sábado, 24 de agosto de 2013

Capítulo 3. El fin, es un inicio; sé feliz. Parte.1

*~*Nota de Autora*~*

Al final del capítulo dejaré una nota BASTANTE LARGA haciendo unas cuantas aclaraciones acerca del fanfic y de porqué tardé tanto en actualizar, que de verdad ME ENCANTARÍA que leyeran, ¿sí? Háganlo por favorsito ;__;

GRACIAS, espero les guste y puedan tomar lugar dentro de esta confusa y dramática historia, que no es la mejor que vayan a leer en su vida, pero me he esforzado mucho. ;~;

*~*~*






     Pronto el día de su cita llegó, era de mañana y se alistaba para ir al trabajo, tenía planeado salir temprano para disfrutar al máximo de su día con Kim Jaejoong, el lindo psicólogo que lo cautivó; por su sinceridad y la necesidad que éste poseía de ayudar a los demás.

     Primero saldría a comprar el regalo para Byul y luego iría por Jaejoong.

–Bien– dijo mirándose al espejo. –Dicen que la vida es como un espejo, si le sonríes, ella te regresa la sonrisa– acomodó su corbata mientras hablaba –Pues bien, sonreiré, así que espero de vuelta un buen día, eh.– observó su reflejo y se contempló por un instante, y entonces sonrió.

     Tomó su saco y salió de su departamento. Cuando iba camino a su automóvil, se encontró con algunos vecinos quienes le saludaban con una sonrisa grabada en su rostro y una que otra chica con un travieso sonrojo; él devolvía el gesto con educación y humilde elegancia, sacó su teléfono móvil para contactar a Jaejoong y pedirle que lo acompañara a buscar el regalo de su sobrina y luego ir a cenar juntos. Sin darse cuenta ya estaba frente a su auto y justo al abrir la puerta de éste, se escuchó la voz del rubio al otro lado de la línea, que para los oídos del moreno, eran dulce melodía.

     –¿Sí, diga?– el contador sonrió en una mezcla de diversión y ternura, que respondiera así quería decir que no prestó atención al número marcado en la pantalla de su aparato telefónico.

     –Buenos días, ¿es el restaurante Kimchi a domicilio?– decidió bromear – quisiera tres servicios especiales, por favor–  la reacción del otro chico fue obvia para Changmin.

     –¿Eh?– un poco de confusión –Está equivocado, señor– y antes de colgar alcanzó a escuchar.

     –Oh, ¿de verdad?... ¿tampoco es el restaurante de fideos italianos?– y no pudo evitar reír un poco. Jaejoong sintió algo extraño en ése tono de voz y pronto descubrió que le estaban jugando una broma.

     –Señor, no estoy para sus…– la estridente risa del bromista rellenó los oídos del mayor, quien inmediatamente la reconoció –¡Changmin, eres tú!– afirmó comenzando a reír ante su torpeza de no haberlo notado antes.

     –Jajajaja. Buenos días, ¿cómo estás?– preguntó entrando a su auto y cerrando la puerta.

     –Tonto, muy bien ¿y tú?– correspondió.

     –Pues bien, gracias– respondió aún con rastros de sonrisa por lo sucedido instantes antes.

     –He de alegrarme– confesó el otro.

     –Te llamo para saber si puedo pasar por ti a las 3:30pm– informó. El chico de cabello claro dudó un poco, recordando si no tenía algún compromiso pautado antes a esa hora y al encontrar una rotunda negativa, accedió –Perfecto, paso por ti a la fundación–.

     –Bien, ¿Pero por qué a ésa hora?– se supone que ellos cenarían, no que tomarían la hora del té juntos.

     –El cumpleaños de mi sobrina es mañana y no sé qué regalarle ¿te molestaría ayudarme?– preguntó, después de todo su amigo tenía más experiencia con niños que él.

     –Oh, claro que no– se sintió emocionado de ser elegido para algo así, porque eso significaba que Changmin había pensado en él.

     –Bien, nos vemos–.

     –Okey, cuídate Changmin– se despidieron.

     La llamada terminó, encendió su auto y condujo hasta el lugar donde trabaja, el banco. Hoy parecía que la vida de verdad le sonreía, se sentía en paz y en calma y hasta podía notar en todos, como sus sonrisas irradiaban en sus caras, llenando todo de cómodas sensaciones y cero estrés.

     Todo iba de viento en popa, nada podría acabar con su buen estado de ánimos ése día, todos a su alrededor lo notaban. Todos tenían la idea de que algo muy bueno le había pasado a su, para algunos jefe y para otros, colega; Changmin. Durante dos días había sido más amable y había sonreído más seguido, y era más conversador. No es que antes no lo fuera, sólo que el contador hablaba lo necesario y poco mantenía amistad con los demás, pero nunca había dejado la amabilidad y la educación de lado. Que fuera cerrado no le quitaba la calidad de persona que era ni lo profesional que era, tan sólo era callado y reservado, y muy pocas veces se le veía bromeando o incluso sonriendo. 

     Pero ése día había roto barredas y batido records, todos estaban sorprendidos ¿y por qué no decirlo? A gustos también estaban con eso. Aligeraba el ambiente, aunque Changmin no les trataba mal, su seriedad provocaba nerviosismo a las personas a su alrededor. Pronto el mediodía iba llegando a su fin y la hora de ir por Jaejoong se acercaba y eso lo hacía suspirar. Al tener al frente el momento de partir, avisó a todos que debía dejar el lugar antes, que se disculpaba pero que el compromiso era importante.

     Hecho lo dicho, fue en busca de su, por ahora, amigo. Iba pensando en qué cosas hacer, no creía que tomara mucho tiempo ir a escoger un regalo para Byul, llegó a la fundación en poco tiempo y lo llamó.

     –Estoy afuera, sal– del otro lado de la línea el psicólogo, sonriente había asentido con un “sí” audible.

*~*~*


     –¿Y qué tienes planeado comprarle?– preguntó intrigado, ya iban camino al centro comercial.

     –No estoy del todo seguro, ella tiene siete años– tenía sus manos al volante y la vista al frente, su acompañante lo observaba con fascinación.

     –¿Una muñeca?– interrogó. El otro negó.

     –El año pasado le di una– afirmó, girando el volante para doblar en una de las esquinas.

     –¿Un peluche?– cuestionó otra vez, buscando posibilidades. Changmin rio con discreción.

     –Le di uno cuando cumplió los cuatro años– resignado Jaejoong, arrugó la nariz en un gesto cómico que el menor al volante alcanzó a ver de soslayo, sonriendo ante el gesto adorable del muchacho a su lado.

     –Entonces esperemos. Cuando estemos en el centro comercial buscaremos una tienda de juguetes para niños– sugirió.

     –Está bien. ¿Cómo ha ido tu día?– inquirió con ganas de disfrutar de una amena conversación con su amigo. Además de que siempre se preocupaba por su bienestar.

     –Ha ido muy bien– respondió y luego agregó: –Una de las niñas entró en crisis depresiva, afortunadamente logramos calmarla–.

     –Me alegra oír que se haya calmado– sinceró el conductor.


*~*~*


     –Bien, ¿Por dónde empezamos?– preguntó dudoso. Estando ya en el centro comercial, mirando a Jaejoong, quien observaba hacia todos lados buscando una tienda de juguetes de niños.

     –Mira– señaló –allí hay una tienda de juguetes para niños– Changmin dejó a su vista ser guiada por la señalización de su, hasta ahora, amigo. Ambos se dirigieron hasta allí.

     Estando dentro de la tienda comenzaron a ver los juguetes. Había juguetes de todos tipos, tamaños y colores; para todas las edades y en precios, unos económicos y otros no tanto; algunos lucían mejores que otros. El interesado en conseguir prontamente uno,  tomó el primero que captó su atención; sintiéndose un poco dudoso decidió mostrárselo a su compañero, quien al verlo negó efusivamente. Tras un largo rato, Kim comprendió que Changmin, simplemente no tenía gusto para comprar obsequios para niños.

     Habían recorrido un montón de tiendas, por no decir todas. Ya eran las seis y media de la tarde y aún no tenían ningún presente electo, cansados de tanto caminar sin ningún resultado, decidieron sentarse en unas de las sillas que poseía el centro comercial para sus clientes.

     El castaño dejó caer su cuerpo pesadamente sobre la banqueta, al recargar su espalda al espaldar del asiento, dejó caer su cabeza hacia atrás para liberar estrés; suspiró pesadamente entonces. El chico de piel pálida observó todos sus movimientos con una sonrisa indescifrable.

