cabeza del pequeño, de esa manera evitaría que éste intentara bajar los brazos, no quería ningún estorbo.

     Descaradamente comenzó a pellizcar las tetillas del chico, eso era algo que excitaba al niño que se rehusaba a aceptarlo y aunque al mayor a veces le molestara siempre le daba más placer.

     –¿Sabes Minnie?...–  comentó mientras seguía en su labor, el nombrado lo miró, su cuerpo respingaba debido a todas aquellas olas de sensaciones, su cuerpo dolía, su corazón dolía, pero lo que más le dolía era su orgullo. No quería demostrar que ese malvado hombre hacía reaccionar así a su cuerpo, siempre tocando en el lugar exacto. Aún siendo un niño, tenía orgullo y dignidad o intentaba convencerse de ello. Odiaba a ese hombre, lo odiaba con toda su alma –…amo verte sufrir así…– dijo susurrando, con voz entre cortada a causa del placer –me excita…, se siente tan bien verte así, me vuelves loco– y rió bajito pero con descaro ante la cara del menor –Se siente bien, ¿verdad?– quería hacerle entender que solo él podía tocarlo.

     –…– Changmin no respondió, aún mirando al mayor quien sonrió ante su mutismo, su Changmin.

     –No importa que no lo admitas, tu cuerpo responde por ti Changmin cerró los ojos rápidamente al escuchar esa oración, estaba tan avergonzado, quería huir. Sus ojos hinchados y rojizos de tanto llorar –¡Abre tus ojos Changmin!– ordenó en tono serio y así lo cumplió, nuevas lágrimas aparecían.

     Yunho supo que era el momento, se alejó del menor para comenzar a despojarse de su ropa y el lloroso sintió el horror, el verdadero horror venía a él.

     –¿Cuándo fue la última vez que lo hicimos así?– preguntó cínicamente, el niño no respondió nada, ¿qué demonios diría? –No importa… lo disfrutaremos, ¿verdad, mi amor?– Yunho usó un tono de voz nada convincente y cuando él hablaba así, era porque lo peor se avecinaba.

     –Y-yunho-sshi… ya no más, por favor, t-te lo suplico– dijo como pudo, entre el llanto, el dolor y las sensaciones que estaban viajando por todas las partes de su cuerpo.

     –Oh mi querido, prometo que lo disfrutarás y querrás más– la cara del menor se descompuso al escuchar aquello. Yunho definitivamente era el peor de los monstruos y Changmin el prisionero sin escapatoria.

     El teléfono de Yunho sonó y de mala gana tomó la llamada, era su socio.

     –Jung Yunho al habla…– afirmó y al escuchar lo que su socio decía al otro lado de la línea, su cara se transformó a una de enojo, muy parecida a la que puso cuando encontró a Changmin con ése mocoso– Bien, espérame. Estaré allí en unos 40 minutos– Changmin sintió el cielo, se detendría. Yunho colgó. Por unos instantes miró al menor –Es una lástima que deba dejar semejante espectáculo aquí–.

     Yunho se dirigió al baño dentro de la habitación, dejando al niño sobre la cama con la posición más incómoda que pudiese encontrar. Changmin desde la habitación escuchaba la regadera caer y la voz del mayor al tararear una canción, él no se atrevió a moverse un solo milímetro ya que una vez Yunho muy enojado, como cosa rara, le dijo que él era su juguete y que si lo dejaba en una posición, debía permanecer así. Todo para alimentar su excite al saberse controlador de las acciones del infante. 

     Al cabo de unos quince minutos, Yunho salió del área de baño con un traje formal y despidiendo un olor muy agradable, se acercó a la cama donde reposaba el cuerpo del muchachito y lo agarró del cabello, lo besó con rudeza lastimándole los labios.

     –Debo irme, surgió un problema. En la noche continuaremos, puedes hacer lo que quieras hasta que regrese… no quiero que nadie entre aquí mientras yo no estoy– dijo muy serio –¿Entendido?– Changmin solo asintió.

     Cuando estuvo solo Changmin por un momento se quedó en la cama, llevó sus manos hasta su cara y la cubrió, necesitaba dejar salir todo, estaba desesperado; comenzando a llorar con intensidad, su pecho subía y bajaba a un compás descomunal. Todo eso era demasiado para un niño de trece años.

