*~*Nota de Autora*~*
Al
final del capítulo dejaré una nota BASTANTE LARGA haciendo unas cuantas
aclaraciones acerca del fanfic y de porqué tardé tanto en actualizar, que de
verdad ME ENCANTARÍA que leyeran, ¿sí? Háganlo por favorsito ;__;
GRACIAS, espero les guste y puedan tomar lugar dentro de esta confusa y dramática historia, que no es la mejor que vayan a leer en su vida, pero me he esforzado mucho. ;~;
*~*~*
Pronto el día de su cita llegó, era de
mañana y se alistaba para ir al trabajo, tenía planeado salir temprano para
disfrutar al máximo de su día con Kim Jaejoong, el lindo psicólogo que lo
cautivó; por su sinceridad y la necesidad que éste poseía de ayudar a los
demás.
Primero saldría a comprar el regalo para
Byul y luego iría por Jaejoong.
–Bien– dijo
mirándose al espejo. –Dicen que la vida es como un espejo, si le sonríes, ella
te regresa la sonrisa– acomodó su corbata mientras hablaba –Pues bien,
sonreiré, así que espero de vuelta un buen día, eh.– observó su reflejo y se
contempló por un instante, y entonces sonrió.
Tomó su saco y salió de su departamento.
Cuando iba camino a su automóvil, se encontró con algunos vecinos quienes le
saludaban con una sonrisa grabada en su rostro y una que otra chica con un
travieso sonrojo; él devolvía el gesto con educación y humilde elegancia, sacó
su teléfono móvil para contactar a Jaejoong y pedirle que lo acompañara a
buscar el regalo de su sobrina y luego ir a cenar juntos. Sin darse cuenta ya
estaba frente a su auto y justo al abrir la puerta de éste, se escuchó la voz
del rubio al otro lado de la línea, que para los oídos del moreno, eran dulce
melodía.
–¿Sí, diga?– el contador sonrió en una
mezcla de diversión y ternura, que respondiera así quería decir que no prestó
atención al número marcado en la pantalla de su aparato telefónico.
–Buenos días, ¿es el restaurante Kimchi a
domicilio?– decidió bromear – quisiera tres servicios especiales, por
favor– la reacción del otro chico fue
obvia para Changmin.
–¿Eh?– un poco de confusión –Está
equivocado, señor– y antes de colgar alcanzó a escuchar.
–Oh,
¿de verdad?... ¿tampoco es el restaurante de fideos italianos?– y no pudo
evitar reír un poco. Jaejoong sintió algo extraño en ése tono de voz y pronto
descubrió que le estaban jugando una broma.
–Señor, no estoy para sus…– la estridente
risa del bromista rellenó los oídos del mayor, quien inmediatamente la
reconoció –¡Changmin, eres tú!– afirmó comenzando a reír ante su torpeza de no
haberlo notado antes.
–Jajajaja. Buenos días, ¿cómo estás?–
preguntó entrando a su auto y cerrando la puerta.
–Tonto, muy bien ¿y tú?– correspondió.
–Pues bien, gracias– respondió aún con
rastros de sonrisa por lo sucedido instantes antes.
–He de alegrarme– confesó el otro.
–Te llamo para saber si puedo pasar por ti
a las 3:30pm– informó. El chico de cabello claro dudó un poco, recordando si no
tenía algún compromiso pautado antes a esa hora y al encontrar una rotunda
negativa, accedió –Perfecto, paso por ti a la fundación–.
–Bien, ¿Pero por qué a ésa hora?– se
supone que ellos cenarían, no que tomarían la hora del té juntos.
–El cumpleaños de mi sobrina es mañana y
no sé qué regalarle ¿te molestaría ayudarme?– preguntó, después de todo su
amigo tenía más experiencia con niños que él.
–Oh, claro que no– se sintió emocionado de
ser elegido para algo así, porque eso significaba que Changmin había pensado en
él.
–Bien, nos vemos–.
–Okey, cuídate Changmin– se despidieron.
La llamada terminó, encendió su auto y
condujo hasta el lugar donde trabaja, el banco. Hoy parecía que la vida de
verdad le sonreía, se sentía en paz y en calma y hasta podía notar en todos,
como sus sonrisas irradiaban en sus caras, llenando todo de cómodas sensaciones
y cero estrés.
Todo iba de viento en popa, nada podría
acabar con su buen estado de ánimos ése día, todos a su alrededor lo notaban.
Todos tenían la idea de que algo muy bueno le había pasado a su, para algunos
jefe y para otros, colega; Changmin. Durante dos días había sido más amable y
había sonreído más seguido, y era más conversador. No es que antes no lo fuera,
sólo que el contador hablaba lo necesario y poco mantenía amistad con los
demás, pero nunca había dejado la amabilidad y la educación de lado. Que fuera
cerrado no le quitaba la calidad de persona que era ni lo profesional que era,
tan sólo era callado y reservado, y muy pocas veces se le veía bromeando o
incluso sonriendo.
Pero ése día había roto barredas y batido
records, todos estaban sorprendidos ¿y por qué no decirlo? A gustos también
estaban con eso. Aligeraba el ambiente, aunque Changmin no les trataba mal, su
seriedad provocaba nerviosismo a las personas a su alrededor. Pronto el
mediodía iba llegando a su fin y la hora de ir por Jaejoong se acercaba y eso
lo hacía suspirar. Al tener al frente el momento de partir, avisó a todos que
debía dejar el lugar antes, que se disculpaba pero que el compromiso era
importante.
Hecho lo dicho, fue en busca de su, por
ahora, amigo. Iba pensando en qué cosas hacer, no creía que tomara mucho tiempo
ir a escoger un regalo para Byul, llegó a la fundación en poco tiempo y lo
llamó.
–Estoy afuera, sal– del otro lado de la
línea el psicólogo, sonriente había asentido con un “sí” audible.
*~*~*
–¿Y qué tienes planeado comprarle?–
preguntó intrigado, ya iban camino al centro comercial.
–No estoy del todo seguro, ella tiene
siete años– tenía sus manos al volante y la vista al frente, su acompañante lo
observaba con fascinación.
–¿Una muñeca?– interrogó. El otro negó.
–El año pasado le di una– afirmó, girando
el volante para doblar en una de las esquinas.
–¿Un peluche?– cuestionó otra vez,
buscando posibilidades. Changmin rio con discreción.
–Le di uno cuando cumplió los cuatro años–
resignado Jaejoong, arrugó la nariz en un gesto cómico que el menor al volante
alcanzó a ver de soslayo, sonriendo ante el gesto adorable del muchacho a su
lado.
–Entonces esperemos. Cuando estemos en el
centro comercial buscaremos una tienda de juguetes para niños– sugirió.
–Está bien. ¿Cómo ha ido tu día?– inquirió
con ganas de disfrutar de una amena conversación con su amigo. Además de que
siempre se preocupaba por su bienestar.
–Ha ido muy bien– respondió y luego
agregó: –Una de las niñas entró en crisis depresiva, afortunadamente logramos
calmarla–.
–Me alegra oír que se haya calmado–
sinceró el conductor.
*~*~*
–Bien, ¿Por dónde empezamos?– preguntó
dudoso. Estando ya en el centro comercial, mirando a Jaejoong, quien observaba
hacia todos lados buscando una tienda de juguetes de niños.
–Mira– señaló –allí hay una tienda de
juguetes para niños– Changmin dejó a su vista ser guiada por la señalización de
su, hasta ahora, amigo. Ambos se dirigieron hasta allí.
Estando dentro de la tienda comenzaron a
ver los juguetes. Había juguetes de todos tipos, tamaños y colores; para todas
las edades y en precios, unos económicos y otros no tanto; algunos lucían
mejores que otros. El interesado en conseguir prontamente uno, tomó el primero que captó su atención;
sintiéndose un poco dudoso decidió mostrárselo a su compañero, quien al verlo
negó efusivamente. Tras un largo rato, Kim comprendió que Changmin, simplemente
no tenía gusto para comprar obsequios para niños.
Habían recorrido un montón de tiendas, por
no decir todas. Ya eran las seis y media de la tarde y aún no tenían ningún
presente electo, cansados de tanto caminar sin ningún resultado, decidieron
sentarse en unas de las sillas que poseía el centro comercial para sus
clientes.
El castaño dejó caer su cuerpo pesadamente
sobre la banqueta, al recargar su espalda al espaldar del asiento, dejó caer su
cabeza hacia atrás para liberar estrés; suspiró pesadamente entonces. El chico
de piel pálida observó todos sus movimientos con una sonrisa indescifrable.
–Que cansino es escoger regalos– se quejó.
–Lo es, un poco.– Afirmó. Changmin elevó
su cabeza para mirar a Jaejoong y pudo ver en él rastros de cansancio también.