     –Que cansino es escoger regalos– se quejó.

     –Lo es, un poco.– Afirmó. Changmin elevó su cabeza para mirar a Jaejoong y pudo ver en él rastros de cansancio también.

     –¿Quieres un helado?– preguntó, tenía la intención de brindarle el mejor. Su contrario asintió.

     –No estaría nada mal– agregó con una dulce sonrisa.

     Caminaron directo a la heladería que estaba por los alrededores, estaba a unos escasos metros de distancia. Tan sólo les tomó unos pocos minutos elegir el sabor que cada uno se comería y al salir de la heladería, decidieron caminar mientras se lo comían. En el tramo de su caminata, la atención del menor fue cautivada por algo realmente llamativo, en una tienda de objetos que lucían interesantes. Parecía ser una tienda de antigüedades y objetos no tan antiguos.

     Entraron a ella y Changmin se acercó hasta el objeto que capturó sin medidas su atención. Era una lámpara de color rosa pastel y celeste. La parte superior de ésta poseía agujeros en forma de estrellas y los tamaños de las mismas, eran desiguales; unas más grandes que otras. El objetivo de los agujeros en forma de estrellas no era otro, sino el que cuando la lámpara fuese encendida, dejara ver figuras de estrellas reflejadas en el lugar donde se encontraba, la lamparilla aparentemente gozaba también de la función de poder girar, permitiéndole a las figurillas recorrer toda las extremidades de la habitación donde sería puesta en función.

     –Jae, ¿Qué piensas de ésta?– le preguntó mirándola con mucho interés.

     –Es muy hermosa– aseguró con sinceridad.

     –Ella se llama Byul– el psicólogo miró con fascinación lo oportuno y significativo que sería obsequiarle a su sobrina una lámpara como ésa. –Listo, ésta será– afirmó con mucha seguridad el más alto.

     Ambos partieron de la tienda con mucha satisfacción. Y en efecto, a la niña le gustaría, la amaría, honestamente. Todo regalo proveniente de su tío, ella lo atesoraba y de modo que a ella le gustaban mucho las estrellas ya que su nombre ‘Byul’, posee el significado de “estrella” en coreano, éste sería su regalo perfecto sin lugar a dudas.

     –Seguro que sí le gustará– comentó Jaejoong.

     –Eso espero– dijo con una gran sonrisa. –Tomemos algo, muero de sed– su amigo lo miró sorprendido, no hacía más de media hora que habían comido helado. Pero aceptó para complacerlo. Estuvieron caminando un largo rato buscando por el mejor lugar para tomar algo y en medio de su caminata se acercaron al área de los cines y el castaño tuvo una mejor idea. –¿Quieres ver una película?– lo invitó. El rubio lo pensó, al Changmin ver su gesto dudoso le insistió –¡Vamos, será divertido!– aseguró el menor.

     –Está bien– aceptó el mayor con una dulce sonrisa.

     Kim había conocido muchos aspectos del importante Jung Changmin que antes no conocía, podía haberlo llegado a sorprender. Él era muy serio la mayor parte del tiempo, pero podía sonreír como si fuera un niño, Kim percibía esa esencia por su parte. Para Jaejoong, Changmin era como un niño que se esconde tras la fachada de un adulto muy serio, que lo hacía inconscientemente.

     –¿Cuál quieres ver?– interrogó el moreno, quería hacerlo sentir cómodo. Ambos estaban ya en la cola de espera para pedir sus boletos de entrada.

     –La que sea está bien– afirmó. Sólo quería ver complacido a su amigo.

     –¿Qué te parece ‘Los Vengadores’?– sugirió con una mirada extremadamente ilusionada.

     –Me parece bien– el hombre de tez pálida pudo jurar que casi vio a Changmin saltar de alegría.

     Compraron los boletos, palomitas de maíz, refrescos y una que otras pocas golosinas. El rubio estaba impresionado ante esa faceta del hombre que le gustaba. Siempre se habían reunido con otros amigos, se juntaban con la intención de tomarse unos tragos y conversar un rato, pasar el momento de una manera distinta y agradable. Pero en ninguna de las veces anteriores, Changmin se había mostrado como lo estaba haciendo en ese momento. Lo observaba con un interés especial.

     El moreno, que era unos años menor que el rubio, se reía y se impresionaba, también se concentraba tanto en la función, que ni siquiera se percataba de la intensa mirada que el mayor dirigía hacia él.

     Por error ambos quisieron tomar un puñado de palomitas al mismo tiempo y sus manos chocaron. Cuando sintieron el tacto del otro, se alertaron y se miraron al instante. Jaejoong sonrió nerviosamente y el otro apartó la mirada rápidamente y le ofreció el envase –Ten, tómalas tú primero– el mayor aceptó sonrojado.

     –Gracias–.

     La película finalizó y al salir de la sala, el más alto no paraba de hablar sobre lo asombrosa que había sido, lo mucho que la había disfrutado y sobre el hambre que ahora tenía. Sonrió alegremente, había sido un día muy excepcional y especial, lo había disfrutado mucho.

     El psicólogo comenzó a reír con muchas ganas, su amigo no había parado de comer durante toda la función ¿y tenía tanta hambre? Todo eso sin contar las veces que había comido helado, golosinas y tomado jugos antes de entrar al área de cines. Él era en definitiva como un dinosaurio sin fondo. ¿A dónde se iba toda esa comida? Porque vaya que estaba en forma.

     El hambriento se sentó en unas bancas que habían a los alrededores, dejando caer su cabeza hacia atrás simulando cansancio y sobando su estómago dejando ver el hambre que traía. Jaejoong se sentó a su lado viendo como su dramatismo era más intenso al pasar de los segundos, sonreía ante su comportamiento.

     El dinosaurio sin fondo miró su reloj y se dio cuenta de que eran las 9:00pm. Así que era hora de comer después de todo y recordó que la salida se ése día era originalmente una cena con el psicólogo.

     –Jae…– llamó de manera calmada.

     –¿Hmm?– giró su rostro hacia Changmin.

     –¿No tienes hambre?– preguntó serio –porque yo sí– aseguró cambiando su expresión a una más dramática –vayamos a comer– pidió con la expresión anteriormente nombrada –además, hoy saldríamos a comer ¿lo olvidas?– preguntó.

     –No, no lo he olvidado– respondió el otro sonriendo dulcemente. El más alto juró que pudo morir ante ese gesto.

     –Entonces vayamos– se levantó rápidamente tomando de la mano al castaño, invitándolo a levantarse también, cosa que hizo al sentir el jalón por parte del menor para así evitar aterrizar en el piso.

      –¡Changmin no corras, harás que caigamos al piso!– pidió. El nombrado corría para llegar a su auto. Quería llevarlo a comer a su restaurante favorito de comida Venezolana.

     –¿No has probado la comida Venezolana?– preguntó estando ya dentro de su carro. El copiloto negó y el moreno lo miró como si hubiese cometido el pecado más terrible de su vida –¡¡No sabes lo que has hecho!!– Afirmó encendiendo su auto –¡es deliciosa, es exquisita, te encantará. ¡Ellos trabajan todo el día y ofrecen todo tipo de comida venezolana; lo que ellos acostumbran a desayunar, lo ofrecen por las mañanas; lo que suelen almorzar, lo sirven al mediodía y lo que acostumbran a cenar también! ¡Es comida verdaderamente deliciosa!–.

     Jaejoong lo observaba sorprendido, la manera en la que su amigo se expresaba de aquellos alimentos provocaba en él ternura incomparable y un gran interés en probar aquellas comidas.

     Una vez en el restaurante, Changmin entró como Pedro por su casa* y saludó a algunos meseros, eso le hizo ver a Jaejoong que el invitante era muy frecuente en el lugar. El recinto comedor tenía una decoración peculiar y muy llamativa, eso la hacía más hermosa.

     El moreno guió al rubio hasta su mesa favorita y lo invitó a sentarse, también pudo notar como el muchacho de estatura más baja estaba cautivado por la decoración.

     Las paredes se encontraban pintadas en dos colores a la mitad, la parte superior era totalmente blanca y la parte inferior estaba pintada de marrón crema bastante claro y justo en la división de ambos colores, había una cinta tricolor que recorría elegantemente toda la extensión de las paredes. Los colores en la cinta eran amarillo, azul y rojo; en ése orden respectivo y tenía también agrupaciones de ocho estrellas, y entre cada grupo de las mismas había un espacio que separaba uno del otro. Changmin le explicó a Jaejoong que era esa la bandera de Venezuela. El nuevo comensal del restaurante estaba asombrado y le gustaba todo, era bastante cálido y acogedor.

