*~*Nota de Autora*~*
Antes de leer el one-shot, pongan a cargar ésta canción: ->
https://vimeo.com/71555917
es "One more Thing", de THSK (Homin). Dejen la canción cargando y comiencen a leer, que más abajito dentro de la lectura, yo les dejaré un aviso para que empiecen a reproducir la cancion y lean con la canción de fondo.
https://vimeo.com/71555917
es "One more Thing", de THSK (Homin). Dejen la canción cargando y comiencen a leer, que más abajito dentro de la lectura, yo les dejaré un aviso para que empiecen a reproducir la cancion y lean con la canción de fondo.
*~*~*
Título: El deseo en
la Noria.
Autora: Odette Free.
Parejas: Yoosu.
Género: Romance y
Fantasía.
Advertencia: ---.
Extensión: One-shot.
Estado: Terminado.
–Sabes
Chunnie, una vez oí que si subes a una noria y pides un deseo, éste se hará
realidad– te comentó de la nada Junsu, mientras ambos descasaban en la
habitación que para ése entonces compartían, tú te hallabas acostado en tu cama
mientras que él, sentado en la cama opuesta te miraba con esa mirada llena de
ilusión.
–¡Bah! Ésas son tonterías. ¿No crees que
estás muy grande para creer en cosas tan infantiles?– viste su cara de
sorpresa.
–Oh… ¿crees que son tonterías?– viste
tristeza en sus ojos –Sí, tienes razón, estoy muy grande para creer en cosas de
niños– también viste como hacía una mueca rara para sonreír, se levantó de
donde estaba –Bueno Chunnie, nos vemos al rato, tomaré un baño– y salió de la
habitación. Tú te quedaste mirando la puerta. Quizás pensativo en su obscura
mirada al salir.
Comenzaste a notar que él no regresaba,
sabías que a él le gustaba estar mucho tiempo en la ducha, pero no tanto tiempo
como el que ya había transcurrido. Saliste para buscarlo y al acercarte al
cuarto de baño lo escuchaste, escuchaste sus sollozos. ¡Qué idiota eres Park
Yoochun! Sabes perfectamente que Junsu era muy sensible con ésas cosas.
Maldijiste para tus adentros.
Esa noche al momento de dormir se sintió
extraño. Quizás no tuvieron la misma conexión que siempre tenían, entonces
pensaste que tal vez para el día de mañana todo estaría normal.
Pero luego de ése día, las cosas empezaron
a tomar otro rumbo. Junsu casi te ignoraba y ya no dormían juntos. El parecía esquivarte
y tu relación iba de mal en peor, cualquier cosa que hacías o decías Junsu te
miraba feo. Ahora era seco contigo, evitaba hablarte mucho o comer contigo, todo
lo contrario a lo que acostumbran a hacer. Muy poco buscaba tus labios, de
hecho, eran contadas las veces que sus labios se habían tocado durante esas
semanas y eso, definitivamente te sacaba de tus cabales y podías hasta jurar
que cuando te besaba, lo hacía por obligación, porque sus ojos no mentían y él
no sabía mentir. Y tú nunca fuiste precisamente la persona más paciente del
mundo para esperar a que él hablara por sí solo.
Esos días que iban pasando rápidos y
fugaces entre tantos ensayos, grabaciones y responsabilidades, se iban
transformando en semanas; largas y tediosas semanas y eso no era algo que
estuvieses dispuesto a tolerar más. Simplemente no, porque no es así como era
tu relación con ése niño risueño que había dejado de sonreír, contigo.
Todo se hacía una pesadilla al caer la
noche, al momento de cenar, todo estaba en silencio, con frecuencia cenas a
solas con Junsu, pero desde que esa distancia se plasmó entre ustedes, cenaban
en el comedor, los cinco juntos y no era algo que te molestara, pero
tristemente el ambiente se tornaba pesado, incluso los demás chicos podían
sentirlo; ninguno se atrevía a preguntarte, a ti o a él. Siempre hubo claro que
los problemas de parejas, son problemas de parejas; en caso de pasar a grados
mayores, los demás podrían intervenir.