–¿Quieres un helado?– preguntó, tenía la
intención de brindarle el mejor. Su contrario asintió.
–No estaría nada mal– agregó con una dulce
sonrisa.
Caminaron directo a la heladería que
estaba por los alrededores, estaba a unos escasos metros de distancia. Tan sólo
les tomó unos pocos minutos elegir el sabor que cada uno se comería y al salir
de la heladería, decidieron caminar mientras se lo comían. En el tramo de su
caminata, la atención del menor fue cautivada por algo realmente llamativo, en
una tienda de objetos que lucían interesantes. Parecía ser una tienda de
antigüedades y objetos no tan antiguos.
Entraron a ella y Changmin se acercó hasta
el objeto que capturó sin medidas su atención. Era una lámpara de color rosa
pastel y celeste. La parte superior de ésta poseía agujeros en forma de
estrellas y los tamaños de las mismas, eran desiguales; unas más grandes que
otras. El objetivo de los agujeros en forma de estrellas no era otro, sino el
que cuando la lámpara fuese encendida, dejara ver figuras de estrellas
reflejadas en el lugar donde se encontraba, la lamparilla aparentemente gozaba
también de la función de poder girar, permitiéndole a las figurillas recorrer
toda las extremidades de la habitación donde sería puesta en función.
–Jae, ¿Qué piensas de ésta?– le preguntó
mirándola con mucho interés.
–Es muy hermosa– aseguró con sinceridad.
–Ella se llama Byul– el psicólogo miró con
fascinación lo oportuno y significativo que sería obsequiarle a su sobrina una
lámpara como ésa. –Listo, ésta será– afirmó con mucha seguridad el más alto.
Ambos partieron de la tienda con mucha
satisfacción. Y en efecto, a la niña le gustaría, la amaría, honestamente. Todo
regalo proveniente de su tío, ella lo atesoraba y de modo que a ella le
gustaban mucho las estrellas ya que su nombre ‘Byul’, posee el significado de
“estrella” en coreano, éste sería su regalo perfecto sin lugar a dudas.
–Seguro que sí le gustará– comentó
Jaejoong.
–Eso espero– dijo con una gran sonrisa.
–Tomemos algo, muero de sed– su amigo lo miró sorprendido, no hacía más de
media hora que habían comido helado. Pero aceptó para complacerlo. Estuvieron
caminando un largo rato buscando por el mejor lugar para tomar algo y en medio
de su caminata se acercaron al área de los cines y el castaño tuvo una mejor
idea. –¿Quieres ver una película?– lo invitó. El rubio lo pensó, al Changmin
ver su gesto dudoso le insistió –¡Vamos, será divertido!– aseguró el menor.
–Está bien– aceptó el mayor con una dulce
sonrisa.
Kim había conocido muchos aspectos del
importante Jung Changmin que antes no conocía, podía haberlo llegado a
sorprender. Él era muy serio la mayor parte del tiempo, pero podía sonreír como
si fuera un niño, Kim percibía esa esencia por su parte. Para Jaejoong,
Changmin era como un niño que se esconde tras la fachada de un adulto muy
serio, que lo hacía inconscientemente.
–¿Cuál quieres ver?– interrogó el moreno,
quería hacerlo sentir cómodo. Ambos estaban ya en la cola de espera para pedir
sus boletos de entrada.
–La que sea está bien– afirmó. Sólo quería
ver complacido a su amigo.
–¿Qué te parece ‘Los Vengadores’?– sugirió
con una mirada extremadamente ilusionada.
–Me parece bien– el hombre de tez pálida
pudo jurar que casi vio a Changmin saltar de alegría.
Compraron los boletos, palomitas de maíz,
refrescos y una que otras pocas golosinas. El rubio estaba impresionado ante
esa faceta del hombre que le gustaba. Siempre se habían reunido con otros
amigos, se juntaban con la intención de tomarse unos tragos y conversar un
rato, pasar el momento de una manera distinta y agradable. Pero en ninguna de
las veces anteriores, Changmin se había mostrado como lo estaba haciendo en ese
momento. Lo observaba con un interés especial.
El moreno, que era unos años menor que el
rubio, se reía y se impresionaba, también se concentraba tanto en la función,
que ni siquiera se percataba de la intensa mirada que el mayor dirigía hacia
él.
Por error ambos quisieron tomar un puñado
de palomitas al mismo tiempo y sus manos chocaron. Cuando sintieron el tacto
del otro, se alertaron y se miraron al instante. Jaejoong sonrió nerviosamente
y el otro apartó la mirada rápidamente y le ofreció el envase –Ten, tómalas tú
primero– el mayor aceptó sonrojado.
–Gracias–.
La película finalizó y al salir de la
sala, el más alto no paraba de hablar sobre lo asombrosa que había sido, lo
mucho que la había disfrutado y sobre el hambre que ahora tenía. Sonrió
alegremente, había sido un día muy excepcional y especial, lo había disfrutado
mucho.
El psicólogo comenzó a reír con muchas
ganas, su amigo no había parado de comer durante toda la función ¿y tenía tanta
hambre? Todo eso sin contar las veces que había comido helado, golosinas y
tomado jugos antes de entrar al área de cines. Él era en definitiva como un
dinosaurio sin fondo. ¿A dónde se iba toda esa comida? Porque vaya que estaba
en forma.
El hambriento se sentó en unas bancas que
habían a los alrededores, dejando caer su cabeza hacia atrás simulando
cansancio y sobando su estómago dejando ver el hambre que traía. Jaejoong se
sentó a su lado viendo como su dramatismo era más intenso al pasar de los
segundos, sonreía ante su comportamiento.
El dinosaurio sin fondo miró su reloj y se dio cuenta de que eran las 9:00pm. Así que era hora de comer después de todo y recordó que la salida se ése día era originalmente una cena con el psicólogo.
El dinosaurio sin fondo miró su reloj y se dio cuenta de que eran las 9:00pm. Así que era hora de comer después de todo y recordó que la salida se ése día era originalmente una cena con el psicólogo.
–Jae…– llamó de manera calmada.
–¿Hmm?– giró su rostro hacia Changmin.
–¿No tienes hambre?– preguntó serio
–porque yo sí– aseguró cambiando su expresión a una más dramática –vayamos a
comer– pidió con la expresión anteriormente nombrada –además, hoy saldríamos a
comer ¿lo olvidas?– preguntó.
–No, no lo he olvidado– respondió el otro
sonriendo dulcemente. El más alto juró que pudo morir ante ese gesto.
–Entonces vayamos– se levantó rápidamente
tomando de la mano al castaño, invitándolo a levantarse también, cosa que hizo
al sentir el jalón por parte del menor para así evitar aterrizar en el piso.
–¡Changmin no corras, harás que caigamos
al piso!– pidió. El nombrado corría para llegar a su auto. Quería llevarlo a
comer a su restaurante favorito de comida Venezolana.
–¿No has probado la comida Venezolana?–
preguntó estando ya dentro de su carro. El copiloto negó y el moreno lo miró
como si hubiese cometido el pecado más terrible de su vida –¡¡No sabes lo que
has hecho!!– Afirmó encendiendo su auto –¡es deliciosa, es exquisita, te
encantará. ¡Ellos trabajan todo el día y ofrecen todo tipo de comida
venezolana; lo que ellos acostumbran a desayunar, lo ofrecen por las mañanas;
lo que suelen almorzar, lo sirven al mediodía y lo que acostumbran a cenar
también! ¡Es comida verdaderamente deliciosa!–.
Jaejoong lo observaba sorprendido, la
manera en la que su amigo se expresaba de aquellos alimentos provocaba en él
ternura incomparable y un gran interés en probar aquellas comidas.
Una vez en el restaurante, Changmin entró como Pedro por su casa* y saludó a algunos
meseros, eso le hizo ver a Jaejoong que el invitante era muy frecuente en el
lugar. El recinto comedor tenía una decoración peculiar y muy llamativa, eso la
hacía más hermosa.
El moreno guió al rubio hasta su mesa
favorita y lo invitó a sentarse, también pudo notar como el muchacho de
estatura más baja estaba cautivado por la decoración.
Las paredes se encontraban pintadas en dos
colores a la mitad, la parte superior era totalmente blanca y la parte inferior
estaba pintada de marrón crema bastante claro y justo en la división de ambos
colores, había una cinta tricolor que recorría elegantemente toda la extensión
de las paredes. Los colores en la cinta eran amarillo, azul y rojo; en ése
orden respectivo y tenía también agrupaciones de ocho estrellas, y entre cada
grupo de las mismas había un espacio que separaba uno del otro. Changmin le
explicó a Jaejoong que era esa la bandera de Venezuela. El nuevo comensal del
restaurante estaba asombrado y le gustaba todo, era bastante cálido y acogedor.