     Mientras Yunho no estuvo, se dedicó sólo y únicamente a llorar, odiaba su vida. Cuando Yunho le hizo aquél día aquella propuesta de ir a vivir a su casa, en su infinita inocencia, jamás habría imaginado lo que le esperaba, antes que nada le compró ropa a él y a su hermanito, los llevó a hacerse una serie de exámenes para verificar si no tenían alguna enfermedad, el hermano menor presentaba un cuadro de desnutrición secundario y lo dejó hospitalizado. Changmin se preguntó cómo un hombre desconocido hacía todo eso, debía ser un ángel.

     Pero cuando cumplió los nueve años Jung mostró otra cara, convirtiéndose en el ogro que ahora era. Y desde ése momento, Changmin se convirtió en su juguete. Ahora sabía que sus intenciones siempre habían sido otras, pero él era un niño, y no lo veía y su hermanito lo necesitaba. No hubiese encontrado algo mejor, apenas y podía recordar a sus padres, siempre habían vivido en la calle, su padre murió poco tiempo después de que su hermano menor naciera y su madre había muerto un año antes de que Yunho lo llevara con él.

     Changmin comenzó a indagar en lo miserable que había sido siempre su vida, intentando encontrar algo que le diera fuerzas. Quería morir y desaparecer, tenía tanto dolor dentro de sí mismo que no hallaba que hacer con él, tampoco es que supiera cómo hacerlo. Pero necesitaba respirar. ¡Tan solo era un niño!

       Si Changmin seguía llorando se quedaría sin líquido en el cuerpo.

     No tenía ganas de comer, pero de igual forma hizo la cena por Yunho, quien siempre lo entrenó. Éste le enseñó a cocinar y le hizo entender que ése era su deber. Changmin siempre escuchó de Yunho que era como su esposa, solo que era más como una pertenencia muy preciada y especial. ¿Por qué?

     Pues Yunho había tenido muchas novias y mujeres, las cuales había llevado a casa y se las había presentado como sus “novias” al menor, y hasta las había besado delante de él, en muchas oportunidades, cenaron como “familia” y había momentos que él las besaba, pero lo miraba a él con malicia en los ojos. Luego de eso, había escuchado sonidos provenir desde la “habitación principal”, ésa que ambos compartían como pareja y al irse ellas, era su turno. Yunho era un monstruo.

    Terminó con la cena mientras recordaba todo eso, su cuerpo dolía y era probable que mañana no fuera a clases. “En la noche acabaremos con esto”, su cuerpo tembló al recordar las palabras de Yunho, dejó toda la cocina limpia y la comida en sus hoyas, como su “dueño” aún no regresaba decidió darse un baño una vez más, quería quitarse el sudor de la cocina. Antes al Yunho dejarlo solo, se había dado una ducha para quitarse la suciedad que Yunho dejaba impregnada en él.

     Usó el perfume que su verdugo le había obsequiado hacía dos meses atrás, el cual pidió que cada vez que estuvieran juntos en una “velada” o “aniversario” lo usara. Lo hizo rogando que fuera menos agresivo con él solo por ese detalle. Sonará raro, pero aunque Yunho era cruel y dominante, siendo la bestia que es, le gustaban las cosas románticas y detalles de enamorados. La diferencia era que aquí no había enamorados, sólo alguien que somete a una dura vida a un niño, quien se ve en la obligación de hacer ése tipo de detalles para la persona que más odiaba en la vida.

     Justo al terminar de vestirse y usar el perfume escuchó la manilla de la puerta del área de baño, donde se encontraba alistándose para su tortura y dirigió su mirada hacia donde provenía el sonido y lo vio parado, recostado al umbral de la puerta de brazos cruzados, con una mirada que no hacía  más que transmitir un mensaje: “llegó tu hora”. Changmin sólo lo miró esperando su orden, en silencio.

     –¿Por qué no has comido?– lo vigilaba todo el tiempo, era tan molesto. Su pregunta tenía molestia incrustada en su tono de voz.

     –Iba a hacerlo justo ahora– se excusó, era mentira, y aunque Yunho siempre sabía cuando Changmin mentía, esta vez podía ser válido, la comida estaba recién hecha y él recién bañado. Nada mejor que comer luego de un refrescante baño –¿Tú ya comiste?– así era su relación. Ya era la cosa más normal del mundo, hablar como si nada luego de que Yunho hiciera cualquier cantidad de cosas con él –Te hice cena– le agregó.