Peor era al momento de dormir, estabas tan
molesto, ya no podías soportarlo. Él ya no dormía contigo usando la excusa
barata de estar muy cansado y eso, tampoco te agradaba, porque tenías que
aceptar Yoochun, que tú pediste a Jaejoong que se cambiara de habitación para
estar más tiempo a solas como pareja con Junsu y él aceptó, porque se tropezaba
con la misma situación que tú; con Yunho. El delfín decidió dormir en la cama
de al lado, las habitaciones conservaban ambas camas, pero ustedes desde que
estaban saliendo y se profesaron su amor, dormían en una sola cama, era más
íntimo, más cálido y más romántico.
Aceptabas que era Junsu quien le daba
color a tus días, quien te desestresaba con sus ocurrencias y niñadas, que era
ése muchacho que frente a tus ojos se iba convirtiendo poco a poco en un
hombre, quizás tenías una visión de él más madura, pero no era así como tú
querías a Junsu, del que te enamoraste. TU Kim Junsu.
Ésa noche no lo soportaste más y entraste
a la habitación y lo viste ya acostado en la cama de al lado.
–Susu-ah– lo llamaste mientras te ibas
metiendo bajo las sábanas. Por el contrario de él ni se inmutó, pero lo
abrazaste por la cintura, gesto que hizo que rápidamente él te esquivara
incorporándose para sentarse, se sentó como indio.
–Dime– te dijo sin más y eso fue algo
cortante, mucho para tu gusto; guardaste la calma. Sabías que eso era un
indicio de que estaba incomodo, lo conocías más que su madre si era posible.
–¿Por qué no dormimos juntos?– preguntaste
buscando la manera de penetrar a fondo la situación. Lo hacías buscando la
forma de no sonar tan molesto ni tan directo. Él te miró nervioso, sabías que
no quería hacerlo. Pero tú necesitabas detener toda ésa situación antes de que
tanto tiempo juntos se fuera por la borda.
–Porque estamos cansados, Yoochun–
¿Yoochun? ¿Desde cuándo él te llamaba así? Solo lo hacía cuando estaba molesto.
–Pero sólo durmamos juntos, abrazados; te
extraño– intentaste acercarte a él para demostrarle tu afecto pero él hizo como
si accidentalmente hubiese tumbado al suelo una almohada y en un acto de
reflejo, la tomó esquivando tus sentimientos y eso fue la gota que derramó el
vaso.
–¡¿Qué demonios ocurre contigo, Junsu?¡–
preguntaste irritado con voz baja y él, al instante subió su mirada y la clavó
muy seria en tus oscuras esferas oculares, él sabía que tenías mucho que decir
–¿Estás molesto?, ¿Hice algo malo?– él solo se quedaba en silencio y eso
irremediablemente te enojaba más, porque esperabas al menos una respuesta
razonable en su defensa –¿Desde cuándo me llamas ‘Yoochun’?–.
Él seguía en silencio, trataste de
calmarte un poco. Era muy tarde para formar una discusión, los demás ya
estarían dormidos.
–¿Sabes?, extraño tus caricias, tu
compañía. Extraño nuestra relación, Junsu– él te miró incómodo, sabías que él
odiaba que lo llamaras así, él prefería ser llamado ‘Susu-ah’ ó ‘baby’; era
algo más íntimo, siempre lo había sido entre ustedes. –Extraño que me llenes de
mimos, eres mi pareja y es normal que eso me haga falta– sentías que era
momento de decir la verdad.
–Lo siento, pero creí que estaba muy
grande para ése tipo de cosas– y no necesitaste más para comprender que era lo
que ocurría. ¿Todo era a causa de lo que le dijo aquél día por la noria?
¡Demonios Junsu!.
–¿Todo
esto es por eso?– preguntaste y ahora estabas como alma que llevaba el demonio
–¡¿Todo es por lo que te dije ése día?!– la palabra irritado se quedaba corta
en comparación a tu estado de ánimo, sí comprendías que Junsu era sensible con
eso, ¿pero llevar hasta ése extremo su relación? ¿Qué no era demasiado?.
Inmediatamente, conservando la poca
cordura que creías tener, erguiste tu cuerpo y te levantaste de la cama, te
dirigiste a la otra cama y tomaste una almohada y tu sábana con la finalidad de
dormir en el sofá. Así estuviste unos días más y ahora lo notabas más triste.
Antes lo notabas seco, ahora querías tú ser el seco. Él se notaba triste y lo
sabías, las miradas que él te dirigía lo decían todo. Pero ahora el molesto
eras tú ¿y cómo evitarlo?. Tampoco era tan fácil como todos creían.
En una ocación escuchaste como Changmin le
preguntaba a Junsu qué ocurría entre ustedes y él sólo le decía que habían
tenido una pequeña discusión.