     En un extremo un poco alejado de donde ellos se hallaban, con mucho orgullo, tenían colgado, una pintura del escudo y justo a un lado, un texto, explicando que significado poseía éste; haciendo lo mismo con la bandera y tenían también un cuadro más grande con el himno nacional de dicho país, con un texto traducido al coreano justo al lado. Tanto era su orgullo, que exponían también la vestimenta tradicional del país suramericano.

     Jaejoong se vio embelesado por el cantar de los unos pájaros, el moreno notó que su amigo buscaba de dónde provenía dicho sonido.

     –Jae, mira; allá están– le señaló con su dedo índice donde se encontraban las aves.
     –Son hermosas, ¿qué son?– preguntó intrigado, observándolos con su vista maravillada. Los pájaros eran de color amarillo intenso y negro.

     –Se llaman Turpiales– respondió con una cálida sonrisa –Es el animal nacional de Venezuela– agregó con aires de sabiduría.

     –Son hermosos– volteó, para ver a quien más le gustaba en su vida.

     –Sí, lo son– sonrió.

     El mesero llegó para tomar sus órdenes, pero habían estado tan concentrados detallando el sitio que habían olvidado elegir lo que comerían, en cada mesa, tenían un pequeño y delicado florero, donde había una flor hermosa y tierna flor, llamada Orquídea, que era también, la flor nacional del país.

     –¿Qué van a comer?– preguntó un muchacho con ojos claramente rasgados.

     –Oh, aún no hemos decidido– dijo Changmin, el mesero dijo que regresaría cuando estuviesen listos –Y bien, ¿qué te provoca?– le preguntó dirigiendo su vista hacia él.

     –Ehm… yo no sé qué pedir, nunca he comido comida venezolana– dijo un poco ofendido.

     –¿Quieres que pida algo por ti?–.

     –¿Qué pedirás tú? –.

     –Un platillo que ellos acostumbran a cenar, se llama Cachapa– respondió con simpleza, Jaejoong puso una cara cómica cuando escuchó el nombre, era muy raro para él.

     –Oh… ¿y cómo es?– preguntó otra vez. Changmin buscó la imagen impresa en el menú, cada platillo nombrado en la lista, tenía además del costo, una imagen justo al lado que mostraba qué era con exactitud y cuan exquisito éste lucía.

     –Es ésta– señaló. Se veía realmente apetitosa –puedes pedirla con jamón y queso, o con carne o pollo tal vez, como te guste más– explicó.

     –¿Cómo la pedirás tú?– preguntó otra vez, el moreno rio internamente de ternura –la quiero como tú vayas a comerla– dijo al fin.

     –Serán dos de carne mechada, entonces. ¿Qué quieres para beber? Tienen jugos naturales y refrescos; los jugos naturales son deliciosos, yo tomaré jugo de naranja–.

     –Hmm… creo que quiero lo mismo–.

     –Está bien–.


*~*~*


     –¡¡Está delicioso!!– decía con sinceridad el psicólogo.

     –Lo sé, la comida venezolana es muy deliciosa– alegó Changmin.

     –Lo es– aseguró.

     –Me alegra que te gustara– comentó con una grata sonrisa –cada semana tienen menús distintos–.

     –¿Por qué?–.

     –Una vez pregunté al dueño y me dijo que se debía a que hacer todos los diferentes tipos de comida era dificultoso y que hacer unos una semana y otros, otra, era más cómodo para ellos– informó.

     –Wooah– expresó, esperaba regresar a comer allí.

     Ambos terminaron de comer y se quedaron un rato hablando hasta que el bancario tuvo una idea. Pagó el monto de lo que habían consumido e invitó a su acompañante a seguirlo. Jaejoong creyó que se irían, pero la puerta que Changmin cruzó los llevó a otro lado, era como un patio trasero, el castaño abrió sus ojos en impresión, eso era realmente fanscinante, el espacio estaba repleto de árboles, sus hojas eran amarillas.

     –¿Qué es este lugar?– preguntó con mucho interés y agrado, el escenario era realmente hermoso.

     –Es mi parte favorita del restaurante– la posición en la que todos los árboles  habían sido sembrados, hacían un círculo y en el centro de éste círculo formado por esos hermosos macizos amarillos, había una especie de pequeña plaza con una fuente con muchas luces pequeñas colgando. Alrededor de la fuente, con al menos tres metros de distancia, había asientos en forma de bancos, para que los clientes se sentaran encarando al monumento. Jaejoong no paraba de observar todo con embeleso evidente.

     –¿Qué árbol es este?– preguntó Jaejoong encantado, era un lugar casi mágico. Changmin miró al otro y pudo casi ver su mirada ilusionada.

     –Se llama Araguaney y como todo aquí, es el árbol nacional de Venezuela–.

     –¡¡Es hermoso!!– dijo, acercándose a la elegante fuente. Pudiendo notar como  había hojas caídas sobre el agua de la fuente, tomando una para detallarla con interés profundo, sentándose en el borde de la fuente. El moreno de acercó a él un poco inseguro.

     –Jae…– llamó lentamente, el nombrado dirigió toda su atención a él –¿Sabes Jae…?– buscó dentro de su vocabulario mental las palabras adecuadas –hace mucho estuve pensando en lo mucho que me gusta alguien– la mirada de Jae se iluminó, era incluso más brillosa que la de antes –y quería saber si debería confesarle mis sentimientos ¿tú qué me dices?– el rostro de Jaejoong se  ensombreció creyó que sería él, pero por las últimas palabras de Changmin descartó esa anhelada posibilidad. Con mucha dificultad, tratando de sonreír le respondió:

     –Si realmente sientes algo por esa persona, deberías decírselo– llevó su vista al agua que caía de la fuente y se percató de las hojas amarillentas que estaban siendo arrastradas por el paso del viento, viento que en ese momento soltó a hacerse notar moviendo con fuerza y agresividad, los no tan largos cabellos del psicólogo, tenía ahora un fuerte dolor en su pecho. Apretó sus ojos mientras que su ahora amor imposible no lo veía y al tiempo que el silencio se instalaba entre ambos, sintió un abrazo por parte de su amigo y con susurros a la punta de su oreja le decía:

     –Te amo, ¿quieres compartir tus días conmigo?– Jaejoong abrió sus ojos de par en par. Giró con rapidez su cabeza para observar con detenimiento la sonriente cara del dueño de sus suspiros y pensamientos, intentando asimilar lo que había escuchado.

     –¿Qué dices?– dijo en voz baja. ¿Era eso verdad? Changmin lo miró enternecido.

     –¿Quieres ser mi novio? Te amo, Jaejoong– confesó besando su frente, anonadado continuaba el mayor.

     –¿Lo dices en serio?– quiso profundizar en la mirada del menor – creí que…– lo detuvo.

     –¿Qué era otra persona, verdad?– sonrió –Jae, te amo desde hace demasiado tiempo y sé, que tú a mí también– lo abrazó protectoramente. Jaejoong bajó la vista un poco sonrojado y luego tuvo una duda…

     –¿Y si lo sabías por qué tardaste tanto?–.

     –Porque debía estar seguro de todo– y eso incluía que Yunho no lo molestara más, el de piel blanca sonrió.

     –Sí, sí quiero ser tu novio– Changmin sonrió y besó la frente de su ahora novio, con mucho cariño.

*~*~*



     –¿Estás seguro que no quieres venir conmigo?– interrogó, buscando en el armario la camisa que debería usar esa noche.

     –Sí, además hoy tengo guardia y debo pasar la noche en la fundación– respondió su novio al otro lado de la línea. No quería ir porque Jung Yunho no era de su agrado y estaba casi cien por ciento seguro que él tampoco era la monedita de oro que atraía al mayor de los Jung, el accionista más importante de uno de los bancos más renombrados.

     –Bueno, está bien. Cuídate ¿sí?– pidió con dulzura Changmin.

     –Okey, te amo– le dijo para despedirse.

     –Te amo igual– colgó la llamada. Quitó el teléfono móvil de su oreja y lo metió en su bolsillo, continuando con su búsqueda por conseguir la camisa perfecta, hasta que por fin la encontró. Terminó de vestirse, se perfumó, tomó el regalo de su sobrina, sus llaves y partió a casa de “sus padres”.

      Una vez en dicho lugar, se encontró con uno que otro conocido y muchos niños, divisó a la niña que amaba en demasía y se dirigió hasta ella.

     –Hola Changmin, que alegría verte– como odiaba esa voz, bufó.

     –Hola Yunho– se giró a él y trató de sonreír, había muchos presentes.