En un extremo un poco alejado de donde ellos
se hallaban, con mucho orgullo, tenían colgado, una pintura del escudo y justo
a un lado, un texto, explicando que significado poseía éste; haciendo lo mismo
con la bandera y tenían también un cuadro más grande con el himno nacional de
dicho país, con un texto traducido al coreano justo al lado. Tanto era su
orgullo, que exponían también la vestimenta tradicional del país suramericano.
Jaejoong se vio embelesado por el cantar
de los unos pájaros, el moreno notó que su amigo buscaba de dónde provenía
dicho sonido.
–Jae, mira; allá están– le señaló con su
dedo índice donde se encontraban las aves.
–Son hermosas, ¿qué son?– preguntó
intrigado, observándolos con su vista maravillada. Los pájaros eran de color
amarillo intenso y negro.
–Se llaman Turpiales– respondió con una
cálida sonrisa –Es el animal nacional de Venezuela– agregó con aires de
sabiduría.
–Son hermosos– volteó, para ver a quien
más le gustaba en su vida.
–Sí, lo son– sonrió.
El mesero llegó para tomar sus órdenes,
pero habían estado tan concentrados detallando el sitio que habían olvidado
elegir lo que comerían, en cada mesa, tenían un pequeño y delicado florero,
donde había una flor hermosa y tierna flor, llamada Orquídea, que era también,
la flor nacional del país.
–¿Qué van a comer?– preguntó un muchacho
con ojos claramente rasgados.
–Oh, aún no hemos decidido– dijo Changmin,
el mesero dijo que regresaría cuando estuviesen listos –Y bien, ¿qué te
provoca?– le preguntó dirigiendo su vista hacia él.
–Ehm… yo no sé qué pedir, nunca he comido
comida venezolana– dijo un poco ofendido.
–¿Quieres que pida algo por ti?–.
–¿Qué pedirás tú? –.
–Un platillo que ellos acostumbran a
cenar, se llama Cachapa– respondió con simpleza, Jaejoong puso una cara
cómica cuando escuchó el nombre, era muy raro para él.
–Oh… ¿y cómo es?– preguntó otra vez.
Changmin buscó la imagen impresa en el menú, cada platillo nombrado en la
lista, tenía además del costo, una imagen justo al lado que mostraba qué era
con exactitud y cuan exquisito éste lucía.
–Es ésta– señaló. Se veía realmente
apetitosa –puedes pedirla con jamón y queso, o con carne o pollo tal vez, como
te guste más– explicó.
–¿Cómo la pedirás tú?– preguntó otra vez,
el moreno rio internamente de ternura –la quiero como tú vayas a comerla– dijo
al fin.
–Serán dos de carne mechada, entonces.
¿Qué quieres para beber? Tienen jugos naturales y refrescos; los jugos
naturales son deliciosos, yo tomaré jugo de naranja–.
–Hmm… creo que quiero lo mismo–.
–Está bien–.
*~*~*
–¡¡Está delicioso!!– decía con sinceridad
el psicólogo.
–Lo sé, la comida venezolana es muy
deliciosa– alegó Changmin.
–Lo es– aseguró.
–Me alegra que te gustara– comentó con una
grata sonrisa –cada semana tienen menús distintos–.
–¿Por qué?–.
–Una vez pregunté al dueño y me dijo que
se debía a que hacer todos los diferentes tipos de comida era dificultoso y que
hacer unos una semana y otros, otra, era más cómodo para ellos– informó.
–Wooah– expresó, esperaba regresar a comer
allí.
Ambos terminaron de comer y se quedaron un
rato hablando hasta que el bancario tuvo una idea. Pagó el monto de lo que
habían consumido e invitó a su acompañante a seguirlo. Jaejoong creyó que se
irían, pero la puerta que Changmin cruzó los llevó a otro lado, era como un
patio trasero, el castaño abrió sus ojos en impresión, eso era realmente
fanscinante, el espacio estaba repleto de árboles, sus hojas eran amarillas.
–¿Qué es este lugar?– preguntó con mucho
interés y agrado, el escenario era realmente hermoso.
–Es mi parte favorita del restaurante– la
posición en la que todos los árboles
habían sido sembrados, hacían un círculo y en el centro de éste círculo
formado por esos hermosos macizos amarillos, había una especie de pequeña plaza
con una fuente con muchas luces pequeñas colgando. Alrededor de la fuente, con
al menos tres metros de distancia, había asientos en forma de bancos, para que
los clientes se sentaran encarando al monumento. Jaejoong no paraba de observar
todo con embeleso evidente.
–¿Qué árbol es este?– preguntó Jaejoong
encantado, era un lugar casi mágico. Changmin miró al otro y pudo casi ver su
mirada ilusionada.
–Se llama Araguaney y como todo aquí, es
el árbol nacional de Venezuela–.
–¡¡Es hermoso!!– dijo, acercándose a la
elegante fuente. Pudiendo notar como
había hojas caídas sobre el agua de la fuente, tomando una para
detallarla con interés profundo, sentándose en el borde de la fuente. El moreno
de acercó a él un poco inseguro.
–Jae…– llamó lentamente, el nombrado
dirigió toda su atención a él –¿Sabes Jae…?– buscó dentro de su vocabulario
mental las palabras adecuadas –hace mucho estuve pensando en lo mucho que me
gusta alguien– la mirada de Jae se iluminó, era incluso más brillosa que la de
antes –y quería saber si debería confesarle mis sentimientos ¿tú qué me dices?–
el rostro de Jaejoong se ensombreció
creyó que sería él, pero por las últimas palabras de Changmin descartó esa
anhelada posibilidad. Con mucha dificultad, tratando de sonreír le respondió:
–Si realmente sientes algo por esa
persona, deberías decírselo– llevó su vista al agua que caía de la fuente y se
percató de las hojas amarillentas que estaban siendo arrastradas por el paso
del viento, viento que en ese momento soltó a hacerse notar moviendo con fuerza
y agresividad, los no tan largos cabellos del psicólogo, tenía ahora un fuerte
dolor en su pecho. Apretó sus ojos mientras que su ahora amor imposible no lo
veía y al tiempo que el silencio se instalaba entre ambos, sintió un abrazo por
parte de su amigo y con susurros a la punta de su oreja le decía:
–Te amo, ¿quieres compartir tus días
conmigo?– Jaejoong abrió sus ojos de par en par. Giró con rapidez su cabeza
para observar con detenimiento la sonriente cara del dueño de sus suspiros y
pensamientos, intentando asimilar lo que había escuchado.
–¿Qué dices?– dijo en voz baja. ¿Era eso
verdad? Changmin lo miró enternecido.
–¿Quieres ser mi novio? Te amo, Jaejoong–
confesó besando su frente, anonadado continuaba el mayor.
–¿Lo dices en serio?– quiso profundizar en
la mirada del menor – creí que…– lo detuvo.
–¿Qué era otra persona, verdad?– sonrió
–Jae, te amo desde hace demasiado tiempo y sé, que tú a mí también– lo abrazó
protectoramente. Jaejoong bajó la vista un poco sonrojado y luego tuvo una
duda…
–¿Y si lo sabías por qué tardaste tanto?–.
–Porque debía estar seguro de todo– y eso
incluía que Yunho no lo molestara más, el de piel blanca sonrió.
–Sí, sí quiero ser tu novio– Changmin
sonrió y besó la frente de su ahora novio, con mucho cariño.
*~*~*
–¿Estás seguro que no quieres venir conmigo?–
interrogó, buscando en el armario la camisa que debería usar esa noche.
–Sí, además hoy tengo guardia y debo
pasar la noche en la fundación– respondió su novio al otro lado de la
línea. No quería ir porque Jung Yunho no era de su agrado y estaba casi cien
por ciento seguro que él tampoco era la monedita de oro que atraía al mayor de
los Jung, el accionista más importante de uno de los bancos más renombrados.
–Bueno, está bien. Cuídate ¿sí?– pidió con
dulzura Changmin.
–Okey, te amo– le dijo para despedirse.
–Te amo igual– colgó la llamada. Quitó el
teléfono móvil de su oreja y lo metió en su bolsillo, continuando con su
búsqueda por conseguir la camisa perfecta, hasta que por fin la encontró.
Terminó de vestirse, se perfumó, tomó el regalo de su sobrina, sus llaves y
partió a casa de “sus padres”.
Una vez en dicho lugar, se encontró con
uno que otro conocido y muchos niños, divisó a la niña que amaba en demasía y
se dirigió hasta ella.
–Hola Changmin, que alegría verte– como
odiaba esa voz, bufó.