Un día normal, notaste la fecha y ése día se
acercaba… comenzó a entrar en ti un temor. No sabías qué hacer, pero siempre
esperaste ése día con ansias aunque no lo demostraras ni se lo dijeras con
certeza a tu novio.
Lo mejor que se te pudo ocurrir fue dejar
una carta sobre la mesa que estaba al lado de la cama de Junsu ésa noche antes
de irte a dormir, mientras él ya conciliaba el sueño. La dejaste y te fuiste a
la sala.
“Te espero mañana a las 6:00pm en nuestro lugar,
Chunnie~ <3”
Bien,
ya mañana era su primer aniversario y necesitabas conseguir la forma de estar
bien con él. Así que pensaste que quizás
si él fuese ése día podrías disculparte con él y celebrar su primer
aniversario. Esperabas que todo saliera muy bien.
–Ah– suspiraste, comenzaba a hacer frío y
eran las siete en punto de la noche y él aún no llegaba. ¿Tan enojado y triste estaría
que ni siquiera se atrevería a ir a verte en su primer aniversario?
Definitivamente te estabas desesperando, juraste que si Junsu no llegaba, todo
terminaría y le dirías las cosas como eran.
–Eeh~~– escuchaste de pronto. –¿Es que
acaso Chunnie me plantó?– ésa voz por su puesto te era inconfundible. Decidiste
caminar hacia donde ése melodioso y especial sonido provenía.
–¿Plantarte?– preguntaste al verlo allí
acurrucadito en el piso, contra su propio cuerpo para darse calor así mismo –Llevo
mucho rato esperándote, Junsu– reconoces que tu voz no fue la más agradable.
–¡Chunnie!– y viste la emoción en sus
ojos. Él se levantó de golpe y saltó sobre ti, casi tumbándote.
–¿Por qué tardaste?– le preguntaste,
aunque su gesto anterior te enterneció hasta el alma, te sentías un poco
molesto por su tardía.
–¿Tardarme?– se separó un poco de ti para
observarte con esos ojos grandes que tanto amas –Chunnie, llevo acá más de
cuarenta minutos– dijo con sinceridad, sabías que estaba diciendo la verdad. Tu
Junsu no sabe mentir y tú lo sabes.
–Oh, ¿entonces…?– te detuviste y comenzaste
a reír como tonto –Junsu, nos estábamos esperando de lados distintos– le
señalaste y él entendió, ambos comenzaron a reír hasta que un silencio se
internó en ambos. Lo sabías, era incómodo y lo sentías. Él no sabía qué hacer y
tú tampoco te quedabas muy atrás.
Miraste hacia muchos lugares viendo hacia
donde ir o qué hacer. Era su primer aniversario, no podrían desperdiciarlo. Era
algo que siempre escuchaste que Junsu quería, él siempre te decía: “Chunnie, cuando cumplamos nuestro primer aniversario,
debe ser especial, ¿sí?” tú solo le asentías cada vez que te lo decía: “Chunnie, nuestro primer aniversario deber
ser el mejor”; nuevamente, tú le decías que sí y lo abrazabas muy fuerte.
–Chunnie– lo oíste llamarte quedito. Aún
estando dentro de ese abrigo y estar envuelto por la bufanda roja que le
regalaste en su último cumpleaños, bajo ése gorrito de color negro que también
le habías regalado algunos meses atrás para evitar que el frío se colase desde
la parte superior de su cuerpo y helara sus lindos cabellos. Volteaste de donde
tenías tu mirada y lo viste con su mirada agachas con un ligero sonrojo –Ten…–
te extendió una cajita mientras te susurró – Feliz primer aniversario– y
sonreíste. Todos los días de tu vida te preguntas: ¿cómo puede caber tanta
ternura en su ser como tu novio?.
–Woah– dijiste con entusiasmo e intentaste
cambiar el ambiente, porque de verdad, Junsu te cambiaba los días –Veamos que
podría ser– y lo miraste con una picardía tierna; lo sabías, sabías que ése
tipo de reacciones en ti, a tu amado le encantaban. Viste como sus ojos
brillaron de emoción. Lo abriste y moriste, bueno, no moriste, pero casi ¿A qué
fue adorable que te regalara una bufanda igual de roja? –¡Me encanta!–
simplemente decías la verdad –¡Gracias, mi amor!– lo abrazaste fuerte y
protectoramente. Entonces le pediste que ayudara a colocártela y mientras lo
hizo, sus caras estuvieron cerca y posaste un tierno beso en su mejilla –Te
amo, feliz aniversario–.