     –Creí que ya no vendrías– se acercó a Changmin para abrazarlo, gesto que habría evitado de no ser por oír la voz de su madre.

     –Changmin, querido, llegaste– abrazó a Yunho y tan pronto como pudo se soltó del agarre.

    –Hola madre, es que tenía unas cuantas cosas que hacer antes de venir– se acercó a ella y la besó con cariño en la mejilla. Vaya que ella no era su madre real, pero después de tantos años las personas despiertan cariño por quienes les han rodeado siempre, así que sin poder evitarlo, despertó un fuerte cariño por esa mujer. Se separó para dirigirse a la cumpleañera, quien lo vio ir hasta ella y corrió en dirección a donde él estaba.

     –¡¡Tío!!– exclamó con mucha emoción, vaya que ésa niña lo amaba.

     –¿Cómo está mi pequeña?– preguntó con mucho amor. Changmin amaba a esa niña en grandes cantidades, aunque fuera la hija de Yunho. Él la había visto nacer y la había amado desde el momento que comenzó a crecer, además de que ella no tenía conocimiento de todo lo que su padre había hecho, así que en otras palabras, ella no tenía culpa de lo que su padre le hizo a Changmin y éste, estaba consciente de eso. Quizás fue la ausencia de la figura infantil lo que le hizo amarla, o fue tal vez, que la niña desde un principio sintió un apego por él y él no se lo negó nunca, forjando un lazo familiar no-real entre ambos, pero muy real para la pequeña.

     –¡¡Feliz de que estés aquí!!– respondió con la misma alegría con la que había corrido hasta él.

     –¡¿De verdad?!– preguntó haciéndose parecer sorprendido. La niña hizo un puchero de enojo.

      –¡¿Y lo dudas tío?!– Byul se cruzó de brazos. Su tío río y la abrazó, cargándola.

     –Sólo bromeaba, aquí está tu regalo– se lo entregó mientras la tenía alzada. Ella lo tomó con mucho cariño y lo abrazó a la altura de su cuello.

     –¡Gracias, es el mejor regalo de todos!– exclamó con mucha seguridad eufórica. Él la miró con sorpresa y picardía.

     –¿Y cómo sabes que es el mejor si aún no lo has visto?–.

     –Es el mejor porque me lo regalaste tú– le mostró aquella inmensa sonrisa que valía mil quilates de oro para él. Para la pequeña, después de sus padres, su tío lo era todo; seguido de sus abuelos. Changmin rio sintiéndose alagado, le dio un beso en la cabeza y acarició por encima de sus cabellos, un instante luego la bajó y ella corrió a mostrárselo a su mamá.

     –Gracias por eso– dijo Yunho con sinceridad, quien se había acercado segundos antes y observó todo, el más alto endureció su expresión.

     –No lo hice por ti, no te hagas ilusiones– afirmó con voz ruda, sin siquiera mirarlo y se alejó de él.

     La pequeña fiesta de cumpleaños transcurrió normal, como cualquier otra fiesta de niños; hubo golosinas, juegos, música, regalos y fotos. ¡Changmin odiaba las fotos! Pero a pesar de eso, se tomó una que otra donde aparecía muy cerca de Yunho, ya que él siempre buscaba la manera de acercársele.

     –¿Ya cenaste?– le preguntó a Jaejoong, con quien comenzaba a tener una conversación a través de teléfono, allá, en la terraza de la casa de sus padres.

     –No, aún no. ¿Y tú, amor?– respondió con simpleza.

     –He comido algunas golosinas y dulces, comeré algo mejor cuando llegue a mi casa– le hizo saber, desde el día de ayer que iniciaron oficialmente su noviazgo no habían estado juntos y lo extrañaba.

     –Oh, no te vayas muy tarde a tu casa, ¿sí?– pidió, él también extrañaba a su moreno.

     –Está bien y...–

     –¿Podrías dejar de huir de mí?– se vio interrumpido por la aparición mágica de Yunho, arruinando mágicamente el momento. Changmin cortó la llamada abruptamente y apagó el teléfono guardándolo en su bolsillo. Luego le diría a Jaejoong que su teléfono se había apagado repentinamente.

     –¿Qué demonios quieres?– preguntó cortante y se volteó para verlo con fastidio y rabia, no había nadie cerca, así que podría simplemente ser él.

     –Hablar con mi hermano menor– la malicia se sintió en su gruesa voz y el hermano menor no lo dejó pasar, lo notó con facilidad.

     –Tú y yo no tenemos nada de qué hablar– le dirigió una mirada penetrante.

     –Que no se te olvide Minnie, que todo lo que tienes, te lo di yo– lo atacó con sus palabras, el otro sintió nauseas.

     –Que no se te olvide Jung, que de no ser por Minho, yo no habría aceptado vivir contigo– contraatacó, dándole donde más le dolía. Changmin sabía que Yunho siempre había sentido celos de su verdadero hermano y aunque sabía que la mitad de lo que tenía, lo tenía porque Yunho se lo dio; fue más por el fallecido que se esforzó dando todo de sí y más, para poder ser él quien se encargara de su hermano; pero no dejaba pasar por encima el hecho de que podía dar en donde más le dolía.

     Changmin caminó para dejar la terraza y le pasó por un lado, pero Yunho lo detuvo del brazo y se defendió:

     –Aun así, mi dinero te sacó de la calle– palabras crueles.

     –No Yunho...– Volteó para verlo con una odiosa y pesada mirada –mi esfuerzo y mi tolerancia para contigo, lo hizo– se soltó bruscamente y partió, dejándolo atrás.

     Tomó la decisión de dejar la fiesta alegando que se sentía mal y que era mejor dormir, por lo que se retiró. Maldecía todos los días de su vida haber conocido a Yunho, a ése hombre que aún dentro de su miseria personal, era capaz de ser igual de despiadado, teniendo en mente el pensamiento de destruirlo más. Pero ya lo hecho y ocurrido, ocurrido y hecho estaba, no había vuelta atrás, ahora sencillamente debía continuar porque sí.

         Al llegar a su auto la tristeza hacía mella en su pecho, esa odiosa presión que había olvidado por poco tiempo, regresaba. Entre sus pensamientos divisó su casa como la guarida a la que acudía cuando huía de la realidad, pero para ése momento, ni ese lugar era seguro; estaba repleto de soledad, ésta vez no podía, ni quería, ir hasta allí. No había vida allí, el lugar estaba lleno de objetos inanimados, inmóviles, muertos... muertos como su hermano. Lo que Changmin necesitaba y él lo reconocía, porque era cierto que lo sabía... sabía que necesitaba algo que le llenara de vida, de alegría, que le hiciera sentir "lo bonito de vivir", ése “la vida vale la pena aunque duela”... y en ése punto entraba Jaejoong, ése papel lo jugaba aquél rubio castaño teñido, aquél chico pálido, aquél del cual se había enamorado, aquél que era ahora su novio, porque comprendía que él MERECÍA ser feliz.

     Sin dudarlo más comenzó a manejar hacia la fundación, donde sabía lo encontraría. Sacó tu teléfono móvil, lo encendió y marcó el código numérico que se sabía de memoria, repico una… dos… tres… cuatro veces y…

     –¿Hola?– se escuchó su voz agitada.

     –Jae…– murmuró –¿ya cenaste, Jae?– preguntó.

     –No, aún no…– respondió, sintiéndose un poco extrañado por la llamada –¿Y tú?... ¿Ocurrió algo? ¿Por qué colgaste así de pronto?–.

     –Tampoco, voy camino a la fundación– respondió la primera pregunta, ignorando por completo las últimas.

     –Pero…–

     –Llevaré comida venezolana– aseguró, para evitar que hiciera más preguntas.

     –¡Está bien!– aceptó inmediatamente.

*~*~*


     –¿Por qué viniste?– Changmin lo abrazó en ese momento, necesitado de afecto, de calor, de sentimiento… necesitado de amor… verdadero y sincero amor…

     –Quería verte– lo pegó mucho más a su pecho, la verdad era que no quería despegarse de ese abrazo… se sentiría desprotegido y frágil. El mayor sólo respondía su abrazo sonriendo y sintiéndose especial. Sintió también, más presión que venía de los brazos de su novio. Changmin por su parte se sintió reconfortado y protegido, seguro… amado.

     –Changmin… me estás asustando– comenzaba a preocuparse, esa unión de brazos despedía aires pocos alegres –¿estás bien?– fue entonces cuando sonrió y se apartó de su amado, un poco más seguro.

     –Sí– su sonrisa era ahora resplandeciente, estaba sonriendo brillantemente, acariciando la cara de su novio y lo invitó a comer.