–Hola Yunho– se giró a él y trató de
sonreír, había muchos presentes.
–Creí que ya no vendrías– se acercó a
Changmin para abrazarlo, gesto que habría evitado de no ser por oír la voz de
su madre.
–Changmin, querido, llegaste– abrazó a
Yunho y tan pronto como pudo se soltó del agarre.
–Hola madre, es que tenía unas cuantas
cosas que hacer antes de venir– se acercó a ella y la besó con cariño en la
mejilla. Vaya que ella no era su madre real, pero después de tantos años las
personas despiertan cariño por quienes les han rodeado siempre, así que sin
poder evitarlo, despertó un fuerte cariño por esa mujer. Se separó para
dirigirse a la cumpleañera, quien lo vio ir hasta ella y corrió en dirección a
donde él estaba.
–¡¡Tío!!– exclamó con mucha emoción, vaya
que ésa niña lo amaba.
–¿Cómo está mi pequeña?– preguntó con
mucho amor. Changmin amaba a esa niña en grandes cantidades, aunque fuera la
hija de Yunho. Él la había visto nacer y la había amado desde el momento que
comenzó a crecer, además de que ella no tenía conocimiento de todo lo que su
padre había hecho, así que en otras palabras, ella no tenía culpa de lo que su
padre le hizo a Changmin y éste, estaba consciente de eso. Quizás fue la
ausencia de la figura infantil lo que le hizo amarla, o fue tal vez, que la
niña desde un principio sintió un apego por él y él no se lo negó nunca,
forjando un lazo familiar no-real entre ambos, pero muy real para la pequeña.
–¡¡Feliz de que estés aquí!!– respondió
con la misma alegría con la que había corrido hasta él.
–¡¿De verdad?!– preguntó haciéndose
parecer sorprendido. La niña hizo un puchero de enojo.
–¡¿Y lo dudas tío?!– Byul se cruzó de
brazos. Su tío río y la abrazó, cargándola.
–Sólo bromeaba, aquí está tu regalo– se lo
entregó mientras la tenía alzada. Ella lo tomó con mucho cariño y lo abrazó a
la altura de su cuello.
–¡Gracias, es el mejor regalo de todos!–
exclamó con mucha seguridad eufórica. Él la miró con sorpresa y picardía.
–¿Y cómo sabes que es el mejor si aún no
lo has visto?–.
–Es el mejor porque me lo regalaste tú– le
mostró aquella inmensa sonrisa que valía mil quilates de oro para él. Para la
pequeña, después de sus padres, su tío lo era todo; seguido de sus abuelos.
Changmin rio sintiéndose alagado, le dio un beso en la cabeza y acarició por
encima de sus cabellos, un instante luego la bajó y ella corrió a mostrárselo a
su mamá.
–Gracias por eso– dijo Yunho con
sinceridad, quien se había acercado segundos antes y observó todo, el más alto
endureció su expresión.
–No lo hice por ti, no te hagas ilusiones–
afirmó con voz ruda, sin siquiera mirarlo y se alejó de él.
La pequeña fiesta de cumpleaños
transcurrió normal, como cualquier otra fiesta de niños; hubo golosinas,
juegos, música, regalos y fotos. ¡Changmin odiaba las fotos! Pero a pesar de
eso, se tomó una que otra donde aparecía muy cerca de Yunho, ya que él siempre
buscaba la manera de acercársele.
–¿Ya cenaste?– le preguntó a Jaejoong, con
quien comenzaba a tener una conversación a través de teléfono, allá, en la
terraza de la casa de sus padres.
–No, aún no. ¿Y tú, amor?– respondió con simpleza.
–He comido algunas golosinas y dulces,
comeré algo mejor cuando llegue a mi casa– le hizo saber, desde el día de ayer
que iniciaron oficialmente su noviazgo no habían estado juntos y lo extrañaba.
–Oh, no te vayas muy tarde a tu casa,
¿sí?– pidió, él también extrañaba a
su moreno.
–Está bien y...–
–¿Podrías dejar de huir de mí?– se vio
interrumpido por la aparición mágica de Yunho, arruinando mágicamente el
momento. Changmin cortó la llamada abruptamente y apagó el teléfono guardándolo
en su bolsillo. Luego le diría a Jaejoong que su teléfono se había apagado
repentinamente.
–¿Qué demonios quieres?– preguntó cortante
y se volteó para verlo con fastidio y rabia, no había nadie cerca, así que
podría simplemente ser él.
–Hablar con mi hermano menor– la
malicia se sintió en su gruesa voz y el hermano menor no lo dejó pasar,
lo notó con facilidad.
–Tú y yo no tenemos nada de qué hablar– le
dirigió una mirada penetrante.
–Que no se te olvide Minnie, que
todo lo que tienes, te lo di yo– lo atacó con sus palabras, el otro sintió
nauseas.
–Que no se te olvide Jung, que de no ser
por Minho, yo no habría aceptado vivir contigo– contraatacó, dándole donde más
le dolía. Changmin sabía que Yunho siempre había sentido celos de su verdadero
hermano y aunque sabía que la mitad de lo que tenía, lo tenía porque Yunho se
lo dio; fue más por el fallecido que se esforzó dando todo de sí y más, para
poder ser él quien se encargara de su hermano; pero no dejaba pasar por encima
el hecho de que podía dar en donde más le dolía.
Changmin caminó para dejar la terraza y le
pasó por un lado, pero Yunho lo detuvo del brazo y se defendió:
–Aun así, mi dinero te sacó de la calle–
palabras crueles.
–No Yunho...– Volteó para verlo con una
odiosa y pesada mirada –mi esfuerzo y mi tolerancia para contigo, lo hizo– se
soltó bruscamente y partió, dejándolo atrás.
Tomó la decisión de dejar la fiesta
alegando que se sentía mal y que era mejor dormir, por lo que se retiró.
Maldecía todos los días de su vida haber conocido a Yunho, a ése hombre que aún
dentro de su miseria personal, era capaz de ser igual de despiadado, teniendo
en mente el pensamiento de destruirlo más. Pero ya lo hecho y ocurrido,
ocurrido y hecho estaba, no había vuelta atrás, ahora sencillamente debía
continuar porque sí.
Al llegar a su auto la tristeza hacía
mella en su pecho, esa odiosa presión que había olvidado por poco tiempo,
regresaba. Entre sus pensamientos divisó su casa como la guarida a la que
acudía cuando huía de la realidad, pero para ése momento, ni ese lugar era
seguro; estaba repleto de soledad, ésta vez no podía, ni quería, ir hasta allí.
No había vida allí, el lugar estaba lleno de objetos inanimados, inmóviles,
muertos... muertos como su hermano. Lo que Changmin necesitaba y él lo
reconocía, porque era cierto que lo sabía... sabía que necesitaba algo que le
llenara de vida, de alegría, que le hiciera sentir "lo bonito de vivir", ése “la
vida vale la pena aunque duela”... y en ése punto entraba Jaejoong, ése
papel lo jugaba aquél rubio castaño teñido, aquél chico pálido, aquél del cual
se había enamorado, aquél que era ahora su novio, porque comprendía que él
MERECÍA ser feliz.
Sin dudarlo más comenzó a manejar hacia la
fundación, donde sabía lo encontraría. Sacó tu teléfono móvil, lo encendió y
marcó el código numérico que se sabía de memoria, repico una… dos… tres… cuatro
veces y…
–¿Hola?–
se escuchó su voz agitada.
–Jae…– murmuró –¿ya cenaste, Jae?–
preguntó.
–No, aún no…– respondió, sintiéndose un
poco extrañado por la llamada –¿Y tú?...
¿Ocurrió algo? ¿Por qué colgaste así de pronto?–.
–Tampoco, voy camino a la fundación–
respondió la primera pregunta, ignorando por completo las últimas.
–Pero…–
–Llevaré comida venezolana– aseguró, para
evitar que hiciera más preguntas.
–¡Está
bien!– aceptó inmediatamente.
*~*~*
–¿Por qué viniste?– Changmin lo abrazó en
ese momento, necesitado de afecto, de calor, de sentimiento… necesitado de
amor… verdadero y sincero amor…
–Quería verte– lo pegó mucho más a su
pecho, la verdad era que no quería despegarse de ese abrazo… se sentiría
desprotegido y frágil. El mayor sólo respondía su abrazo sonriendo y sintiéndose
especial. Sintió también, más presión que venía de los brazos de su novio.
Changmin por su parte se sintió reconfortado y protegido, seguro… amado.
–Changmin… me estás asustando– comenzaba a
preocuparse, esa unión de brazos despedía aires pocos alegres –¿estás bien?–
fue entonces cuando sonrió y se apartó de su amado, un poco más seguro.