Él se sonrojó incluso más porque era así
de adorable. Entonces, notaste como él buscaba algo y luego de un rato, su cara
se descompuso de manera cómica, era un puchero enojado.
–Chun…–
sus cachetes estaban inflados –¿Dónde está mi regalo?– te preguntó sin ningún
preámbulos, su relación siempre ha sido así, desde que eran amigos.
–¿Regalo?– lo hiciste apropósito, tú amas
ver esos cachetes infladotes como de pez globo –¡Oh!, ¡Lo olvidé!– y fingiste
sorpresa. Los ojos de tu amado se ensancharon y bajó su cara lentamente. Se dio
media vuelta y comenzó a caminar. Fuiste tras él, comprendiendo que quizás no
fue la mejor broma, lo tomaste del brazo, pero él se soltó.
–¡Déjame!– te dijo, su voz sonaba rota.
–Tonto– lo abrazaste por detrás, mientras
él solo te susurraba cosas como, “Eres un
tonto” ó “¿Cómo pudiste?”;
también golpeaba tus brazos débilmente y sollozaba –Tonto– le dijiste una vez
más –¿Cómo podría olvidar eso? ¡¿Estás loco, acaso?!– lo giraste rápida y
bruscamente para estar frente a frente, secaste sus lágrimas y besaste su
frente sutilmente –Sígueme– le pediste y ambos caminaron.
No tardaron mucho en llegar al centro de
todo el parque de atracciones y no dudaste un solo momento en posar tu cuerpo
detrás de muchas personas, en un orden que hacía demostrar era una fila en
espera para algo.
–Chunnie…– lo escuchaste susurrar, tan
bajito que solo tú pudiste escucharlo y dirigiste tu mirada hacia él. Sus ojos
grandes estaban mirando con ilusión la noria que ambos tenían en frente.
–Shhh– le pediste y él buscó tu mirada, la
cual tú dulcemente respondiste. Sonreíste y él también lo hizo con sus ojos
cristalizados. No faltó mucho tiempo para estar de primeros y para la suerte de
ambos, eran cubículos para dos personas. Y entonces llegó su turno y
ascendieron. Se sentaron el uno frente al otro y la noria comenzó a moverse.
Según tenías entendido, desde que colocabas un pie dentro del cubículo y
empezaba a andar, tenías diez minutos para llegar a la cima, los otros diez
eran para bajar.
–Junsu…– lo llamaste y él te dio toda su
atención, siempre lo hacía. Él te dedicaba su vida y muchas veces a causa de
tus groserías herías sus sentimientos. Pero era él tan adorable, tan amoroso
que cuando te arrepentías siempre te decía que todo estaría bien y que era
normal que las parejas tuvieran algunas diferencias. –Lamento mucho lo que te
dije… Yo… no fue mi intención hacerte sentir así. Sabes que te amo y que no me importa
si ése tipo de cosas son tontas. Eres la persona que amo y contigo, podría ser
el idiota más feliz de todos y además de és…– escuchaste su peculiar risa
abrirse paso estrepitosamente, sabes que se rió así por tu expresión.
–Chunnie, hablas mucho…– lo miraste ya que
no pudiste evitar sorprenderte al escuchar que te dijera eso. Pero más te
sorprendió lo que hizo antes de callarte, posar sus labios sobre los tuyos. Sí,
eso era algo que él nunca antes había hecho, besarte de ésa manera para
callarte. –Está todo bien, te amo– y sonreíste. ¿Salvaste el mundo en tu vida
pasada? ¡Eras el más afortunado de todos!
Luego de eso él se quedó en
silencio, y eso te preocupó un poco,
sabes que tu novio es un parlanchín de primera. Viste como se acercó su cuerpo
hacía la ventana del cubículo y unos segundos más tardes lo seguiste aproximando
tu cuerpo al suyo y supiste que era el momento adecuado para darle su
regalo, lo abrazaste tan dulcemente por
la espalda y le diste un beso en la mejilla. Sentiste como su cuerpo respingó y
sin pensarlo más lo giraste delicadamente hasta hacerlo quedar frente a ti.
Sacaste una pequeña cajita y la pusiste delante de él.