     Para fortuna de ambos, una vez el psicólogo hizo su última revisión por todas las habitaciones, para cerciorarse de que todo se encontrara en perfecto orden, pudieron hablar tranquilos y con mucha libertad; cobijados por el manto de esa noche poco nublada, pudieron expandir sus lazos amorosos, regalándose de tanto en tanto besos con sabor a amor y sonrisas llenas de alegrías. Poco a poco y sin notarlo con certeza, Changmin pudo liberar completamente el dolor que traía consigo, permitiéndole el paso a la tranquilidad que la voz y el cariño de Jaejoong le regalaba, la madrugada entró y revistió el ambiente de frías y envolventes brisas, y sin quererlo tuvieron que separarse. Aunque el día que comenzaba era domingo ambos debían descansar. Eran conocedores de que exigirle a sus cuerpos más de lo que éstos podían dar, era una especie de masoquismo y era además, lastimarse.

     –Descansa mucho– le dijo despidiéndolo en la puerta de su carro. Le dio un tímido beso en sus sabios secos.

     –Está bien, te llamaré luego. Te amo– se despidió.

     –Yo te amo igual, Changmin– vio el auto arrancar y agitó su mano en despedida.

*~*~*


     El ambiente dentro de la discoteca era agradable. Nadie interrumpía la intimidad de nadie, todos dentro de sus mundos y lo demás simplemente no existía y era lo que al menos le gustaba. Era libre de, sin deberle explicaciones a nadie, había crecido y tenía la edad suficiente como para gobernar su vida, ya que Yunho simplemente no podía hacer más.

     Junsu había llegado a Japón hacía apenas unos pocos días y habían elegido esa noche para ir a divertirse entre amigos. Changmin, Jaejoong, Junsu y Yoochun, el novio de Junsu. Ese cuarteto reía y comentaban acerca de muchas cosas. Para Junsu no era un secreto que su primo y su amigo estaban de novios, ambos se lo habían contado.

     –¿Quieres ir a bailar?– le prepuso a su novio, quien con un poco de vergüenza aceptó. La realidad era que ninguno de los dos bailaba mal, al principio se sintieron un poco cohibidos, pero unas pocas canciones después, ambos se soltaron y disfrutaban de ese compartir e ir y venir de sus cuerpos, al ritmo de la música. Ellos reían, se susurraban cosas al oído, se guiñaban un ojo y se daban todas las expresiones de cariño que pudieran pensar en ese momento.

     Junsu los observaba desde la mesa donde estaba con su novio, la enorme sonrisa que mostraba al momento de mirarlos no tenía comparación.

     –¿Por qué sonríes de manera especial cuando miras a esos dos? Me pondré celoso– comentó con un puchero Yoochun, demostrando un tono de broma. Él sabía que Jaejoong era su primo y Changmin su mejor amigo. Junsu lo observó con una sonrisa pícara, riendo por lo bajito.

     –No sabes lo feliz que estoy por esos dos. Sólo dos personas que sienten en carne viva lo que el sufrimiento es, pueden llegar a entenderse perfectamente– confesó con mucha seguridad, dejándole ver con claridad a su novio, que ellos dos, habían sufrido tanto que sería increíble.

     Y es que era verdad… una persona no sabe lo que se siente la mordedura de un gato, si no lo ha mordido alguno, no importa que tanto intente imaginarlo o escuche cómo se siente, nunca sabrá exactamente que siente hasta que lo experimenta.

     Nadie sabe lo que es sufrir a grandes escalas si no ha sufrido con intensidad. Jaejoong era parte de ese porcentaje que sobrevivió al cáncer, si no creen en los milagros, es mejor que sí, porque Jaejoong había sobrevivido al cáncer No Hodgkin*, era él claramente un milagro.

     Por esa razón desde joven decidió ser psicólogo. Nació en él la necesidad de alentar a las personas que pasan por momentos difíciles. ¿Por qué psicólogo y no médico oncólogo? ¡Porque odiaba las agujas y tener que ver sangre! Desarrolló un pequeño trauma hacia los objetos finos, largos y afilados que penetran la piel y chupaban la sangre. Eso le impediría concentrarse. Por otro lado, él necesito de ayuda psicológica para tener fuerzas y ánimos de enfrentar la situación en la que se encontró envuelto de niño, así que encontró la psicología como su destino y manera de dar gracias a la vida por una oportunidad más de vivir.

     Aunque Jaejoong y Changmin no sabían muchas cosas referentes a su pasado, se complementaban. Era algo que en definitiva provenía de su alma y que los unía a través de su amor.

      El novio de Junsu los miró a los dos que venían ya camino a la mesa. Venían riendo, tratando de analizar las miradas de los mismos. El más bajo se desvió y se alejó del moreno.

     –¿A dónde fue Jae?– preguntó Junsu.

     –Fue al     baño– Changmin se sentó para descansar de tanto bailar. Agarró la bebida de su amigo y se la tomó completa sin dudarlo dos veces.

     –¡¡Heeey!!! ¡Es la mía!– reclamó infantil. Dejó la botella vacía en la mesa, mientras se secaba los labios con su mano y comenzó a reír –¡Debes ir a comprar otras entonces!–

     –Ahh, no quiero– dijo con voz tranquila –ve tú–.

     –¡¡¿Yo?!! ¡¡Pero si tú te tomaste la mía!!–.

     –Pero tú eres genial y quieres mucho a tu amigo– comenzaron a discutir tontamente sobre quién traería la bebida. Y así estuvieron por un largo rato.

     –Eres un chico malo– le reprochó Kim una vez más.

     –Arhg, ¡ya basta!– dijo el pelinegro novio de Junsu, cansado de oír su infantil discusión –yo iré, dejen de pelear– parecían cual niños de kindergarden.

     –¿De verdad?– preguntó impresionado, a lo que el otro asintió levantándose de su asiento –Les doy mi bendición entonces– queriendo decir que les daba la bendición para casarse por el simple hecho de que le fuese a buscar la cerveza..

     Yoochun fue en busca de las bebidas, Changmin sonrió como niño victorioso que gana una partida, en la cual el premio será una tarde gratis en los vídeos juegos y Junsu le dedicó malos ojos, pero luego se echaron a reír ambos.

     –Changmin… ¿Yunho que ha dicho de tu relación con Jaejoong?– preguntó, aprovechando el corto tiempo que tendría para saber respecto a eso.

     –Él aún no lo sabe y podrá decir lo que quiera– cambió su expresión de alegría a una sería –¿Por qué siempre tienes que preguntarme por él? ¿Qué no entiendes que el sólo oír su nombre me revuelve todo?– su amigo se sintió un poco culpable cuando escuchó la afligida afirmación.

     –Lo siento Minnie– bajó la vista entristecido, luego la levantó y le dijo: Me siento preocupado de que él aún pueda hacerte algo– el otro lo miró con llamas en sus ojos, llamas ardientes en odio e incomodidad, y entonces dijo las palabras que el primo de su novio había querido ocultar.

     –¿Preocupado de que él aún me violara?– dijo sin tapujos y con amargura, rio con ironía.

     –Changmin… no lo digas así…–

     –¿Por qué? Si era lo que ocurría siempre, Junsu. ¿De qué sirve esconder las palabras ahora? ¡Es lo que ha sido mi vida siempre!– ambos sabían que no era un lamento, ni autocompasión, aunque sonara como tal– estaba alterándose, Junsu si bien se sentía culpable, tampoco le parecía correcto que su amigo se alterara de esa forma en un lugar como en el que ellos estaban. Solamente se sentía preocupado por él.

     –Chagmin, está bien, comprendí. Lamento haberte hablado de eso–. Se disculpó sinceramente, pero el nombrado había sentido que el otro lo había hecho solo por obligación.

     –¡No!– negó con un poco de ira– ¿Quieres saberlo? Bueno, lo harás. No, Junsu; no he tenido sexo con él desde que contrajo sida– Junsu no sabía que Yunho padecía de alguna enfermedad y mucho menos esa. –No, porque el muy maldito me dijo que se apiadó de mí y que lo menos que quería era contagiarme y por si fuera poco, me dijo que me daba el permiso de estar con alguien. ¡Maldita sea, Junsu. ¿Estás satisfecho?!– Junsu golpeó el pecho de Changmin no muy fuerte.

     –¡Reacciona, Changmin, que estamos en un lugar público para que hables tan duro!– el agredido le dio un manotón para que le soltara, puesto a que Junsu se había quedado con la mano en el cuello de su sobretodo negro y se sentó con un bufido.