     –Quiero comer otra cosa– su tono, su expresión y su mirada, lo dejó todo en claro. Changmin caminó hasta quedar frente a él y tuvo la iniciativa de ser él quien lo besara, como si el niño mismo tuviese hambre de los bien definidos labios del mayor, casi devorándolos. Pasar toda la tarde solo, recordando y comparando; pensando y afirmando, llegó a la conclusión de que su vida había sido siempre así, una mierda, algo tan miserable, una vida tan mezquina y que nada cambiaría, porque esos cuatro años viviendo bajo el mismo techo que Jung Yunho, un gran e importante administrador y contador, le había hecho reafirmar y concretar que su vida seguiría siendo así y que no tendría escapatoria.

     Decidió rendirse, no tenía a donde ir y era Yunho o nada. Tenía el poder de acabar con lo único por lo que había estado luchando y sin embargo, lo tenía tan lejos que sólo unas pocas veces al mes podía verlo. Era tan desgraciada su vida. –Soy un recogido y un prisionero, después de todo. Simplemente estoy sin salida– pensó para sí mismo, mientras era devorado por la boca y movimientos de los labios expertos del mayor.

     Changmin al despertar a la mañana siguiente no recordó cuantas veces Yunho se lo hizo, pero pasó de una y tres veces. Tampoco cuantas lágrimas derramó, ni cuales eran de dolor, tristeza, frustración o inclusive ira. No era que quería recordar tampoco cuantas veces Yunho le exigió pedir por “más” o gritar su nombre. Incluso, no hizo esfuerzo por pensar cuantas veces suplicó se detuviera porque le estaba hiriendo, sólo y para su maldita suerte, recordó las palabras exactas que dirigió a él cuando terminó su "velada".

     –Que te sirva de lección, Changmin, que eres mío, sólo y únicamente yo podré tocarte, no tienes el permiso de estar con otra persona. Ni si quiera tienes el derecho de pensar en otra persona. Deberías estar agradecido conmigo. Sé que no hiciste nada con Junsu, sé cuando me mientes. Pero ¿comprendes que estaba muy molesto, verdad?– Changmin asintió –No quiero que nadie más entre a mi casa sin mi consentimiento y aún así, esta es tu lección ¿Entendido?–.

     –Si… Yunho-sshi–.

     Esa noche quiso pedirle que le dejara dormir en su habitación, pero estaba tan agotado física, mental y psicológicamente, que se quedó allí simplemente, siendo abrazado posesivamente por el mayor como si fuera un oso de peluche, recalcando lo que había dicho antes.

     Cuando despertó, observó que estaba solo. Como pudo se levantó y caminó hasta el baño y al entrar buscó el gran espejo que poseía la sala de baño, se paró frente a él para observar lo que ya sabía tendría, aquello que no era una sorpresa. Siempre terminaba así.

     Tenía dos moretones en la cara, marcas hechas por Yunho que las dejó con esa intención. Eran demasiadas y a leguas se podía notar que eran marcas hechas en una noche intimidad. Uno de sus brazos estaba hinchado y dolía mucho; su cabeza no se quedaba atrás. ¡Iba a explotar!

     Eso, sin contar el terrible dolor y ardor en su parte baja trasera. La noche anterior estuvo tan cansado luego de que Yunho hiciera fiesta con él, que ni siquiera se levantó para bañarse. Se sentía sucio como siempre, y pegajoso, en especial allí abajo. Se metió bajo la ducha y dejó que el agua cayera sobre él, mojara cada parte de su cuerpo, necesitaba sacarse todo eso que sentía, el asco que sentía era de manera excesiva, odiaba esa sensación. Odiaba ser el juguete de Jung Yunho. ¡Odiaba a Jung Yunho!

     Estregó su cuerpo tanto como pudo, tanto como sintió necesario, tanto como para borrar esa incomodidad de su cuerpo. Volvió a llorar, pero ésta vez lo hizo en silencio. No quería que Yunho lo escuchara, quizás le molestara. Sabía que Yunho estaba en casa porque había un exquisito olor dentro de ésta, podía percibirlo y casi que saborearlo. Decidió lavarse el cabello, con ése shampoo que Yunho compraba para él porque decía que dicha fragancia le asentaba muy bien. Cuando se sintió listo, salió del baño y se visitó, tomó la ropa más cómoda que encontró, no quería más martirio del que ya tenía.