–No sé si hacer deseos en las norias
puedan hacerse realidad, pero real es mi amor por ti– le declaraste con
palabras torpes, admítelo, estabas nervioso. Él te observó y luego dirigió su
vista hacia la pequeña cajita que sostenías ante él –Feliz primer aniversario,
Susu-ah– dijiste con calma. Tus manos estaban temblando, al instante abriste la
cajita que dentro, yacían dos anillos.
Sabías perfectamente que ése niño dentro
de ése cuerpo tan proporcional como el suyo amaba los objetos emparejados y lo
viste, viste como sus ojos brillaron de emoción –¿Quieres ser el amor de toda
mi vida?– le preguntaste sin más rodeos. Lo amabas y querías pasar tu vida con
él, no importaba si el matrimonio entre hombres era todo lo que todos
quisieran, con vivir con él para ti era más que suficiente. Al él escuchar
semejante pregunta su sonrisa no pudo ser más grande. Cada momento que pasaban
juntos era como enamorarse de nuevo, con cada mirada, cada sonrisa; cada
momento compartido juntos era más que suficiente para que ése amor que se
profesaban fuera más grande y más hermoso, cada día fuera más real y tú,
simplemente eras feliz de poder vivirlo y sentirlo. De poder tener a ese niño
ruidoso contigo.
N/A: (Aquí, empiecen a reproducir la
canción aquí hasta el final, si no leen tan rápido, no importa, reproduzcanla
una vez más o todas las que sean necesarias xD)
–¡Sí!, ¡Por supuesto que deseo ser el
eterno amor de tu vida, Chunnie– Estabas feliz de escuchar su respuesta,
entonces sentiste cuando se lanzó sobre ti besando tus labios y tú ni corto ni
perezoso aprovecharías ése momento. Cuando él se alejó para verte con ésa
característica alegría en él y comenzar a reír, lo tomaste de su mentón guiando
su delicado rostro hasta el tuyo posando tus labios sobre los suyo haciéndose
así la unión de un deseo que más que un deseo, era una promesa.
Fue un beso libre de lujuria, no había
paso para sentimiento tan carnal como ése, en medio de un momento tan mágico como
el que les estaba ocurriendo y entonces con delicadeza lo apartaste, tomaste su
mano derecha y le colocaste el anillo que sencillo pero varonilmente hacía lucir su mano mucho más hermosa de lo que era.
A continuación, él tomó la tuya imitando el mismo gesto que anteriormente
habías practicado en él. Cuando hubo finalizada toda acción ambos sonrieron
como adolescentes recién enamorados, quizás así debía ser su amor, porque quizás
debía ser tan puro y sencillo, pero a su misma vez el más tierno de todos. El
más verdadero, como el de los cuentos de hadas.
–Sabes Chunnie, cuando empezamos a salir
yo recordé algo que hice cuando era niño. Entonces, cuando tuve mi primer día
libre, vine a esta noria y subí a ella. Dentro de ella pedí un deseo– Tú solo
observabas como él absorto en sus diálogos te hablaba con una de las miradas
más emocionadas e ilusionadas, llenas de felicidad. Él miraba el anillo, sonriendo como idiota,
como el niño que era. Como de quien te enamoraste. El dirigió su vista a ti y
te sonrió. Y tú como otro idiota más, verdaderamente enamorado lo abrazaste una
vez más y le preguntaste:
–¿Qué deseaste?– él respondió tan cariñosamente tu abrazo
mientras con voz dulce te iba respondiendo.
–Que el deseo que una vez hice de niño, se
hiciera realidad– te respondió y poco a poco la noria fue llegando hasta su
final y ambos descendieron de ella. Estaban tan felices, tú en especial. Te
quedaste pensado en querer saber que era
exactamente ése deseo.
La noche para ambos fue la mejor y no
podías evitar embobarte cuando estabas cerca de él y de sus locuras. Compraron
algodón de azúcar y lo comieron juntos. Muchas personas los miraban con
extrañeza y rareza; y muchas caras eran de intriga, pero ambos estaban seguros
en no ser descubiertos. Estaba nevando y ambos estaban muy escondidos en sus
ropas. Le hiciste la pregunta que merodeaba por tu mente y él tan solo te
respondió “Aún no es el tiempo, Chunnie”
dándote un tímido beso en la nariz.
–¿Y se hizo realidad?– preguntaste ansioso
ya vez más. Él rió fuertemente y te dijo que sí. Se estaba haciendo realidad.