     Poco tiempo después Jaejoong regresó y se sentó junto a ellos, Junsu se levantó y fue tras su pareja, que aún no había llegado. El castaño claro presenció parte de la discusión sin que los otros dos lo notaran pero no entendía muy bien ya que no escuchó perfecto, eso de que Changmin se acostaba con alguien no le gustó mucho y definitivamente no era él, porque apenas tenían unas semanas de novios y no se habían acostado aún.

     –¿Ocurrió algo?– preguntó inocentemente, con la intención de ver si Changmin diría algo.

     –No– respondió muy serio y a los oídos de su novio, sonó cortante y no fue algo que le gustara precisamente.

     –¿Estás seguro? Porque parece como si Junsu se hubiese…– quiso decir: “se hubiese ido molesto”, pero el menor de ambos lo cortó bruscamente.

     –Te dije que no, Jaejoong– y esta vez sí fue tajante y al nombrado anteriormente le había dolido su respuesta

     –¡Bien!– sonó serio y se puso de pie, comenzando a caminar lejos de su novio, directo a la salida.

     –¡Por un demonio!– dijo con la frustración a flor de piel. ¿Qué no podían sólo no preguntar nada? Fue tras él, sus pasos eran fuertes, rápidos y seguros. Cuando terminó de salir, vio a Jaejoong en la avenida esperando un taxi, corrió hasta él y justo cuando estuvo a punto de detener a uno, lo tomó de la mano que había alzado.

     –¿Pero qué…?– volteó a ver quién era el que había tenido tal atrevimiento de cogerle la mano de esa manera, halándolo hacia la acera –¡Déjame!– exigió, se soltó violentamente y giró a él para verlo con el ceño fruncido.

     –¿Qué demonios ocurre contigo?– se sentía lo suficientemente exasperado como para preguntárselo en un tono claramente irritado. Kim Jaejoong rio con sarcasmo.

     –¿De verdad me lo preguntas?– rodó los ojos irónicamente, se dio la vuelta y caminó de nuevo a la avenida, Changmin caminó más aprisa y se detuvo justo frente a él.

     –¿Por qué actúas así de pronto, Jae?– bajó la tonalidad a una más tranquila, comprendió que con Jaejoong no funcionaba el enojo, además de que realmente quería comprender que pasaba con él.

     –¿Por qué actúo así?– preguntó socarronamente una vez más – ¡No lo sé! ¿Por qué crees tú?– alzó un poco la voz.

     –Si lo supiera no estaría preguntándote– obvió.

     –Bueno, quizá deberías ser más inteligente y adivinarlo– quiso dar la vuelta para irse otra vez, pero su novio lo detuvo por tercera vez.

     –Vamos Jae, dime por qué te enojaste tan de pronto– casi rogó.

     –¿Por qué?– preguntó con sorna –¡Si no tienes la confianza suficiente para decirle a tu novio porqué discutiste con tu mejor amigo, entonces, es mejor para mi irme!– y Changmin creyó entender.

     –Jaejoong, no es que no tenga confianza, es que no quería hablar de eso– afirmó.

     –Oh, claro, supongo que no querías decirme que te acuestas con otro– le escupió de sopetón.

     –¡¿Qué yo qué?!– se sorprendió –¿De qué carajos hablas?–

     –No lo sé, quizá debas preguntarle a Junsu, quizá él pueda decirte con quien te acostabas, o te acuestas aún– Changmin se dio cuenta de que había escuchado si no toda la discusión, parte de ella.

     –¡No me acuesto con nadie!– se defendió.

     –Junsu parecía muy interesado en saberlo– el moreno no podía creer que su novio le dijera eso.

     –Demonios, Jae, no me acuesto con nadie– le aseguró.

     –No lo sé, no me importa saberlo, me voy a casa–.

     –No… espera… yo te llevo– sería lo mejor, porque esa noche no llegarían a nada.

     –No gracias, así no te quito tiempo para que vayas a acostarte con otro u otra– eso hirió el orgullo de Changmin.

     –¡Maldición Jaejoong! ¡No me acuesto con nadie!– lo tomó de la mano y lo arrastró hacia su auto que no estaba muy lejos de allí.

     –¡Suéltame, Changmin!– todos los miraban.

     –Si lo que quieres es irte, pues bien, ¡yo te llevo!– abrió la puerta del copiloto de su auto y lo empujó allí con brusquedad.

     –Bien–. Solo por la vergüenza de que todos los que estaban afuera en ese momento los vieron, se quedó, cerró la puerta y se dejó llevar.

     El camino estaba siendo silencioso, Jaejoong le pidió que dejaran las ventanas abiertas y no hacía más que mirar por ésta, mientras que Changmin tenía la vista puesta en la carretera y con una de sus manos golpeteaba ansiosamente el volante. Cuando llegaron a la casa del hombre pálido, el moreno se estacionó frente a la misma y al ver como se bajaba sin decir nada más, lo llamó casi sumiso.

     –Jae…– detuvo sus movimientos y en completo mutismo esperó lo que el otro tendría para decir –Yo… yo no me acuesto con nadie– confirmó –solía hacerlo. No porque quisiera, estaba obligado a hacerlo– Changmin no creyó nunca confesarlo una vez más, al menos no a Jaejoong, quien no quiso creer que podría ser lo que todo el mundo se negaría a pensar.

     –¿Qu-qué quieres decir?– preguntó temeroso de encontrarse con la realidad.

     –Quiero decir que fui violado constantemente– dijo de una vez, sin mirar atrás, ni titubeos, era la mejor manera de salir de ello lo antes posible. Jaejoong abrió sus ojos de impresión y su pecho dolió de culpabilidad.

     –Yo… yo no sabía, no quise…– buscaba la mejor manera de disculparse.

     –Lo sé– sonrió melancólicamente.

     –De verdad lo lamento Changmin… yo no quise… soy un idiota, lo siento– seguía buscando la mejor manera de disculparse. Sí que se sentía como un completo idiota, ¿cómo había podido desconfiar del hombre que amaba? Que idiota Kim Jaejoong.

      –No todos saben eso, así que está bien, ¿sí?– intentó calmar la preocupación evidente de su pareja.

      –De verdad yo…– el menor tomó una bocana de aire y luego la dejó salir, tomó su cara con dulzura y acarició una de sus mejillas con delicadeza, el psicólogo tenía los ojos cristalizados de lágrimas.

      –Jae, ya todo está bien, ¿okey?– sonrió para tranquilizarle –Si yo hubiese oído que tú te acostabas con alguien, me habría puesto igual de enojado, así que está bien– y besó sus labios temblorosos –así que ahora entra y ve a dormir. Ya mañana te llamaré a ver cómo estás– Jaejoong asintió como lo haría un niño cuando su hermano mayor le ordenara hacer algo. Bajó del auto y entró a su casa, no sin antes ver el vehículo partir de su recinto. Decidió enviarle un mensaje de texto.

     –Te amo–.

     –Te amo igual, descansa, mañana hablaremos.–


*~*~*


     Si algo amaba Changmin era comer, él era como un bote sin fondo, comía y no se llenaba jamás, pero si había algo que él odiara más que una patada en el hígado o en las nueces, era que le despertaran cuando él estaba durmiendo, en especial si lo estaba disfrutando como un helado de chocolate con chispas de chocolates y sirope de chocolate. Su teléfono sonó, era su “madre”.

     –Hola madre– saludó somnoliento.

     –Hola hijo, ¿cómo estás?–.

     –Bien…– omitió el hecho de que quería asesinarla por haberle despertado.

     –Me alegra mucho, hijo– sinceró –Yunho está internado en el hospital y se encuentra grave de salud– él no dijo nada –Changmin…–

     –¿Sí?–.

     –¿No dirás nada?–.

     –¿Qué puedo decir? No es como que las cosas fuesen a cambiar– dijo con crueldad no notorio para la mujer.

     –Lo sé, pero es tu hermano– Changmin rodó los ojos.

     –¿Desde cuándo está internado?– fingió interés.

     –Desde hace dos días–.

     –Oh…–.

     –¿Vendrás a verlo, verdad?–.

     –Sí– mintió.

     –Las visitas son a las 4P.M.– cuando colgó, se echó a su cama una vez más con la intención de volver a dormir, pero todo lo que hizo fue pensar en Jung Yunho. Pensó una vez más en todo lo que había vivido, si él no lo habría vivido, tal vez no le creería a quien le contara la historia, digna de una novela dramática. Dedicar otro momento a indagar en ello, le llevó a pensar que las cosas que hacía en esta vida, las pagabas en esta misma. Y eso iba a pasar exactamente en el momento que debería ocurrir, y al parecer, el tiempo de Yunho para pagar, había llegado. Eso le dejaba más en claro que no importaba que tan adinerado o “importante para la sociedad” eres, la justicia llegaría en su momento. Si la madre de Yunho lo supiese ¿qué pensaría de su ‘asombroso’ hijo? Él no se lo diría, no quería miradas de lástima.