–Sí– su sonrisa era ahora resplandeciente,
estaba sonriendo brillantemente, acariciando la cara de su novio y lo invitó a
comer.
Para fortuna de ambos, una vez el
psicólogo hizo su última revisión por todas las habitaciones, para cerciorarse
de que todo se encontrara en perfecto orden, pudieron hablar tranquilos y con
mucha libertad; cobijados por el manto de esa noche poco nublada, pudieron
expandir sus lazos amorosos, regalándose de tanto en tanto besos con sabor a
amor y sonrisas llenas de alegrías. Poco a poco y sin notarlo con certeza,
Changmin pudo liberar completamente el dolor que traía consigo, permitiéndole
el paso a la tranquilidad que la voz y el cariño de Jaejoong le regalaba, la
madrugada entró y revistió el ambiente de frías y envolventes brisas, y sin
quererlo tuvieron que separarse. Aunque el día que comenzaba era domingo ambos
debían descansar. Eran conocedores de que exigirle a sus cuerpos más de lo que
éstos podían dar, era una especie de masoquismo y era además, lastimarse.
–Descansa mucho– le dijo despidiéndolo en
la puerta de su carro. Le dio un tímido beso en sus sabios secos.
–Está bien, te llamaré luego. Te amo– se
despidió.
–Yo te amo igual, Changmin– vio el auto
arrancar y agitó su mano en despedida.
*~*~*
El ambiente dentro de la discoteca era
agradable. Nadie interrumpía la intimidad de nadie, todos dentro de sus mundos
y lo demás simplemente no existía y era lo que al menos le gustaba. Era libre de,
sin deberle explicaciones a nadie, había crecido y tenía la edad suficiente
como para gobernar su vida, ya que Yunho simplemente no podía hacer más.
Junsu había llegado a Japón hacía apenas
unos pocos días y habían elegido esa noche para ir a divertirse entre amigos.
Changmin, Jaejoong, Junsu y Yoochun, el novio de Junsu. Ese cuarteto reía y
comentaban acerca de muchas cosas. Para Junsu no era un secreto que su primo y
su amigo estaban de novios, ambos se lo habían contado.
–¿Quieres ir a bailar?– le prepuso a su
novio, quien con un poco de vergüenza aceptó. La realidad era que ninguno de
los dos bailaba mal, al principio se sintieron un poco cohibidos, pero unas
pocas canciones después, ambos se soltaron y disfrutaban de ese compartir e ir
y venir de sus cuerpos, al ritmo de la música. Ellos reían, se susurraban cosas
al oído, se guiñaban un ojo y se daban todas las expresiones de cariño que
pudieran pensar en ese momento.
Junsu los observaba desde la mesa donde
estaba con su novio, la enorme sonrisa que mostraba al momento de mirarlos no
tenía comparación.
–¿Por qué sonríes de manera especial
cuando miras a esos dos? Me pondré celoso– comentó con un puchero Yoochun,
demostrando un tono de broma. Él sabía que Jaejoong era su primo y Changmin su
mejor amigo. Junsu lo observó con una sonrisa pícara, riendo por lo bajito.
–No sabes lo feliz que estoy por esos dos.
Sólo dos personas que sienten en carne viva lo que el sufrimiento es, pueden
llegar a entenderse perfectamente– confesó con mucha seguridad, dejándole ver
con claridad a su novio, que ellos dos, habían sufrido tanto que sería
increíble.
Y es que era verdad… una persona no sabe
lo que se siente la mordedura de un gato, si no lo ha mordido alguno, no
importa que tanto intente imaginarlo o escuche cómo se siente, nunca sabrá
exactamente que siente hasta que lo experimenta.
Nadie sabe lo que es sufrir a grandes
escalas si no ha sufrido con intensidad. Jaejoong era parte de ese porcentaje
que sobrevivió al cáncer, si no creen en los milagros, es mejor que sí, porque
Jaejoong había sobrevivido al cáncer No Hodgkin*,
era él claramente un milagro.
Por esa razón desde joven decidió ser
psicólogo. Nació en él la necesidad de alentar a las personas que pasan por
momentos difíciles. ¿Por qué psicólogo y no médico oncólogo? ¡Porque odiaba las
agujas y tener que ver sangre! Desarrolló un pequeño trauma hacia los objetos
finos, largos y afilados que penetran la piel y chupaban la sangre. Eso le
impediría concentrarse. Por otro lado, él necesito de ayuda psicológica para
tener fuerzas y ánimos de enfrentar la situación en la que se encontró envuelto
de niño, así que encontró la psicología como su destino y manera de dar gracias
a la vida por una oportunidad más de vivir.
Aunque Jaejoong y Changmin no sabían
muchas cosas referentes a su pasado, se complementaban. Era algo que en
definitiva provenía de su alma y que los unía a través de su amor.
El novio de Junsu los miró a los dos que
venían ya camino a la mesa. Venían riendo, tratando de analizar las miradas de
los mismos. El más bajo se desvió y se alejó del moreno.
–¿A dónde fue Jae?– preguntó Junsu.
–Fue al baño–
Changmin se sentó para descansar de tanto bailar. Agarró la bebida de su amigo
y se la tomó completa sin dudarlo dos veces.
–¡¡Heeey!!! ¡Es la mía!– reclamó infantil.
Dejó la botella vacía en la mesa, mientras se secaba los labios con su mano y
comenzó a reír –¡Debes ir a comprar otras entonces!–
–Ahh, no quiero– dijo con voz tranquila
–ve tú–.
–¡¡¿Yo?!! ¡¡Pero si tú te tomaste la
mía!!–.
–Pero
tú eres genial y quieres mucho a tu amigo– comenzaron a discutir tontamente sobre
quién traería la bebida. Y así estuvieron por un largo rato.
–Eres
un chico malo– le reprochó Kim una vez más.
–Arhg, ¡ya basta!– dijo el pelinegro novio
de Junsu, cansado de oír su infantil discusión –yo iré, dejen de pelear–
parecían cual niños de kindergarden.
–¿De verdad?–
preguntó impresionado, a lo que el otro asintió levantándose de su asiento –Les
doy mi bendición entonces– queriendo decir que les daba la bendición para
casarse por el simple hecho de que le fuese a buscar la cerveza..
Yoochun fue en busca de las bebidas, Changmin sonrió como niño
victorioso que gana una partida, en la cual el premio será una tarde gratis en
los vídeos juegos y Junsu le dedicó malos ojos, pero luego se echaron a reír
ambos.
–Changmin… ¿Yunho que ha dicho de tu relación con Jaejoong?– preguntó,
aprovechando el corto tiempo que tendría para saber respecto a eso.
–Él
aún no lo sabe y podrá decir lo que quiera– cambió su expresión de alegría a
una sería –¿Por qué siempre tienes que preguntarme por él? ¿Qué no entiendes
que el sólo oír su nombre me revuelve todo?– su amigo se sintió un poco
culpable cuando escuchó la afligida afirmación.
–Lo
siento Minnie– bajó la vista entristecido, luego la levantó y le dijo: Me
siento preocupado de que él aún pueda hacerte algo– el otro lo miró con llamas
en sus ojos, llamas ardientes en odio e incomodidad, y entonces dijo las
palabras que el primo de su novio había querido ocultar.
–¿Preocupado de que él aún me violara?– dijo sin tapujos y con amargura,
rio con ironía.
–Changmin… no lo digas así…–
–¿Por
qué? Si era lo que ocurría siempre, Junsu. ¿De qué sirve esconder las palabras
ahora? ¡Es lo que ha sido mi vida siempre!– ambos sabían que no era un lamento,
ni autocompasión, aunque sonara como tal– estaba alterándose, Junsu si bien se
sentía culpable, tampoco le parecía correcto que su amigo se alterara de esa
forma en un lugar como en el que ellos estaban. Solamente se sentía preocupado
por él.
–Chagmin, está bien, comprendí. Lamento haberte hablado de eso–. Se disculpó
sinceramente, pero el nombrado había sentido que el otro lo había hecho solo
por obligación.
–¡No!–
negó con un poco de ira– ¿Quieres saberlo? Bueno, lo harás. No, Junsu; no he tenido sexo con él desde que contrajo
sida– Junsu no sabía que Yunho padecía de alguna enfermedad y mucho menos esa.
–No, porque el muy maldito me dijo que se apiadó de mí y que lo menos que
quería era contagiarme y por si fuera poco, me dijo que me daba el permiso de estar con alguien.
¡Maldita sea, Junsu. ¿Estás satisfecho?!– Junsu golpeó el pecho de Changmin no
muy fuerte.
–¡Reacciona, Changmin, que estamos en un lugar público para que hables
tan duro!– el agredido le dio un manotón para que le soltara, puesto a que
Junsu se había quedado con la mano en el cuello de su sobretodo negro y se
sentó con un bufido.