Y pudiste
jurar que fue el día más hermoso de tu vida, el más precioso. Definitivamente
te habías esmerado en hacer que su primer aniversario fuera el más bello e inolvidable.
Lo llevaste a cenar a su restaurante
favorito y él lucía tan hermoso y animado. Verlo así te producía tanto amor.
Tanto amor tenías por darle qué sentías que toda tu vida jamás sería suficiente
para demostrarle y darle todo lo que ése pequeño ser de ojos saltones y muy
expresivos merecía. Y quizás comenzabas a creer que los deseos si se hacían
realidad y que los cuentos de hadas, eran hechos tomados de la vida real.
Reíste para ti mismo observándole, pensando en cómo ese chico risueño había
cambiado toda tu vida en todos los aspectos que podrías encontrar. Entonces
pesaste que quizá tú deberías ir y hacer un deseo también, porque quizás, los
deseos en las norias si podían ser reales si lo deseabas con todo tu corazón.
Ésa noche durmieron juntos de nuevo y
amanecieron más amorosos que nunca y sabías que todos lo habían notado y todo
regresó a la normalidad, pero con una diferencia… Creías que las Norias eran
mágicas.
El tiempo iba transcurriendo y los días
juntos eran más hermosos y felices, siempre discutían por algo, pero luego
recordaban que su amor era más grande y lograban resolverlo lo antes posible y
cada que eso ocurría, ambos se convencían de que eran el uno para el otro y de
que su amor, era el más verdadero.
Cada año que cumplían, iban a la noria. Y
ése año no sería la excepción. Cuando estabas en la punta, comenzaste a
recordar y a sonreír solo. Como el mismo idiota enamorado y embobado que habías
sido durante toda tu vida. Ahora que
Junsu no estaba más en éste mundo, recordabas cada cita en ésa noria, y no
pudiste evitar reír como un galán idiota, a pesar de los años que la vida te
ponía en los hombros.
–¿Sabes Susu?, los deseos hechos en las
norias si se hacen realidad– dijiste para el viento –A pesar de tu partida,
sigo amándote como a nadie en el mundo– sonreíste con añoranza. –Nuestros hijos crecieron muy bien ¡fuiste un
padre muy amoroso! Ellos aún dicen que a pesar de todo, la casa se siente
alegre. Es como si aún estuvieras con nosotros– reías hablándole al viento que
entraba por la pequeña ventana del cubículo de la noria –Dandelion nació
hermosa y ha estado creciendo muy bien, cuando cumpla siete años, la traeré acá
y le hablaré sobre el abuelo maravilloso que está en el cielo cuidándola–
entonces te sentaste y comenzaste a derramar una que otra lágrima, pediste al
portero que te dejara subir solo a la noria. Querías privacidad, era tu
aniversario. Ésas lágrimas eran unas de alegrías y otras de tristeza. Habías
tenido una vida hermosa al lado de ése delfín que la vida se empeñó el
arrebatarte tan pronto. Pero estabas feliz, porque al mismo tiempo, la vida te
había permitido conocer las cosas más bellas y te había enseñado a apreciarlas
y a atesorarlas.
La más importante de todas ellas fue que
Junsu te había ensañado que aunque pasaran cosas malas, siempre habría algo
hermoso por lo que sonreír y seguir adelante. Y es por eso que tenías el valor
de ser feliz aunque él ya no estuviera contigo. Porque tus años a su lado
habían sido la bendición más preciosa que la vida pudo regalarte.
Comenzaste a recordar ése año en el que
Junsu por fin decidió revelarte el deseo que hizo cuando era apenas un niño.
Fue en la misma noria, ése fue el lugar testigo de su amor, de tan precioso
amor.
–Cuando era niño
una vez oí, que si subes a una noria y pides un deseo con mucha fe y es
sincero, éste se haría realidad. Así que tan pronto pude ir a una, a los siete
años subí por primera vez y pedí mi deseo– te miró con mucha dulzura y ternura
plasmado en su ojos, su alma era tan sincera.
–¿Entonces se
hizo realidad?– preguntaste intrigado. Mirándolo como a la criatura más hermosa
que era para ti.
–Sí– sonrió
alegremente y lo besaste de sorpresa.
