Autor: Sansa Sagara.
El mago de la felicidad.
El mago de la felicidad.
Había
una vez un hombre como tantos otros en estos tiempos: cargado de pesares.
Su
tristeza era más larga que la noche y más fuerte que el sueño porque nada lo
adormecía.
Su
pobreza económica no era nada, comparada con la de su soledad.
“Mi
angustia me sobreabunda y me sobrepasa”, pensaba. Tan deprimido estaba que
pidió ayuda a las fuerzas del más allá.
Se
cuenta que un ángel se le apareció vestido con un traje negro, sombrero de
copa, clavel rojo en el ojal y guantes blancos, como un mago, cuando acudió en su ayuda.
¿La
razón de su vestimenta? Aquél hombre creía en los magos, en una ocasión que
vio a uno sacar de un sombrero igual al del ángel un reloj de oro, un conejo y
un número de lotería, que resultó ser el ganador de una inmensa fortuna.
Era en lo único misterioso que podía llegar a creer, en magos vestidos de frac con una
elegancia especial.
Así,
con golpes de suerte, el ángel se encontró con él en una taberna, llena de humo
y sombras, en una mesa pegada a la pared.
–Bueno,
ya me conoces– le dijo el ángel –creo que puedo sacar de mi sombrero todo lo
que necesitas, para curarte de ese montón de sufrimientos–.
–No, no te conozco– protestó el hombre triste. –¿Quién eres?–.
–Soy
tu felicidad, si sabes escoger entre dos propuestas que te voy a hacer, escucha. Primera: que te deposite mucho dinero en una cuenta en el banco a tu
nombre, que tu esposa e hijos regresen a ti llenos de amor y la recuperación de
tu salud, con la condición de que trabajes en tu interior y reconozcas
verdaderamente quién eres; de no hacerlo así perderás todo de nuevo –.
–¿Cómo?– protestó el hombre –Si me das todo eso que me dices ¡yo tendría la felicidad!–
–¿De
veras? Mejor escucha la segunda– continuó el ángel –Me comprometo a darte el
conocimiento de quién eres; tendrás la felicidad que nace del espíritu y tu
trabajo sería recuperar tu fortuna, reconquistar a tus seres queridos y
recobrar tu salud, ¿Cuál de las dos escoges?–.
–No
sé qué responder– contestó atónito el hombre.
–Yo
soy mago, puedo darte una de las dos… piénsalo bien y luego responde –.
Y
el mago se desvaneció, ante la mirada perpleja de aquel hombre.
Espero les Guste
con mucho cariño Sansa Sagara.
Espero les Guste
con mucho cariño Sansa Sagara.
Creo que yo como él, escogería la segunda.
ResponderEliminarTendría el conocimiento y podría luchar por lo que quiero. ='3
Sansaaa, me gustó mucho, gracias por compartirlo~ <3
que habrá escogido??
ResponderEliminarNadie nos da algo solo por dárnoslo,siempre querrá algo a cambio.DIOS al darnos vida nos pide que la VIVAMOS,que no la desperdiciemos ,solo tenemos una sola.
Gracias :D Odette, siempre encantado de compartir contigo y con todos.
Interesante. Me gusto mucho, es una muy buena reflexión. Esta muy genial ^^
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