     Al estar listo, se miró una vez más en el espejo viendo su mal aspecto. Decidió ir en busca de las cremas para golpes que Yunho siempre compraba para usarlas luego. Al salir del baño lo vio arreglando la cama, cosa Changmin sabía era su trabajo.

     –No, déjalo, yo lo hago– se acercó a él para tomar los cobertores.

     –Está bien, te ves cansado– dijo comprensivo, quitándole al menor las que había cogido antes –Te preparé algo delicioso para comer– comentó.

     –Oh… muchas gracias…– ése momento, tener alguna conversación luego de situaciones como las ocurridas la noche anterior, siempre eran incómodas, pero siempre sucedía –Yunho-sshi…–lo llamó en voz muy baja.

      –¿Hhm?– el mayor lo miró.

   –¿Dónde están las cremas y cosas para arreglar esto?– interrogó señalando las zonas afectadas, Yunho lo miró y Changmin no pudo descifrar ésa mirada.

     –Oh… es cierto– se dirigió al baño y de un cajón sacó una no tan pequeña pero tampoco tan grande caja, la cual contenía una cantidad de productos farmacéuticos y se las entregó al menor –¿Quieres que te ayude?– ofreció, pero Changmin se negó diciendo que estaba bien, que él solo podía.

     Cuando el niño terminó se encaminó hasta la cocina, tenía demasiada hambre puesto a que la noche anterior no había cenado nada. Miró el reloj que estaba colgado en la pared, por sobre el televisor LCD en la sala de estar y figuró en él las once y media de la mañana.

     –Llamé al colegio y avisé que no irías, que habías tenido un accidente– la voz del mayor lo sacó de sus pensamientos.

     –Accidente…– susurró el menor. ¿Sería su vida un accidente?

     –Que te habías caído de unas escaleras– le dijo acercándose a él.

    –Uhum…– y eran también muy normal ése tipo de excusas en la vida del niño; podía tener fiebre, gripe, dolor estomacal. Yunho lo agarró por la cintura desde la espalda, acercando el delgado cuerpo hacia el suyo mismo.

     –¿No tienes hambre?– preguntó, dejando reposar su cabeza en la curvatura del cuello del menor.

     –Sí tengo, bastante…– respondió con sinceridad.

    –Bien, entonces comamos– lo llevó de la mano hasta la mesa donde ya la comida estaba servida y comieron juntos, normalmente comentaban cosas pero esa mañana ninguno tenía ganas de hablar.

    –Gracias por la comida– Changmin se levantó llevándose con él los platos usados para lavarlos y dejar todo en orden, Yunho era maniático de la limpieza y él, había aprendido a vivir así. Yunho llegó unos instantes después con los que él había usado y los dejó allí, el muchachito también los lavó. Yunho todo el tiempo lo estuvo observando en silencio, incomodándolo y haciéndolo sentir nervioso.

     –Te llamó– y comentó de la nada, Changmin dirigió su vista a él sin entender a lo que se refería –Ése mocoso te llamó– su tono fue despectivo, pero no enojado.

     El niño permaneció callado, no quiso preguntar para evitar algo que definitivamente no quería que pasara, aunque moría de ganas por saber que dijo su único amigo.

     –Preguntó qué había ocurrido y que si te encontrabas mejor– Changmin lo observó –Le dije que habíamos ido a comer afuera y que íbamos a bajar las escaleras del restaurante, tropezaste con tu pie y caíste–.

     Changmin permaneció en silencio. Tomó un vaso con agua y la bebió toda, y en vista de que Yunho sólo se sentó a ver televisión decidió hacer sus tareas, las pocas que les quedaban y tomó su teléfono móvil para escribirle a Junsu.

    –Sólo me caí, pero no me lastimé mucho. No fue casi nada, sólo unos moretones– No pasó mucho cuando recibió un mensaje en respuesta.

     –Minnie, Yunho ayer estaba muy enojado ¿seguro que no pasó nada más?–.

     –No estaba enojado, es sólo que olvidé hacerle un favor importante– Odiaba mentirle a su amigo. 

     –Te conozco Minnie, no me mientas–.