     Tal cual había mentido, no iría y no lo había hecho, pero esas 20 llamadas perdidas de la casa de los padres de Yunho, eran más que intensas y estaban presionándole mucho para que fuera, sin contar las otra 20 que ya había respondido con la excusa de la falta de tiempo gracias a la cantidad de trabajo que había y luego, para sus supuestos lamentos, la hora de visitas había pasado. Ese día, a la hora del almuerzo, recibió una llamada por parte de su sobrina sin otro motivo que el pedirle que fuera a visitar a su padre, arguyendo que él estaba muy triste y ella creía que si él, su tío, iba a verlo, se animaría mucho y se recuperaría pronto.

     Ese día, dejó pronto el banco para sacarse el peso de encima y porque siendo honestos, Changmin se sintió enternecido por lo que la niña había dicho.

     –Changmin… viniste– dijo Yunho casi en un susurro cuando vio a la persona, cuya vida hizo un infierno, entrar a la habitación de hospital. La niña que también estaba ahí corrió a los brazos de su tío y lo abrazó con euforia.

     –Buenas tardes– saludó Changmin –¿Cómo te sientes?– preguntó como si realmente estuviese interesado en saber, el teatro debía continuar.

     –Mejor que hace unos días– mintió, puesto que la verdad era que cada día se sentía peor, pero no quería que su familia lo supiera y menos quien más le importaba, Changmin. Tampoco quería sentirse más humillado.

     –Es bueno saberlo– también mintió, Yunho lo sabía y Changmin sabía que Yunho sabía.
     ¿Hasta cuándo pretendían ellos continuar con esa farsa? Ese teatro de drama-ficción que les había tomado diecinueve años llevar en sintonía. Ni ellos lo sabían. Sólo la vida y el destino, eran conscientes de cuánto tiempo más duraría todo. Sus vidas eran como un libro de odio, dolor, tristeza y sufrimiento que aún se estaba escribiendo, donde el destino jugaba el papel de autor y ellos dos, Yunho y Changmin, eran los personajes principales.

     Un destino-autor caprichoso que no se decidía a dar por terminada su historia, que a pesar de los años y los cambios, continuaba haciendo al menor el prisionero de esa bestia, bestia que ahora estaba herida. Un destino-autor que prefería cagarse en la vida de ambos elegidos, porque incluso Yunho se sentía abatido, por la culpa y el VIH.

    Los acompañantes sintieron la tensión, pero ninguno dijo nada. Ni si quiera comprendían la razón de la presencia de la tensión. Changmin tomó las riendas de las siguientes palabras que el destino pautaba para que fueran escuchadas por los presentes.

     –¿Qué dicen los médicos?– preguntó, tal vez para saber, tal vez para hacer creer que estaba preocupado o quizá para solo torturarlo un poco más.

     –¡Que estoy mejorando– otra mentira más. Toda su vida era una mentira, aparentando ser perfecto y feliz, cuando realmente no lo es. Rodeado de personas que se hacen pasar por sus amigos y no lo eran. Todo a su alrededor era una ilusión que él mismo se  había dedicado a construir.

     Changmin lo dudó cuando vio la mirada de su madre y su esposa, que antes habían hablado con el médico sin que Yunho lo supiera, pero decidió no preguntar. Ya lo tenía entendido.

     –Es bueno saberlo– El menor sabía que Yunho mentía y a su vez sabía, que Yunho sabía que Changmin lo sabía. Era un juego bastante interesante el que ellos dos tenían, ambos mentían y ambos lo sabían, pero preferían actuar como si se creyeran el uno al otro, sabiendo que nada era cierto. Lo más atrayente de todo, era que ambos estaban conscientes de todo, pero se mantenían fingiendo creer lo que el otro decía.

     A pesar de todo, su conexión era increíble. Ambos sabían qué pensaba el uno del otro, cómo reaccionaría el otro, se supone que es el resultado de tanta vida  juntos, sin paz real.

     –¡Tío!– llamó la nena. El adulto centró su atención en ella, quien hizo un ademán indicándole que se agachara hasta su altura para ella poderle susurrar algo al oído, a pesar de la petición, que le hizo enternecerse una vez más, el asintió –ya volvemos– dijo la niña tomando de la mano a su tío para salir de la habitación.

     Compraron unas golosinas y chocolates. La pequeña decía, que eso alegraría a su papá y sólo por no desilusionarla, Changmin compró todo lo que ella eligió. Cuando regresaron, se notó que la puerta estaba un poco abierta y estando justo a punto de entrar, escuchó una conversación entre su hermano y otro hombre, lo que le hizo detener toda acción.

     –Él ahora me odia más que a nada– afirmó el hospitalizado –quizás nunca debí separarlos– se lamentó.

     –Fue lo mejor, aunque ninguno de los dos lo aceptara– ¿De qué hablarán? Se preguntó Changmin.

     –Pero ninguno de los dos fue feliz– agregó entristecido. Changmin le tapó la boca a la niña que ahora traía en brazos y le hizo una señal para que no dijera nada, ella asintió sin saber.

     –Oh vamos, Yunho; mira todo lo que tiene gracias a ti. ¡Hiciste lo mejor! Mantenerlos juntos habría sido empeorar todo para ti y para mi– Changmin conocía la voz de ese hombre, ¿dónde la había oído antes? Y a ciencia cierta, esto era acerca de él.

     –Changmin estaría feliz de verlo– el protagonista de la conversación, pudo sentir el tono lleno de tristeza de quien estaba en cama.

     –Sí, pero ahora es imposible– dijo el otro hombre un poco molesto.

     –Si hubiese algo que yo pudiese hacer…– se lamentó.

     –¡Pero no lo hay!– negó exasperado de ver la manera tan débil, en la que ahora Yunho estaba actuando. Por supuesto que le molestaba. –¡No es posible para Changmin y Minho volverse a ver!– Todo lo que habían hecho para separarlos, no era momento para lamentarse, ya era muy tarde –Si hace años los separamos, fue porque el destino así lo quiso, ya no es posible ni redimible nuestro acto– Changmin se quedó como estatua, “maldito destino” susurró más tarde.

     –Puedo apostar que Minho también estaría contento– una vez más ese tono lleno de arrepentimiento. “¿Puedo apostar que Minho también estaría contento?”  Pensó Changmin, seguido de: “Pero… él está muerto, ¿no?… Ellos están hablando de la posibilidad de que sentiría si estuviese vivo… porque él está muerto ¿verdad?” Changmin comenzó a sentir nervios… su sobrina aún lo estaba mirando, bastante preocupada por sus reacciones, sin saber que hacer… sin entender…

     –Tío…– susurró.

     –Shh– la chitó.

     –Sí Yunho, estaría contento ¿Pero olvidas que está muerto?– el hombre afuera sintió como un balde de agua helada le cayó encima y esa maldita presión en el pecho –Y para Changmin lo está más– quien intentó procesar la información… “¿para mí lo está más?” susurró voz vacía “¿qué quiso decir?”

     –Yunho, debo irme– advirtió –Espero te recuperes– antes de que pudieran descubrirle, se alejó un poco hacia el lado contrario de la salida del cuarto, para pasar desapercibido. Escuchó la puerta cerrarse con firmeza y los pasos pesados alejarse de ellos, comenzaba a temer y a enfurecerse, bajó a la niña y entró a la habitación.

     –¡Exijo una explicación, justo ahora Yunho!– ordenó, tan pronto entró con voz demandante. Yunho lo miró impresionado, sin entender por qué hacía tanto alarme, solo estaban ellos tres.

     –¿Saber qué, Changmi?– el menor apretó los dientes.

     –“Y para Changmin lo está más”– citó –¡¡¿A qué se refiere ese bastardo con que para mí,  Minho está más muerto?!!– la niña se asustó cuando lo oyó gritar, era la primera vez que lo veía así –¡¡Por un demonio Yunho, responde de una vez por todas!!– lo agarró con brusquedad del cuello de la camisa de hospital, listo para lanzarle el primer golpe sin importarle nada más.

     –¡Tío, no!– gritó la niña aterrorizada.

     –Chagmin, cálmate– decía el mayor.