Entonces la vuelta hecha por la noria
llegó a su final y bajaste de ella. La
miraste con acongojo y le dijiste en susurros que el año siguiente la vendrías
a ver. Solo ibas una vez al año. Superaste tu temor a las alturas solo por él. Comenzaste
a caminar de regreso a casa, oculto en tus ropas. Hacía tiempo te habías
retirado de la música, pero aún así no querías ser reconocido. Cuando tomaste
la decisión de dejar el mundo de espectáculo lo hiciste porque querías
dedicarte a tu familia y mientras ibas caminando te supiste sonriente recordando una vez más, las últimas palabras
que el día que él decidió revelar su secreto te dijo.
–Puedo asegurarte mi amado Junsu, los
deseos en las norias, si se hacen realidad. Y puedo jurarte, también que eres y
serás por siempre el eterno amor de mi vida. Es eterno y como el de los cuentos
de hadas– fue lo último que dijiste. Te detuviste un instante para apreciar
como el ocaso llegaba tras el hermoso atardecer. Pudiste casi escuchar su
estrambótica risa y tú sonreíste una vez más mirando el cielo.
–Mi deseo fue, que el amor que la vida
fuese a regalarme
fuera eterno y fuera como en los cuentos de hadas. –
Porque
quizás no era la Noria quien cumplía el deseo…
Quizá
era la fe de un corazón puro y hermoso, uno tan dócil que movía la naturaleza y
lo hacía realidad.
Porque
tal vez “hacer un deseo dentro de una noria” sólo lo hacía más romántico y
mítico. Pero era la bondad e inocencia del corazón de quien deseaba tal cosa, que
hacía que ése deseo tan especial se hiciera realidad.
Y eso Kim Junsu, me lo enseñaste tú.
Y eso Kim Junsu, me lo enseñaste tú.
~Fin~
*~*~*Nota de Autora*~*~*
Posiblemente muchos ya hayan leído este one-shot, pero como sabrán, yo perdí mi blog viejo y ahora decido subirlo aquí, espero que les guste a quienes no lo hayan leído y a quienes lo vuelvan a leer y comenten, gracias, muuuuchas gracias *3*.
Odette Free se despide con mucho, mucho amor. <3
*~*~*Nota de Autora*~*~*
Posiblemente muchos ya hayan leído este one-shot, pero como sabrán, yo perdí mi blog viejo y ahora decido subirlo aquí, espero que les guste a quienes no lo hayan leído y a quienes lo vuelvan a leer y comenten, gracias, muuuuchas gracias *3*.
Odette Free se despide con mucho, mucho amor. <3
¿Y tú nos das las gracias por leer? ¡Muchacha! ¡Gracias a ti por crear y compartir tu hermoso OneShot! ;___;
ResponderEliminarAyyyy Dios ;___; y yo que ando medio depresiva y vengo y leo este tronco de fic ;_;
Fue lindísimo, de principio a fin. Primera vez que leo un fic (por lo menos de TVXQ) narrado de esa forma, pero le da un toque especial y distinto ^^.
Me encantó, de pana que si ;_; es lo primero que leo de ti... me pasearé por tu blog :3 con permiso y muchas gracias :3
Ayyy, mi corazón quedó apaciguado... poder tener un amor así de hermoso ;_; Ayyy ;_;
Cuídate mucho. Kissus~~
me gusto mucho el escrito del final y trate de leer desde donde dice que reproduzcan el vídeo asta el final pero no pude XD
ResponderEliminarGracias por leer :'33!!!
Eliminar<3~
Awwww >w< te quedo muy bonito :3, no habia leido asi un ff, con esta narrativa :3...es distinto pero es interesante n.n...muy bonito amor n0n y dasdasdas quiero ir a una noria a pedir un deseu uwu XD owo
ResponderEliminarPues ve y pídelo, pero recuerda, lo que lo hará real será cuanta fe tengas puesta en tu deseo y cuan limpio y sincero sea. <3
EliminarGracias por leer Dannito bonito~ :'3
Yo lo leo por primera vez y es una historia muy linda, normalmente no me agrada leer historias donde se muere un personaje pero sin duda esta es una excepción. Me gusta mucho el amor que se muestra aquí, a pesar de tener personalidades tan distintas igual se complementan y se entienden, eso hace que su amor se vuelva aún más fuerte y también es bonito como YC aún lo recuerda y lo ama de la misma forma <3
ResponderEliminarGraaaciaaas ;AAAAA;
EliminarEste one-shot es demasiado importante para mi *A*
<3
Aww!! Que lindo! TODO, me gusto!
ResponderEliminar