Poco
tiempo después Jaejoong regresó y se sentó junto a ellos, Junsu se levantó y
fue tras su pareja, que aún no había llegado. El castaño claro presenció parte
de la discusión sin que los otros dos lo notaran pero no entendía muy bien ya
que no escuchó perfecto, eso de que Changmin se acostaba con alguien no le
gustó mucho y definitivamente no era él, porque apenas tenían unas semanas de
novios y no se habían acostado aún.
–¿Ocurrió algo?– preguntó inocentemente, con la intención de ver si
Changmin diría algo.
–No–
respondió muy serio y a los oídos de su novio, sonó cortante y no fue algo que
le gustara precisamente.
–¿Estás seguro? Porque parece como si Junsu se hubiese…– quiso decir:
“se hubiese ido molesto”, pero el menor de ambos lo cortó bruscamente.
–Te
dije que no, Jaejoong– y esta vez sí fue tajante y al nombrado anteriormente le
había dolido su respuesta
–¡Bien!– sonó serio y se puso de pie, comenzando a caminar lejos de su
novio, directo a la salida.
–¡Por
un demonio!– dijo con la frustración a flor de piel. ¿Qué no podían sólo no
preguntar nada? Fue tras él, sus pasos eran fuertes, rápidos y seguros. Cuando
terminó de salir, vio a Jaejoong en la avenida esperando un taxi, corrió hasta
él y justo cuando estuvo a punto de detener a uno, lo tomó de la mano que había
alzado.
–¿Pero
qué…?– volteó a ver quién era el que había tenido tal atrevimiento de cogerle
la mano de esa manera, halándolo hacia la acera –¡Déjame!– exigió, se soltó
violentamente y giró a él para verlo con el ceño fruncido.
–¿Qué
demonios ocurre contigo?– se sentía lo suficientemente exasperado como para
preguntárselo en un tono claramente irritado. Kim Jaejoong rio con sarcasmo.
–¿De
verdad me lo preguntas?– rodó los ojos irónicamente, se dio la vuelta y caminó
de nuevo a la avenida, Changmin caminó más aprisa y se detuvo justo frente a
él.
–¿Por
qué actúas así de pronto, Jae?– bajó la tonalidad a una más tranquila,
comprendió que con Jaejoong no funcionaba el enojo, además de que realmente
quería comprender que pasaba con él.
–¿Por
qué actúo así?– preguntó socarronamente una vez más – ¡No lo sé! ¿Por qué crees
tú?– alzó un poco la voz.
–Si lo
supiera no estaría preguntándote– obvió.
–Bueno, quizá deberías ser más inteligente y adivinarlo– quiso dar la
vuelta para irse otra vez, pero su novio lo detuvo por tercera vez.
–Vamos
Jae, dime por qué te enojaste tan de pronto– casi rogó.
–¿Por
qué?– preguntó con sorna –¡Si no tienes la confianza suficiente para decirle a
tu novio porqué discutiste con tu mejor amigo, entonces, es mejor para mi
irme!– y Changmin creyó entender.
–Jaejoong, no es que no tenga confianza, es que no quería hablar de eso–
afirmó.
–Oh,
claro, supongo que no querías decirme que te acuestas con otro– le escupió de
sopetón.
–¡¿Qué
yo qué?!– se sorprendió –¿De qué carajos hablas?–
–No lo
sé, quizá debas preguntarle a Junsu, quizá él pueda decirte con quien te acostabas,
o te acuestas aún– Changmin se dio cuenta de que había escuchado si no toda la
discusión, parte de ella.
–¡No
me acuesto con nadie!– se defendió.
–Junsu
parecía muy interesado en saberlo– el moreno no podía creer que su novio le
dijera eso.
–Demonios, Jae, no me acuesto con nadie– le aseguró.
–No lo
sé, no me importa saberlo, me voy a casa–.
–No…
espera… yo te llevo– sería lo mejor, porque esa noche no llegarían a nada.
–No
gracias, así no te quito tiempo para que vayas a acostarte con otro u otra– eso
hirió el orgullo de Changmin.
–¡Maldición Jaejoong! ¡No me acuesto con nadie!– lo tomó de la mano y lo
arrastró hacia su auto que no estaba muy lejos de allí.
–¡Suéltame, Changmin!– todos los miraban.
–Si lo
que quieres es irte, pues bien, ¡yo te llevo!– abrió la puerta del copiloto de su
auto y lo empujó allí con brusquedad.
–Bien–. Solo por la vergüenza de que todos los que estaban afuera en ese
momento los vieron, se quedó, cerró la puerta y se dejó llevar.
El camino estaba siendo silencioso,
Jaejoong le pidió que dejaran las ventanas abiertas y no hacía más que mirar
por ésta, mientras que Changmin tenía la vista puesta en la carretera y con una
de sus manos golpeteaba ansiosamente el volante. Cuando llegaron a la casa del
hombre pálido, el moreno se estacionó frente a la misma y al ver como se bajaba
sin decir nada más, lo llamó casi sumiso.
–Jae…–
detuvo sus movimientos y en completo mutismo esperó lo que el otro tendría para
decir –Yo… yo no me acuesto con nadie– confirmó –solía hacerlo. No porque
quisiera, estaba obligado a hacerlo– Changmin no creyó nunca confesarlo una vez
más, al menos no a Jaejoong, quien no quiso creer que podría ser lo que todo el
mundo se negaría a pensar.
–¿Qu-qué quieres decir?– preguntó temeroso de encontrarse con la
realidad.
–Quiero decir que fui violado constantemente– dijo de una vez, sin mirar
atrás, ni titubeos, era la mejor manera de salir de ello lo antes posible.
Jaejoong abrió sus ojos de impresión y su pecho dolió de culpabilidad.
–Yo…
yo no sabía, no quise…– buscaba la mejor manera de disculparse.
–Lo
sé– sonrió melancólicamente.
–De
verdad lo lamento Changmin… yo no quise… soy un idiota, lo siento– seguía
buscando la mejor manera de disculparse. Sí que se sentía como un completo
idiota, ¿cómo había podido desconfiar del hombre que amaba? Que idiota Kim
Jaejoong.
–No
todos saben eso, así que está bien, ¿sí?– intentó calmar la preocupación
evidente de su pareja.
–De
verdad yo…– el menor tomó una bocana de aire y luego la dejó salir, tomó su
cara con dulzura y acarició una de sus mejillas con delicadeza, el psicólogo
tenía los ojos cristalizados de lágrimas.
–Jae, ya todo está bien, ¿okey?– sonrió
para tranquilizarle –Si yo hubiese oído que tú te acostabas con alguien, me
habría puesto igual de enojado, así que está bien– y besó sus labios
temblorosos –así que ahora entra y ve a dormir. Ya mañana te llamaré a ver cómo
estás– Jaejoong asintió como lo haría un niño cuando su hermano mayor le
ordenara hacer algo. Bajó del auto y entró a su casa, no sin antes ver el
vehículo partir de su recinto. Decidió enviarle un mensaje de texto.
–Te amo–.
–Te amo igual, descansa, mañana
hablaremos.–
*~*~*
Si algo amaba Changmin era comer, él era
como un bote sin fondo, comía y no se llenaba jamás, pero si había algo que él
odiara más que una patada en el hígado o en las nueces, era que le despertaran
cuando él estaba durmiendo, en especial si lo estaba disfrutando como un helado
de chocolate con chispas de chocolates y sirope de chocolate. Su teléfono sonó,
era su “madre”.
–Hola
madre– saludó somnoliento.
–Hola
hijo, ¿cómo estás?–.
–Bien…– omitió el hecho de que quería
asesinarla por haberle despertado.
–Me
alegra mucho, hijo– sinceró –Yunho está internado en el hospital y se encuentra
grave de salud– él no dijo nada –Changmin…–
–¿Sí?–.
–¿No
dirás nada?–.
–¿Qué puedo
decir? No es como que las cosas fuesen a cambiar– dijo con crueldad no notorio
para la mujer.
–Lo
sé, pero es tu hermano– Changmin rodó los ojos.
–¿Desde cuándo está internado?– fingió interés.
–Desde
hace dos días–.
–Oh…–.
–¿Vendrás
a verlo, verdad?–.
–Sí–
mintió.
–Las
visitas son a las 4P.M.– cuando colgó, se echó a su cama una vez más con la
intención de volver a dormir, pero todo lo que hizo fue pensar en Jung Yunho.