   –No lo hago Junsu, eres mi mejor amigo, no lo haría jamás– mentirle a alguien tan especial como Junsu dolía. Pero su vida era una mentira.

     –Está bien, ¿Podría irte a ver?–. Changmin dudó, hablaría con Yunho.

     –Claro que sí, yo te avisaré–.

     Ése viernes había sido muy aburrido para Changmin, sin ir a clases y Yunho pasó toda la tarde fuera de casa. No podía salir en ésa figura. Así que tuvo que quedarse en casa. Jugó un rato con su consola de video-juegos regalada por Yunho en su último cumpleaños. Pero no era divertido, no cuando sentía mucha tristeza dentro de sí.

     Lo más molesto de todo es que, ¡demonios! ¡se supone que debía estar acostumbrado a eso! Entonces… Changmin no se explicaba cómo es que si estaba tan acostumbrado a ése dolor, a ése vacío, a ésa sensación de soledad… dolía tanto… Quería deshacerse de todo ése dolor pero no sabía cómo hacerlo.

     Quizás ir a ver a su hermanito menor ayudaría, escuchó por boca de Yunho que había ido mejorando mucho y que si seguía así, entraría a una de las escuelas más prestigiosas. Sabía que la familia que Yunho había escogido para él era muy buena en cuanto a que se preocupaban por el niño a pesar de todo, pero siempre tenía ese temor que le decía que no estaría allí cuando él fuese a necesitarlo. Con frecuencia sentía el temor de que lo olvidara, casi no lo veía ya, Yunho no se lo permitía muy a menudo. No era como si realmente el otro niño pudiese olvidarlo, pero Changmin sentía el temor, sí que lo sentía.

     Siempre y cuando permaneciera sano, recibiera una buena educación y fuera a surgir en la vida, para él cualquier cosa estaba bien, incluso dejar de verlo, pero ya comenzaba  necesitarlo, a ése pequeño niño. Le pediría a Yunho que le dejara verlo cuando regresara.

     El sábado por la mañana llegó y aunque aún estaba muy adolorido, algunos moretones y marcas especiales habían desaparecido, con ayuda de las cremas y eso era el himno de victoria para Changmin.

     –Changmin-ah~– llamó Yunho canturreando.

     –Estoy en mi cuarto– respondió sin muchos ánimos, estaba haciendo lo último de tarea que le quedaba. Yunho entró con una de sus más grandes sonrisas a la habitación del niño.

     –Empaca tus cosas más importantes, nos vamos mañana– dijo así como si nada.

     –Irnos.. ¿A dónde?, ¿viajaremos?– estaba confundido, no entendía. ¿A dónde se irían?, se levantó de la cama para ir tras el otro moreno alto quien había salido sin más.

     –Nos mudaremos– dijo sin siquiera prestarle atención al muchacho interrogante.

     –¿Mu-mudarnos?– no es que le molestara o le importara mudarse, pero ¿por qué tan de repente?

     –Sí, nos mudaremos Changmin, ¿Qué no entiendes?– Changmin sólo quiso saber una cosa más… que Yunho respondió sin que el niño terminara de preguntar –Nos mudaremos a Japón mañana mismo–.

     –¡¿JAPÓN?!– y es que no pudo evitar soltar de impresión. ¿Qué rayos harían ellos en Japón? ¡Él no sabía hablar japonés! Y por la seriedad de Yunho, sabía que no estaba bromeando. Su hermano… ¿No vería más a su hermanito menor?...

     ¿Qué pasaría entonces?...







*~*~*


*~*Nota de Autora*~*

Como les prometí: Aquí tienen el capítulo uno de El Prisionero de la Bestia. ¡¡Gracias por leer!! Corregí muchos errores que tenía antes y bueno, agregué una que otra cosa, que realmente no hace mucha diferencia, pero está mejor ahora. Si se me pasa algún error, algún acento donde no va, alguna coma, o alguna vocal donde va otra. Lo siento T-T Ya estoy cansada de leer y re-leer. Puse a mi prima a que me ayudara y ella me dijo que ya no tenía, espero que sea así.




Espero les guste y espero me comenten n3n. La importancia de los comentarios radica en que las autoras queremos saber en qué creen ustedes podemos mejorar. Ya lo había dicho mucho en mi otro blog, soy autora aficionada y lo hago por pasión, por diversión y por compartir con el fandom. No sería una autora completa si ustedes, mis lectores. Me esforzaré por hacer todos mis fanfics de su agrado.