     –¡No Yunho, no voy a calmarme hasta que me digas!, ¡Hazlo, si no quieres que sea yo quien te mate en este mismo instante!–.

     –¡Tío, suéltalo!– pidió con lágrimas en sus ojitos del temor, se abalanzó contra su tío para que soltara a su padre. Ella no comprendía que ocurría, ni porqué él hacía eso;  comenzando a llorar y dejando escapar uno que otro gemido, vio a su padre caer al otro lado de la cama, como resultado del fuerte golpe que Changmin le había propinado.

    Changmin salió corriendo en busca del hombre que ahora reconocía como padre adoptivo de su hermano biológico. Esas palabras se reproducían en su cabeza una y otra vez, y algo le decía que no era buena idea quedarse con la duda que todo le provocaba. Ahora estaba angustiado. Changmin corría despavorido ¿significaría eso que Minho estaba vivo? Quería creer.

     –¡Mierda! ¡¿A dónde fue?!– la gente por los pasillos lo veía con asombro, mientras que la enfermeras que le gritaban que dejara de correr en el hospital, podía generar un accidente. Pero eso poco le importaba, debía encontrarse con ese hombre. Si Minho estaba muero ¿Qué necesidad tenía de decir eso? “para Changmin lo estaba más” Era extraño, y el simplemente no confiaba en ninguno de los dos hombres, pero así los moliera a golpe o les arrancara la piel a carne viva, descubriría la verdad. Changmin había dicho “¡NO MÁS!” a su vida bañada en miseria y dolor.

     Finalmente lo vio, estaba caminando a la avenida para tomar un taxi seguramente, corrió más fuerte, pero fue muy tarde, él se subió al taxi y arrancó. Trató de perseguir el taxi, pero iba muy lejos ya y no tenía más fuerzas, se lanzó a la acera cansado y frustrado. –¡NO, DEMONIOS!– se sentía impotente.

     ¿Y ahora qué? 




                                                           





*~*~*
¿Qué taal?~~ Espero les guste >___<
cofcof me gustan los comentarios cofcof
X'DDDD


*~*Nota de Autora*~*

Son dos cosas importantes de las que quiero hablar en esta Nota: 

LA PRIMERA: GRACIAS por haber esperado tanto tiempo, sé que dije que lo publicaría el 11 de marzo, pero de verdad, muchas cosas ocurrieron. Tuve un bloqueo mental NADA NORMAL y después de tenerlo todo escrito en mi cuaderno de fanfics, porque sí, tengo uno, me entró la pereza para transcribirlo… soy un asco, lo sé, pero ¿qué tal? ME DEDIQUÉ A HACERLO Y AQUÍ SE LOS TRAIGO. ;A; LO SIENTO MUCHO. Al principio serían solo tres capítulos… pero… el capítulo 1 tomó 9.000 mil palabras… y está bien, eso creo…  El cap 2 tomó otras 9.000 palabras… Pero el cap tres… TOMÓ 16.MILL PALABRAS
 .--------------. :pokerface: Así que tuve que dividirlo en otros dos capítulos, dejando cuatro capítulos por total y ésta vez si serán solo cuatro xDDDD lol, empecé en oneshot, luego twoshot, después que solo sería threeshot y bueno xDD ahora sí, ya fue, solo cuatro caps. Así que, en dos semanas (quizá menos~~) les subiré el cuarto y ÚLTIMO capítulo de este fanfic. Que les dejo claro de una vez… tendrá una secuela n_nU ejejeje… (en la nota del siguiente capítulo les diré por qué tendrá secuela COMO OTRO fanfic).


LA SEGUNDA COSA IMPORTANTE.: 
Para aquellos que no son de Venezuela, me encantaría dejarles acá como una especie de vocabulario e información referente a muchas cosas que dije en el cap.
Se las dejo por si realmente les interesa, cofcof me encantaría que sí porque me dediqué a dejárselos allí cofcof ;AA;

Mini Vocabulario~~ :’3

     “Como Pedro por su casa”: Es una expresión que usamos mucho en Venezuela, haciendo referencia a la confianza y desvergonzada forma que una persona tendría al actuar de ciertas formas.

     Refrescos: Es la manera en como en Venezuela nos referimos a las bebidas tipo: Coca-cola o Pepsi-cola.

     Linfoma No Hodgkin (LNH): Es un cáncer que se genera, en la mayor parte de los casos, en los ganglios. Si quieren interesarse más en ésta dura enfermedad cliquea aquí.

     Médico Oncólogo: Es el médico que se ha especializado para tratar el cáncer. Su especialidad se llama “Oncología”.

     Kindergarden: Sólo por si no es obvio, quiere decir, “jardín de niños”.

     Bandera de Venezuela: Para verla imagen cliquea aquí. Para leer sobre su significado, cliquea entonces aquí.

     Escudo de Venezuela: Para verla imagen cliquea aquí. Para leer sobre su significado, cliquea entonces aquí.

     Himno de Venezuela: Para escucharlo, cliquea aquí. (awww lo amo tanto x'DD <3)

     Vestimenta tradicional de Venezuela: Hombres y mujeres Cliquea aquí. (Aww a poco no se ven adorables los niños *3* )

     Araguaney: (Uno de los árboles más bellos EVER <3)

     Turpial


     La Cachapa. Si hay algo delicioso en esta vida, ES LA CACHAPA *--¬*

10 comentarios:

  1. xDDDD esta historia esta interesante.. de verdad ahora me quedo la DUDA DE MINHO Q LE PASO? aunq fue extraño leer q comieron cachapas xDDDD aunq ami no me gustan fui muy divertido ^__^ ya q no leo muchos fanfic con características de Venezuela..........

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    1. Asdasdasd<3 Gracias por leer!
      Es que no lo pude evitar xDDDD Creo que es mi sueño eso de irme a vivir a japón y tener mi propio restaurante de comida venezolana *---¬* x'DDDD

      Pero... ¿Leíste los primeros dos capítulos, verdad?

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    2. xDDD nunca pense en eso de un restaurante asi en japon muy buena tu idea..... xDD, si los lei ayer vi la publicación en el grupo... q me gusto tanto q se me olvido dejar un comentario en los cap anteriores ^___^u..., en serio pobre changmin pero Yunnie si lo quiere a su manera xDD

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    3. lol ¿Eres de Venezuela?
      Muchas gracias por prestarle atención a mi publicación solitaria ;AAAA;
      <3
      Y gracias por leerlo~~

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    4. si soy de Venezuela mas especifico Edo Nueva esparta Margarita

      y espero pronto el proximo cap xDDD

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  2. Estuve diciendo "oh por dios" muchas veces cuando Jae pensó que Changmin se acostaba con otro xD
    ¡¡¡O SEA QUE MINHO PUEDE ESTAR VIVO!!! ;______; voy a llorar, que maldad les hicieron a esos pobres niños ;___;
    Otra cosa que me encanto fue lo adorable y hermositos que demostraban su amor el uno al otro, morí de ternura *--------* awww.

    Cada vez esta más bueno *0* estaré esperando el próximo cap, no tardes mucho en publicarlo ¬¬ hahahahaha <3

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    1. Bueno, si quieres saber si está o no, realmente vivo, debes leer el siguiente capítulo.
      Está bien, esta vez no me tomará cinco meses en actualizar~

      Gracias por siempre apoyarme <3

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  3. Oh maaaaai god! *-* -corre en círculos por la emoción-
    MINHO ESTÁ VIVO?!?! ya quiero saber ;-; me sigue dando lastima Yunho, aunque sea un malparido maldito, pero ACK u_u mi corazón de pollo D:

    En este capitulo supe más de Venezuela haha :B me gusto mucho! esperaré pacientemente el capitulo 4 (FINAL D:)

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    1. -corre en círculos junto a ella-
      No lo sé, debes seguir leyendo para que te des cuenta de ello :'3 Sí, es lamentable que Yunho no haya sabido valorar a ese pequeño que poco a poco fue convirtiéndose en un hombre, ya sabes, cosechas lo que siembras y lamentablemente, Yunho no sembró lo más lindo en Changmin, ahora al parecer le toca "/.


      Asdasdasd <3 Es que no puedo evitar amar a mi Venezuela hermosa <3 A pesar de las circunstancias y del desastre de gobierno que hay, pero bueno, es mi país <3 Y sí, finalmente será el cuarto capítulo xDDDDDDDDDDDd Esta vez si es en serio!!! jajaja.

      Gracias Dongsaeng por tu apoyo <3, es muy importante para mi ;33;
      <3

      Tu unnie te ama mucho <3

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  4. :D gracias por este trabajo me gusto mucho en parte.

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