Pensó una vez más en todo lo que había vivido, si él no lo habría vivido, tal
vez no le creería a quien le contara la historia, digna de una novela
dramática. Dedicar otro momento a indagar en ello, le llevó a pensar que las
cosas que hacía en esta vida, las pagabas en esta misma. Y eso iba a pasar exactamente
en el momento que debería ocurrir, y al parecer, el tiempo de Yunho para pagar,
había llegado. Eso le dejaba más en claro que no importaba que tan adinerado o “importante para la sociedad” eres, la
justicia llegaría en su momento. Si la madre de Yunho lo supiese ¿qué pensaría
de su ‘asombroso’ hijo? Él no se lo diría, no quería miradas de lástima.
Tal
cual había mentido, no iría y no lo había hecho, pero esas 20 llamadas perdidas
de la casa de los padres de Yunho, eran más que intensas y estaban
presionándole mucho para que fuera, sin contar las otra 20 que ya había
respondido con la excusa de la falta de tiempo gracias a la cantidad de trabajo
que había y luego, para sus supuestos lamentos, la hora de visitas había
pasado. Ese día, a la hora del almuerzo, recibió una llamada por parte de su
sobrina sin otro motivo que el pedirle que fuera a visitar a su padre, arguyendo
que él estaba muy triste y ella creía que si él, su tío, iba a verlo, se
animaría mucho y se recuperaría pronto.
Ese
día, dejó pronto el banco para sacarse el peso de encima y porque siendo
honestos, Changmin se sintió enternecido por lo que la niña había dicho.
–Changmin… viniste– dijo Yunho casi en un susurro cuando vio a la
persona, cuya vida hizo un infierno, entrar a la habitación de hospital. La
niña que también estaba ahí corrió a los brazos de su tío y lo abrazó con
euforia.
–Buenas tardes– saludó Changmin –¿Cómo te sientes?– preguntó como si
realmente estuviese interesado en saber, el teatro debía continuar.
–Mejor
que hace unos días– mintió, puesto que la verdad era que cada día se sentía
peor, pero no quería que su familia lo supiera y menos quien más le importaba,
Changmin. Tampoco quería sentirse más humillado.
–Es
bueno saberlo– también mintió, Yunho lo sabía y Changmin sabía que Yunho sabía.
¿Hasta
cuándo pretendían ellos continuar con esa farsa? Ese teatro de drama-ficción
que les había tomado diecinueve años llevar en sintonía. Ni ellos lo sabían.
Sólo la vida y el destino, eran conscientes de cuánto tiempo más duraría todo.
Sus vidas eran como un libro de odio, dolor, tristeza y sufrimiento que aún se
estaba escribiendo, donde el destino jugaba el papel de autor y ellos dos,
Yunho y Changmin, eran los personajes principales.
Un
destino-autor caprichoso que no se decidía a dar por terminada su historia, que
a pesar de los años y los cambios, continuaba haciendo al menor el prisionero
de esa bestia, bestia que ahora estaba herida. Un destino-autor que prefería
cagarse en la vida de ambos elegidos, porque incluso Yunho se sentía abatido,
por la culpa y el VIH.
Los
acompañantes sintieron la tensión, pero ninguno dijo nada. Ni si quiera
comprendían la razón de la presencia de la tensión. Changmin tomó las riendas
de las siguientes palabras que el destino pautaba para que fueran escuchadas
por los presentes.
–¿Qué
dicen los médicos?– preguntó, tal vez para saber, tal vez para hacer creer que
estaba preocupado o quizá para solo torturarlo un poco más.
–¡Que
estoy mejorando– otra mentira más. Toda su vida era una mentira, aparentando
ser perfecto y feliz, cuando realmente no lo es. Rodeado de personas que se
hacen pasar por sus amigos y no lo eran. Todo a su alrededor era una ilusión
que él mismo se había dedicado a construir.
Changmin lo dudó cuando vio la mirada de su madre y su esposa, que antes
habían hablado con el médico sin que Yunho lo supiera, pero decidió no
preguntar. Ya lo tenía entendido.
–Es
bueno saberlo– El menor sabía que Yunho mentía y a su vez sabía, que Yunho
sabía que Changmin lo sabía. Era un juego bastante interesante el que ellos dos
tenían, ambos mentían y ambos lo sabían, pero preferían actuar como si se
creyeran el uno al otro, sabiendo que nada era cierto. Lo más atrayente de todo,
era que ambos estaban conscientes de todo, pero se mantenían fingiendo creer lo
que el otro decía.
A
pesar de todo, su conexión era increíble. Ambos sabían qué pensaba el uno del
otro, cómo reaccionaría el otro, se supone que es el resultado de tanta
vida juntos, sin paz real.
–¡Tío!– llamó la nena. El adulto centró su atención en ella, quien hizo
un ademán indicándole que se agachara hasta su altura para ella poderle
susurrar algo al oído, a pesar de la petición, que le hizo enternecerse una vez
más, el asintió –ya volvemos– dijo la niña tomando de la mano a su tío para
salir de la habitación.
Compraron unas golosinas y chocolates. La pequeña decía, que eso
alegraría a su papá y sólo por no desilusionarla, Changmin compró todo lo que
ella eligió. Cuando regresaron, se notó que la puerta estaba un poco abierta y estando
justo a punto de entrar, escuchó una conversación entre su hermano y otro hombre, lo que le hizo detener toda acción.
–Él
ahora me odia más que a nada– afirmó el hospitalizado –quizás nunca debí
separarlos– se lamentó.
–Fue
lo mejor, aunque ninguno de los dos lo aceptara– ¿De qué hablarán? Se preguntó Changmin.
–Pero
ninguno de los dos fue feliz– agregó entristecido. Changmin le tapó la boca a
la niña que ahora traía en brazos y le hizo una señal para que no dijera nada,
ella asintió sin saber.
–Oh
vamos, Yunho; mira todo lo que tiene gracias a ti. ¡Hiciste lo mejor!
Mantenerlos juntos habría sido empeorar todo para ti y para mi– Changmin
conocía la voz de ese hombre, ¿dónde la había oído antes? Y a ciencia cierta,
esto era acerca de él.
–Changmin estaría feliz de verlo– el protagonista de la conversación,
pudo sentir el tono lleno de tristeza de quien estaba en cama.
–Sí,
pero ahora es imposible– dijo el otro hombre un poco molesto.
–Si
hubiese algo que yo pudiese hacer…– se lamentó.
–¡Pero
no lo hay!– negó exasperado de ver la manera tan débil, en la que ahora Yunho
estaba actuando. Por supuesto que le molestaba. –¡No es posible para Changmin y
Minho volverse a ver!– Todo lo que habían hecho para separarlos, no era momento
para lamentarse, ya era muy tarde –Si hace años los separamos, fue porque el
destino así lo quiso, ya no es posible ni redimible nuestro acto– Changmin se
quedó como estatua, “maldito destino”
susurró más tarde.
–Puedo
apostar que Minho también estaría contento– una vez más ese tono lleno de
arrepentimiento. “¿Puedo apostar que
Minho también estaría contento?” Pensó
Changmin, seguido de: “Pero… él está
muerto, ¿no?… Ellos están hablando de la posibilidad de que sentiría si estuviese
vivo… porque él está muerto ¿verdad?” Changmin comenzó a sentir nervios… su
sobrina aún lo estaba mirando, bastante preocupada por sus reacciones, sin
saber que hacer… sin entender…
–Tío…–
susurró.
–Shh–
la chitó.
–Sí
Yunho, estaría contento ¿Pero olvidas que está muerto?– el hombre afuera sintió
como un balde de agua helada le cayó encima y esa maldita presión en el pecho
–Y para Changmin lo está más– quien intentó procesar la información… “¿para mí lo está más?” susurró voz
vacía “¿qué quiso decir?”
–Yunho, debo irme– advirtió –Espero te recuperes– antes de que pudieran
descubrirle, se alejó un poco hacia el lado contrario de la salida del cuarto,
para pasar desapercibido. Escuchó la puerta cerrarse con firmeza y los pasos
pesados alejarse de ellos, comenzaba a temer y a enfurecerse, bajó a la niña y
entró a la habitación.
–¡Exijo una explicación, justo ahora Yunho!– ordenó, tan pronto entró
con voz demandante. Yunho lo miró impresionado, sin entender por qué hacía
tanto alarme, solo estaban ellos tres.
–¿Saber qué, Changmi?– el menor apretó los dientes.
–“Y para Changmin lo está más”– citó –¡¡¿A
qué se refiere ese bastardo con que para mí,
Minho está más muerto?!!– la niña se asustó cuando lo oyó gritar, era la
primera vez que lo veía así –¡¡Por un demonio Yunho, responde de una vez por
todas!!– lo agarró con brusquedad del cuello de la camisa de hospital, listo
para lanzarle el primer golpe sin importarle nada más.
–¡Tío,
no!– gritó la niña aterrorizada.