El capítulo dos será subido el lunes 04/03/2013.



Odette Free se despide con amor v(n3~)v






10 comentarios:

  1. Es bastante fuerte el tema, mucho, de hecho tuve que saltarme algunos párrafos, espero que de ahora en adelante todo sea mejor para Min. Es complicado imaginar a Yunho en un papel tan horrible ufff, seguiré leyendo, hasta ahora va muy bien.

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  2. Es uno de mis fanfics favoritos, 2da vez que lo leo y me impacta tanto. Yunho es un malvado hombre, pobresito Changmin T-T ..
    Esta muy genial, espero subas los otros cap pronto (mas que todo el 3ero) e_e necesito leerlo ¡YA! xD kjfhjhhfkdfu no puedo esperar mas :c

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  3. Unnie!!!
    Segunda vez que leo el capitulo y aún no supero mi odio eterno al personaje de Yunho TT~~~TT me duele odiar a alguien como él, pero asdfghjkl el pobrecillo de Changmin D: *i can't with all there feelings* Me encanta como escribes, porque sabes como meter mi mente en una buena historia, unnie sigue con el hermoso trabajo que has creado hasta ahora <3


    -Fabi

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  4. U.U soy de las que lee mil beses las cosas que le gustan y este fic a sido algo asi como ese cuento que no dejas de leer, digamos que a pesar de la temática algo fuerte de la historia el sentir de los personajes es lo que te atrae y a la vez en mi caso hace que me pregunte un millón de cosas, por que Yunho es un sádico evil al que odio en este fic, querrá aunque sea un poquito a minnie y minnie sentirá algo mas que miedo por Yunho se ya se que este tipo de preguntas solo se la haría una loca como yo pero cada vez que leo me engancho de una forma horrible y me hago ideas u.u en fin soy tu elmo acosadora que te dice ME ENCANTA QUE ESCRIBAS Y DE GRATIS hahahaha P.D Odio a yunho por 10 minutos luego de leer el fic TwT

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  5. maldito Yunho posesivo ¬¬

    pobre Min tomo la decisión de irse con él porque inocentemente pensó que era lo mejor para él y su hermano sin saber para lo que en realidad lo quería, ni siquiera puede mostrar un poco de felicidad con su amigo Junsu porque le da su "merecido"

    y además tiene a sus novias y las lleva a su casa, que enfermo como si le quisiera dar celos a Min

    y ahora se van a Japón y ya ni va a poder ver a su hermano ni a Junsu D: pero espero que ese cambio sea bueno para Min

    gracias ^^

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  6. Ya lo dije la tematica es realmente fuerte *~* pero tiene una trama interesante esperaré el siguiente capitulo para ver si cambio mi sentir hacia Yunho, porke no me gusta lo ke hace

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  7. me encanto este capitulo ya quiero leerlo todo!! pobre changmin:(:( ya quiero saber lo que sucedera!! espero un final feliz:(

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  8. no puedo decir que me encanto, realmente es traumante, pero la historia va bien
    detesto al yunho de esta historia, es demasiado cruel, odio a los personajes y personas que tienen esa enferma forma de sentir placer, tengo ganas de entrar a la historia y romperles las piernas o.ó
    ¿quien es el hermano de changmin? ¿encontrara changmin esa "motivación" para liberarse de la bestia? son preguntas que deseo que obtengan respuestas, para ello, debo leer el fic ¡y lo leeré! no dejare a medias esta historia, aunque es difícil para mi soportar la temática de esta historia
    continua escribiendo, es un reto para ti escribir y corregir este fic, para mi es un reto seguir leyendo, así que demos lo mejor de nosotras ^^
    muchas gracias por tu esfuerzo

    te quiero mucho~~ <3

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  9. inche yunho >8'(!! y podre changmin D:!!!! me pregunto si a como vaya avanzando en la historia podría quitarse esas cadenas que lo atan a la bestia >____>!! Espero que pueda ir de ahí y sea muy feliz, y que al otro un camion le pase por encima :3 xDDDDD.... aunque sea de una temática fuerte, dramática y controversial, muy bien escrito n__n!! seguire en el capitúlo 2 a ver que tal :3

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