–Chagmin, cálmate– decía el mayor.
–¡No
Yunho, no voy a calmarme hasta que me digas!, ¡Hazlo, si no quieres que sea yo
quien te mate en este mismo instante!–.
–¡Tío,
suéltalo!– pidió con lágrimas en sus ojitos del temor, se abalanzó contra su
tío para que soltara a su padre. Ella no comprendía que ocurría, ni porqué él
hacía eso; comenzando a llorar y dejando
escapar uno que otro gemido, vio a su padre caer al otro lado de la cama, como
resultado del fuerte golpe que Changmin le había propinado.
Changmin salió corriendo en busca del hombre que ahora reconocía como
padre adoptivo de su hermano biológico. Esas palabras se reproducían en su
cabeza una y otra vez, y algo le decía que no era buena idea quedarse con la
duda que todo le provocaba. Ahora estaba angustiado. Changmin corría
despavorido ¿significaría eso que Minho estaba vivo? Quería creer.
–¡Mierda! ¡¿A dónde fue?!– la gente por los pasillos lo veía con
asombro, mientras que la enfermeras que le gritaban que dejara de correr en el
hospital, podía generar un accidente. Pero eso poco le importaba, debía
encontrarse con ese hombre. Si Minho estaba muero ¿Qué necesidad tenía de decir
eso? “para Changmin lo estaba más” Era
extraño, y el simplemente no confiaba en ninguno de los dos hombres, pero así
los moliera a golpe o les arrancara la piel a carne viva, descubriría la
verdad. Changmin había dicho “¡NO MÁS!” a su vida bañada en miseria y dolor.
Finalmente
lo vio, estaba caminando a la avenida para tomar un taxi seguramente, corrió
más fuerte, pero fue muy tarde, él se subió al taxi y arrancó. Trató de
perseguir el taxi, pero iba muy lejos ya y no tenía más fuerzas, se lanzó a la
acera cansado y frustrado. –¡NO, DEMONIOS!– se sentía impotente.
¿Y ahora qué?
*~*~*
¿Qué taal?~~ Espero les guste >___<
cofcof me gustan los comentarios cofcof
X'DDDD
X'DDDD
*~*Nota de Autora*~*
Son dos
cosas importantes de las que quiero hablar en esta Nota:
LA PRIMERA: GRACIAS
por haber esperado tanto tiempo, sé que dije que lo publicaría el 11 de marzo,
pero de verdad, muchas cosas ocurrieron. Tuve un bloqueo mental NADA NORMAL y
después de tenerlo todo escrito en mi cuaderno de fanfics, porque sí, tengo
uno, me entró la pereza para transcribirlo… soy un asco, lo sé, pero ¿qué tal?
ME DEDIQUÉ A HACERLO Y AQUÍ SE LOS TRAIGO. ;A; LO SIENTO MUCHO. Al principio serían solo tres
capítulos… pero… el capítulo 1 tomó 9.000 mil palabras… y está bien, eso
creo… El cap 2 tomó otras 9.000
palabras… Pero el cap tres… TOMÓ 16.MILL PALABRAS
.--------------. :pokerface: Así que tuve que dividirlo
en otros dos capítulos, dejando cuatro capítulos por total y ésta vez si serán
solo cuatro xDDDD lol, empecé en oneshot, luego twoshot, después que solo sería
threeshot y bueno xDD ahora sí, ya fue, solo cuatro caps. Así que, en dos
semanas (quizá menos~~) les subiré el cuarto y ÚLTIMO capítulo de este fanfic.
Que les dejo claro de una vez… tendrá una secuela n_nU ejejeje… (en la nota del
siguiente capítulo les diré por qué tendrá secuela COMO OTRO fanfic).
LA SEGUNDA COSA IMPORTANTE.: Para aquellos que no son de Venezuela, me encantaría dejarles acá como una especie de vocabulario e información referente a muchas cosas que dije en el cap.
Se las dejo por si realmente les interesa, cofcof me encantaría que sí porque me
dediqué a dejárselos allí cofcof ;AA;
Mini
Vocabulario~~ :’3
“Como Pedro por
su casa”: Es una expresión que usamos mucho en Venezuela, haciendo referencia a
la confianza y desvergonzada forma que una persona tendría al actuar de ciertas
formas.
Refrescos: Es la
manera en como en Venezuela nos referimos a las bebidas tipo: Coca-cola o
Pepsi-cola.
Linfoma No
Hodgkin (LNH): Es un cáncer que se genera, en la mayor parte de los casos, en
los ganglios. Si quieren interesarse más en ésta dura enfermedad cliquea aquí.
Médico Oncólogo:
Es el médico que se ha especializado para tratar el cáncer. Su especialidad se
llama “Oncología”.
Kindergarden: Sólo
por si no es obvio, quiere decir, “jardín de niños”.
Bandera de
Venezuela: Para verla imagen cliquea aquí. Para leer sobre su significado,
cliquea entonces aquí.
Escudo de
Venezuela: Para verla imagen cliquea aquí. Para leer sobre su significado,
cliquea entonces aquí.
Himno de
Venezuela: Para escucharlo, cliquea aquí. (awww lo amo tanto x'DD <3)
Vestimenta
tradicional de Venezuela: Hombres y mujeres Cliquea aquí. (Aww a poco no se ven adorables los niños *3* )
Araguaney: (Uno de los árboles más bellos EVER <3)
La Cachapa. Si hay algo delicioso en esta vida, ES LA CACHAPA *--¬*
xDDDD esta historia esta interesante.. de verdad ahora me quedo la DUDA DE MINHO Q LE PASO? aunq fue extraño leer q comieron cachapas xDDDD aunq ami no me gustan fui muy divertido ^__^ ya q no leo muchos fanfic con características de Venezuela..........
ResponderEliminarAsdasdasd<3 Gracias por leer!
EliminarEs que no lo pude evitar xDDDD Creo que es mi sueño eso de irme a vivir a japón y tener mi propio restaurante de comida venezolana *---¬* x'DDDD
Pero... ¿Leíste los primeros dos capítulos, verdad?
xDDD nunca pense en eso de un restaurante asi en japon muy buena tu idea..... xDD, si los lei ayer vi la publicación en el grupo... q me gusto tanto q se me olvido dejar un comentario en los cap anteriores ^___^u..., en serio pobre changmin pero Yunnie si lo quiere a su manera xDD
Eliminarlol ¿Eres de Venezuela?
EliminarMuchas gracias por prestarle atención a mi publicación solitaria ;AAAA;
<3
Y gracias por leerlo~~
si soy de Venezuela mas especifico Edo Nueva esparta Margarita
Eliminary espero pronto el proximo cap xDDD
Estuve diciendo "oh por dios" muchas veces cuando Jae pensó que Changmin se acostaba con otro xD
ResponderEliminar¡¡¡O SEA QUE MINHO PUEDE ESTAR VIVO!!! ;______; voy a llorar, que maldad les hicieron a esos pobres niños ;___;
Otra cosa que me encanto fue lo adorable y hermositos que demostraban su amor el uno al otro, morí de ternura *--------* awww.
Cada vez esta más bueno *0* estaré esperando el próximo cap, no tardes mucho en publicarlo ¬¬ hahahahaha <3
Bueno, si quieres saber si está o no, realmente vivo, debes leer el siguiente capítulo.
EliminarEstá bien, esta vez no me tomará cinco meses en actualizar~
Gracias por siempre apoyarme <3
Oh maaaaai god! *-* -corre en círculos por la emoción-
ResponderEliminarMINHO ESTÁ VIVO?!?! ya quiero saber ;-; me sigue dando lastima Yunho, aunque sea un malparido maldito, pero ACK u_u mi corazón de pollo D:
En este capitulo supe más de Venezuela haha :B me gusto mucho! esperaré pacientemente el capitulo 4 (FINAL D:)
-corre en círculos junto a ella-
EliminarNo lo sé, debes seguir leyendo para que te des cuenta de ello :'3 Sí, es lamentable que Yunho no haya sabido valorar a ese pequeño que poco a poco fue convirtiéndose en un hombre, ya sabes, cosechas lo que siembras y lamentablemente, Yunho no sembró lo más lindo en Changmin, ahora al parecer le toca "/.
Asdasdasd <3 Es que no puedo evitar amar a mi Venezuela hermosa <3 A pesar de las circunstancias y del desastre de gobierno que hay, pero bueno, es mi país <3 Y sí, finalmente será el cuarto capítulo xDDDDDDDDDDDd Esta vez si es en serio!!! jajaja.
Gracias Dongsaeng por tu apoyo <3, es muy importante para mi ;33;
<3
Tu unnie te ama mucho <3
:D gracias por este trabajo me gusto mucho en parte.
ResponderEliminar